Comunales | Iglesia de la Santa Cruz

Obras para preservar la memoria

Declarada sitio histórico en 2007 por la Ciudad, la Parroquia de la Santa Cruz está en obras para preservar su lozanía. Con fondos del gobierno nacional, se encara la refacción de la iglesia inaugurada en 1894. El templo católico es uno de los sitios emblemáticos de la historia de terror que atravesó nuestro país en los setenta, asolado por el terrorismo de estado. Buenos Aires, 9 de junio de 2014. El fundador de la orden de los pasionistas era genovés. Pablo Danei, llamado posteriormente Pablo de la Cruz, nació en Genova de 1694. Fundó la congregación de los Misioneros Pasionistas en 1720. Pero en nuestro país, los pasionistas estuvieron en sus inicios estrechamente vinculados a la comunidad de residentes irlandeses.

Era 1881, cuando el 12 de setiembre, la Comunidad Pasionista adquirió el terreno para la iglesia en la manzana llamada entonces de la Caridad (Gral. Urquiza, Estados Unidos, Carlos Calvo y 24 de Noviembre), el nuevo predio se encontraba a 35 minutos de caminata del centro de la ciudad.

Allí, el 6 de enero de 1883, se abrió al público una capilla de madera y zinc, pequeña, casi perdida en la inmensidad del campo. Esta capilla fue el centro para los irlandeses que habitaban Buenos Aires y sus alrededores.

En la década del 70 en Argentina, época marcada por la dictadura militar, la presencia de los Pasionistas es reconocida particularmente por el compromiso con la defensa de la vida y los derechos humanos. Esta iglesia participó activamente en el movimiento anti terrorismo de estado de la década de los 70 en Argentina. En sus salones se llevaban a cabo reuniones de familiares de desaparecidos en busca de justicia y verdad.

Allí se perpetró uno de los episodios más siniestros del régimen militar, cuando un 8 de diciembre de 1977 fueron secuestrados 9 familiares -entre ellos la monja francesa Alice Domon, las madres Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco- y dos días después la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor y la religiosa Léonie Duquet.

Alfredo Astiz, por entonces teniente naval, fue el protagonista principal del nefasto hecho, al infiltrarse entre los familiares con el pretexto de tener un hermano desaparecido. De ese modo recolectó la información para que la patota militar se llevara a los nueve familiares que habían sido marcados con un beso por el genocida.

Los secuestrados fueron trasladados y torturados en la Escuela de Mecánica de la Armada y arrojados al mar con vida, en los conocidos "vuelos de la muerte". Sus restos aparecieron en las costas bonaerenses a los pocos días. Cinco de ellos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 2005, luego de ser encontrados en el cementerio de General Lavalle como NN. Ahora los cuerpos de Ángela Auad, María Eugenia Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga y Léonie Duquet están sepultados en la Iglesia Santa Cruz.

El templo tiene tres naves, la central con una bóveda ojival y dos laterales más angostas. Su estilo es gótico normando. Los vitrales fueron fabricados en Dublín, Irlanda, y donados por miembros de la colectividad irlandesa en Argentina. La iglesia tiene uno de los mejores órganos de Buenos Aires, lo que ha permitido que allí se realizaran importantes conciertos.

Las obras de refacción del templo que se proyectan para los próximos meses, posibilitarán la puesta en valor de uno de los sitios históricos más emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires.

Norberto Alonso

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