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La crisis que se quiere ignorar

Cada 28 de enero se celebra a nivel mundial el Día de la Acción frente al Calentamiento Global, también llamado Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de Dióxido de Carbono. Al igual que otras efemérides semejantes, este día fue creado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el fin de crear conciencia y sensibilizar a la humanidad sobre el cambio climático y los impactos ambientales que ocasiona. Se busca con esto promover políticas y acciones que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, impulsen la sostenibilidad y protejan el medio ambiente. Buenos Aires, 7 de enero de 2025. El incremento de las temperaturas sobre la superficie del globo terrestre se ve acelerado a raíz de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) originadas por la actividad humana, aunque algunos políticos prefieran negarlo. Es por esto que es sumamente importante que nos replanteemos y fomentemos las acciones que otorgan beneficios al cuidado ambiental. La fecha fue establecida hace 50 años y en estas cinco décadas no hemos reducido la problemática, sino que la situación se ha agravado de forma cada vez más veloz. Ni siquiera el confinamiento causado por el Covid-19 generó una reducción significativa del CO2 generado.

El efecto invernadero es un fenómeno natural que se produce porque los gases contenidos en la atmósfera no dejan salir al espacio la energía que emite la Tierra cuando se calienta con la radiación proveniente del Sol. El CO2 no es el único gas de efecto invernadero que contribuye a la problemática. Además, existen otros que son mucho más nocivos respecto del problema, como el metano. El incremento desmedido de alguno de estos gases, genera un desequilibrio en la atmósfera, que implica un aumento del efecto invernadero con su correlato en un ascenso en la temperatura promedio del planeta y es lo que llamamos “calentamiento global”.

Debido al empeoramiento de la situación, ya no se habla de “cambio climático” y si de “crisis climática”. En este momento, no alcanza con reducir de a poco la emisión de gases que dañan la atmósfera. Es hora de acelerar las acciones para lograr primero que no empeore la situación y luego, que progresivamente se reduzca el calentamiento generado.

Las alteraciones de los patrones climáticos generadas por la acción humana tienen consecuencias cada vez más graves para nuestro planeta, desde las más conocidas como el derretimiento de los glaciares y cascos polares y el consecuente aumento del nivel del mar, hasta otras más complejas como la acidificación de océanos o alteraciones en las corrientes oceánicas. Cada una de ellas lleva consigo una alteración de las condiciones de vida de todas las especies del planeta y también la nuestra, que corre peligro.

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