Comunales | Taller de canto comunitario

Una voz colectiva

En el Parque de la Estación funciona un taller de Canto Comunitario organizado por vecinos y el Ensamble Lirico Orquestal. “Es un espacio para conocer nuestros instrumentos vocales y aprender a hacer música en forma grupal”, aseguran sus impulsores. “¿Quién te dice que no podés cantar?”, plantean para hacer a un lado miedos, inseguridades o bloqueos ante la expectativa de alcanzar cierto nivel de técnica.
Buenos Aires, 11 de junio de 2024. “Un espacio para conocer nuestros instrumentos vocales y expresarnos a través de la música argentina y latinoamericana”. Así definen al Taller de Canto Comunitario que funciona los miércoles de 17 a 18 en forma gratuita en el SET de la Biblioteca del Parque de la Estación (Perón y Gallo). Es una iniciativa de vecinos y vecinas del parque, organizado por la Agrupación de Músicos del Ensamble Lírico Orquestal, una Asociación Civil sin fines de lucro integrada por instrumentistas de las Orquestas Sinfónica Nacional y Filarmónica de Buenos Aires, entre otros organismos. Cuenta con cantantes, pianistas y artistas relacionados con la práctica musical. Su sede se encuentra en la Comuna 3.

“Es un espacio para conocer nuestros instrumentos vocales y aprender a hacer música en forma grupal con obras argentinas y latinoamericanas. ¿Hay que tener experiencia? Sin condiciones de edades ni saberes, nos acercamos libremente a compartir nuestros sonidos naturales”, indican los organizadores de esta propuesta. 

“Todos tenemos algo para dar”, dice la vecina, cantora y fundadora del Ensamble Cecilia Layseca, quien lleva adelante las clases. “El cantante transmite lo que siente en la música y en el canto, es lo que nos conmueve. Los invito a alargar las sensaciones y emociones. Nos vamos a apropiar de cada una de las canciones que traemos a este espacio, van a ser nuestras. Interpretamos lo que cantamos, somos creativos recreando una canción existente”, afirma ante las personas que asisten al taller.

Desde sus inicios, este espacio busca explorar el sentir de cada uno que quiera ponerse a cantar. Por eso, además del momento de cantar propiamente dicho con indicaciones básicas de cómo utilizar el “instrumento, es decir, el cuerpo, la boca, la cabeza, el pecho”, se destina buena parte del tiempo a compartir canciones, comentarlas, compartir qué es lo que conmueve tanto de ellas. 

En este punto, el taller se vive como un lugar para aprender junto a otros, una experiencia colectiva. José, que asiste junto a su esposa con la que comparte el gusto por la música, asegura: “Nos enteramos del taller por el boca en boca, a través de internet. En un momento tan complejo para las relaciones interpersonales, acá hay una especie de oasis de buena onda, un espacio grupal, en el que junto a otras personas vivís momentos agradables por fuera de las situaciones que nos agobian a diario”.

El grupo cantor en su reciente historia tuvo una fecha clave que marcó a muchos de sus integrantes. El 25 de Mayo se celebró con el evento Estación Patria, en el cual los talleres organizados por vecinos y vecinas realizaron actividades abiertas a la comunidad.
Fue el momento ideal para que se presente el taller de canto comunitario y lo hizo con varias canciones patrias, como Aurora. “Ese día estaba muy feliz de poder cantar en mi barrio”, cuenta Alicia, integrante del taller.

“Me enteré de esta actividad por una compañera con la que compartimos actividades en una casa popular. Ella es parte de la comisión de vecinos y vecinas del parque que organizan estas actividades. Yo vivo acá a la vuelta y no conocía todo lo que hacen acá. Me hace muy bien este espacio y me llevo un plus de estar en el barrio. La energía que se genera es emocionante y es muy lindo que haya tanta heterogeneidad”, agrega.

A su vez, Angélica, una jubilada que se muestra feliz por “la sensación de bienestar en el grupo”, resalta: “Se disfruta mucho porque somos un grupo heterogéneo, somos de edades muy distintas, proponemos canciones de distintas épocas y géneros, hay mucho para compartir”. Ella empezó a venir con Susana, su amiga y compañera en un club, quien también encontró un espacio para poder expresarse: “El canto es algo que siempre me gustó, que hace bien y acá me siento cómoda”. 

De modo similar opina Adriana, una vecina que desde hace tiempo buscaba un taller de canto, quien primero lo había hecho en forma individual y ahora dio con este espacio grupal. “Cuando hacía clases sola, salía sin voz, me esforzaba mucho. Esta actividad en grupo te anima a estar con otros. Uno en la vida tiene soledades, o no, pero el hacer con otros tiene algo muy meritorio”, reflexiona. Para Angélica, empezar un taller de canto fue algo importante en su vida: “Lo mío era una asignatura absolutamente pendiente. Había gente que me decía que no podía cantar. Por eso, con este taller lo resolví y lo estoy haciendo, estoy cantando”. A esto se suma Adriana, quien plantea: “Los que son más sueltos a lo mejor se largan con más facilidad, a los que somos más tímidos esta dinámica grupal nos anima a cantar, a hacer algo que nos gusta y nos hace felices”.

“¿Quién te dice que no podés cantar?”, plantea Cecilia durante la clase para hacer a un lado miedos, inseguridades o bloqueos ante la expectativa de alcanzar cierto nivel de técnica. “Este espacio no es un coro, no es la música académica, no vamos a encontrar lo dado obligatorio. Cada uno tiene algo para dar y eso es lo importante, es lo que hacemos en conjunto”, agrega. “Tenemos que empezar a deconstruir ciertas cosas. Es difícil dejar de compararse con otro o con un ideal. Todos cantamos hermoso porque somos hermosas personas que buscan expresar un sentimiento. Eso es lo disfrutable, vayamos por ese camino en comunidad”, concluye Cecilia sobre la propuesta surgida en el Parque de la Estación. 

                                                                                                                     Juan Castro



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