Editorial | Vuelve la política

El desafío mayor

Para muchos resulta sorpresivo que, sumergido nuestro país en una de sus peores crisis económicas y sociales, la política haya sido capaz de contener las tensiones inevitables y canalizarlas positivamente hacia la preservación de la salud colectiva y la esperada recuperación económica.
Buenos Aires, 8 de setiembre de 2020. En parte ha sido un resultado de la madurez exhibida por aquellos a cargo de la responsabilidad de conducir, en los diferentes niveles estatales, que ante el inédito panorama de la pandemia, depusieron pujas políticas para mancomunarse en lo importante, que era reforzar la salud pública y cuidar la vida. En parte también, por la intensa solidaridad práctica desplegada por la misma sociedad, acompañando las necesidades más acuciantes de aquellos que, en la desgracia, además estaban a la intemperie: sin trabajo, sin recursos, sin vivienda. Miles de historias amorosas de cuidado del prójimo, que en conjunto restituyeron y recomponen la sociedad y fueron activamente acompañadas por un Estado presente.

A medida que lo peor va pasando, ya sea porque nos acostumbramos a vivir de modo diferente, ya sea porque amanecen expectativas razonables de poner remedio a esta enfermedad, otra agenda comienza a surgir en la sociedad, más atada a la necesidad de encender la economía, como había prometido Alberto Fernández en su campaña. 

El nuevo tiempo político también corre para quienes perdieron la última elección nacional. Aupado en su buena imagen, Larreta sabe que llegó su hora. Es el tiempo en que debe proyectarse como una alternativa democrática al actual oficialismo. En parte, porque ya se agotaron las reelecciones porteñas. En parte porque el liderazgo de Mauricio Macri está entredicho debido a los procesos penales que afronta y su peculiar forma de eludir toda responsabilidad en el desastre en el que dejó al país. 

Claro que no la tendrá fácil Larreta. Más si a Fernández y al país les van bien las cosas, como pareciera indicar el exitoso proceso de renegociación de la deuda y la vigorosa respuesta de la ciencia argentina ante la pandemia, que permite la exportación al mundo de herramientas diagnósticas y terapéuticas aquí gestadas, además de cereales y carnes.

Macri fue la excepción a una regla de la democracia latinoamericana. Casi todos los presidentes reeligen, cuando hacen las cosas medianamente bien. Hoy es presumible que ese sea el destino de Alberto Fernández dentro de tres años. Sobre todo si logra poner en marcha la economía y avanzar en la reconfiguración productiva del país. 

Larreta tiene en su haber ser un dirigente exitoso, surgido en la cuna política del PRO y la capacidad de representar un sector de la sociedad refractario históricamente al peronismo y las izquierdas contenidas en la coalición oficialista. Cuenta además con el visto bueno de las grandes corporaciones mediáticas, que siempre miraron con indulgencia los desmanejos de la administración porteña que Larreta viene encabezando desde la primera Jefatura de Gobierno de Mauricio Macri. 

Las recientes incorporaciones de Guillermo Dietrich y Marcos Peña a su equipo, más la alianza con Carrió, lo muestran activo en una construcción política que deberá pasar la primera prueba ácida de las urnas en poco más de un año, cuando llegue el turno de la renovación parlamentaria. Luego será el inicio de la carrera presidencial. Entonces, sin el padrinazgo de Macri y compitiendo con un presidente exitoso, Larreta afrontará el mayor desafío de su carrera. ¿Podrá vencer?

Lic. Gerardo Codina


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