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Un cuento verde

La apertura del período ordinario de sesiones del Poder Legislativo es una sana rutina institucional de la democracia. A casi 30 años de su recuperación, conviene no olvidarlo. Nos toca vivir, por suerte, el más extenso período de vigencia democrática de toda nuestra historia. Recordamos qué significó para el pueblo su pérdida en cada etapa de la vida nacional. Por Gerardo Codina Buenos Aires, 11 de marzo de 2013. Para los porteños además, se trata de un ejercicio de autonomía. Ocasión propicia para que el gobernante de turno exponga su visión sobre el estado de la ciudad, evalúe su gestión y comunique sus proyectos futuros. Es de esperar, por supuesto, que mire el vaso medio lleno y pondere los avances logrados. Del mismo modo, le toca a la oposición, señalar la mitad vacía y las metas incumplidas. Más tarde, quienes votamos para asignar las diferentes responsabilidades, daremos nuestro juicio.

Sería deseable de todos modos, que al menos se pudiera hablar un lenguaje común. Que las prioridades sean compartidas y que el debate fuera sobre los modos de alcanzarlas. También que se hiciera balance sobre lo que se había comprometido, sin dejar en el olvido lo que estaba planteado. Tanto como para no empezar de nuevo cada vez, aprendiendo de las dificultades y los errores.

No es la primera vez que Macri concurre a la Legislatura porteña para hacer su presentación. Esta es la sexta oportunidad. Desde aquel 2008 inicial pasó mucha agua bajo el puente. Entre otras cosas, su equipo de gestión se estuvo fogueando en la administración pública. Y se puede suponer que la experiencia adquirida le habrá permitido contrastar los sueños ambiciosos con las capacidades reales.

Por ejemplo, en materia de transporte público, Macri comprometía en aquel primer discurso “Estamos poniendo en marcha el Proyecto ‘Red Nuevas Líneas’ que significará hacer 41,5 kilómetros de subtes en esta ciudad, creando las líneas F, G, I y E Norte (…) También continuamos con la construcción de la línea H y con la prolongación de las líneas B y A, lo que en un conjunto alcanza 48 kilómetros de obra”.

La idea no pasó del proyecto. Las cuatro estaciones inauguradas desde entonces estaban construidas cuando él llegó, aunque necesitaban equipamiento. En el camino, apareció la idea de los carriles exclusivos para colectivos, pomposamente llamados “metrobús”. Son más baratos y se ven más. “Un medio menos contaminante, más rápido y más económico”, dijo Macri en la Legislatura. No dijo respecto de qué contaminan menos. Menos que los subtes seguro que no. Ahora se anuncian otras quince líneas, en un plan que trasciende su propia gestión y veremos quién realiza.

Otro aspecto que destaca Macri de su gobierno, es la idea de Ciudad Verde. En este punto, la única referencia a la incapacidad de su gestión para cumplimentar las metas establecidas en 2007 por la Ley de Basura Cero fue la frase: “Nos costó hallar el camino para empezar a reducir la basura, pero finalmente lo encontramos.” No aclaró que todavía eso está por verse, porque por el momento, lo único notable es que la ciudad está cada vez más sucia.

Entre tanto, la basura que mandamos a la provincia para su enterramiento aumentó un 28 % desde el 2008. No sólo no se alcanzaron los objetivos de la ley, sino que se alejaron más que nunca y hasta ahora no se implementaron aspectos básicos como la separación en origen y el reciclado.

No sirve en este caso, señalar que el problema no es sólo de la ciudad. Si bien “el problema de la disposición final de residuos es de toda el área metropolitana”, como señaló en la Legislatura, el incumplimiento de la Ley de Basura Cero es de su responsabilidad. Pero de eso, ni palabra. Sólo cuentos verdes, acerca de la ciudad que somos.




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