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El Bar de Cao cumple 100 años

El Bar de Cao está ubicado en el barrio de San Cristóbal, en la esquina de Independencia y Matheu. Conforma una trilogía de bares antiguos y notables de San Cristóbal junto con el Bar de Carlitos de Carlos Calvo 2607, que nació como almacén con despacho de bebidas en 1908 en una tradicional construcción de comienzos del siglo XX de una sola planta y permanece tal como fue desde su inauguración, y el Miramar de Sarandí 1190 heredero en 1948 del local que albergaba una célebre sombrerería que tuvo a Carlos Gardel entre sus ilustres clientes y fundado en 1950. Buenos Aires, 11 de agosto de 2015. Esos bares eran los tres puntos de encuentro preferidos por los habitantes de la zona y por donde pasaron sus ciudadanos ilustres: Luis Sandrini, María la Vasca, Enrique Muiño, Oscar Gálvez y Onofre Marimón, entre otros.

En un principio el Bar de Cao fue una fonda que desde 1915 funcionó en el lugar con despacho de comestibles y bebidas alcohólicas al por menor y allí acudían a aprovisionarse los obreros portuarios y los conductores de chatas. Una chapa enlozada en blanco y azul es testimonio de esa época, así como el mostrador de madera y mármol, las mesas, las heladeras antiguas y la estantería poblada de botellas cubiertas de polvo, ubicada detrás de la barra. Se ven balanzas, un par de vitrinas originales, la caja registradora fileteada, unas latas de pimentón, las persianas de hierro típicas de los viejos almacenes, las puertas de madera de unos tres metros y un mueble abarrotado de semillas y fideos de todo tipo.

Recién en 1930, los hermanos Pepe y Vicente Cao se hicieron cargo de este bodegón. A medida que el negocio fue creciendo, dividieron la atención en dos partes. Si se accedía por la esquina se entraba a un almacén e ingresando por la puerta de Matheu se llegaba al salón de despacho, donde había mesas y se podía pedir algo para comer y tomar.

Pepe y Vicente estuvieron al frente del negocio durante setenta años. Su casa estaba justo arriba. Incluso uno de ellos festejó su casamiento en el bar. Recién en el año 2000 decidieron pasar la posta. Ahí fue cuando apareció el señor Néstor Rosales, que tiró abajo la pared que dividía el despacho del almacén y le cambió el nombre al lugar, rebautizándolo como “El Almacén”. Un par de años más tarde, compró el fondo de comercio el Sr. Jorge Muhary quien comenzó a restaurarlo y le devolvió su antiguo nombre.

Como se ve, el espíritu del local original se mantuvo a pesar de las modificaciones hechas cuando se instaló el café. Es un túnel temporal abierto al público que hoy ofrece café y bebidas y comidas típicas.
Norberto Alonso

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