Historias de nuestra comuna | El patrimonio urbano degradado
El Palazzo Rossini
En pleno Once comercial encontramos una reliquia palaciega del pasado escondida tras marquesinas y carteles publicitarios que ocultan su dimensión. Es el “Palazzo Rossini” ubicado en la calle Tte. Gral. Juan D. Perón 2535.
Buenos Aires, 13 de agosto de 2024. Este palacio construido en 1878 y así bautizado en honor al compositor italiano Gioacchino Antonio Rossini, nació como edificio de la Societá Italia Unita en el barrio de Balvanera y fue uno de los tantos espacios sociales construidos por la comunidad italiana que arribó a la Argentina como consecuencia de la inmigración de fines del siglo XIX. Todos los materiales utilizados en su construcción fueron traídos de Italia, como entonces se solía hacer para estos lujosos palacetes.
Atraídas por la espectacular acústica de la sala, en la primera década de 1900 solían presentarse allí las compañías de óperas, con la interpretación del bel canto y de las arias de los más afamados compositores europeos. En 1910 sus instalaciones fueron marco de L´Operetti, una agrupación de cantantes de ópera.
Por la belleza del edificio y la importancia de su escenario a la sala se la conocía como Palazzo Rossini, y allí se podían escuchar obras del compositor italiano autor de numerosas óperas, como El barbero de Sevilla y Guillermo Tell, e igualmente las mejores arias de Puccini y Verdi, entre otros famosos de la operística internacional. A partir de 1916 estos espectáculos se trasladaron al Teatro Colón y el Palacio Rossini comenzó a funcionar como la Milonga Italia Unita, convirtiéndose en la Primera Casa de Tango de alto nivel de Buenos Aires. Figuras representativas de la música ciudadana como Juan D’Arienzo, Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Ángel Vargas, Alberto Castillo y Carlos Gardel pasaron por esa sala.
Este petit théâtre cobijaba un gran salón comedor con capacidad para quinientas personas y un palco superior, ambos iluminados delicadamente y revestidos con molduras. La planta principal estaba flanqueada por una importante colección de pinturas. El complejo se complementaba con un salón de baile de cómodas dimensiones donde se evocaban n los inconfundibles conventillos de la ribera, también de origen italiano.
Luego de permanecer cerrado durante algunos años, el Palacio fue restaurado a nuevo en 2004 y el complejo de 2.500 metros cuadrados de superficie reabrió sus puertas con el nombre Sabor a Tango. Como se observa en la ilustración al pie, el frente del primer piso permaneció intacto, tal como se veía en 1910.
En el año 2011 el edificio fue categorizado como “Sitio Histórico” por la Ley 3770 del GCABA y catalogado entre los Bienes Integrados al Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
El frente luce hoy como un típico comercio del Once, envuelto en cables que lo cruzan y múltiples equipos de aire acondicionado en sus balcones, íntegramente pintado de negro, molduras, columnas y persianas doradas, su planta baja bastante modificada y su interior totalmente demolido y remodelado. Actualmente el comercio está dedicado a la venta de insumos para manicuría y perfumes, exhibidos en lo que fuera el gran salón central.
Norberto Alonso