Sociedad | Alcoholemia
Bajó a la mitad
La Ciudad de Buenos Aires desplegó un amplio operativo de control de alcoholemia durante la Nochebuena y la Navidad que arrojó un dato alentador: la tasa de positividad cayó a la mitad respecto del año anterior. Según el balance oficial, entre la noche del 24 y la mañana del 25 de diciembre se realizaron 5.394 testeos en más de treinta puestos distribuidos en puntos estratégicos del territorio porteño. Solo 30 conductores dieron positivo, lo que representa una tasa del 0,47%, muy por debajo del 0,83% registrado en el mismo período del año pasado. Buenos Aires, 30 de diciembre de 2025. El operativo se inscribe en una política sostenida de seguridad vial que la Ciudad viene reforzando año tras año. Las autoridades recuerdan que uno de cada cinco siniestros viales fatales está asociado al consumo de alcohol, por lo que las Fiestas constituyen un momento crítico para intensificar los controles. A lo largo de 2025 ya se habían realizado más de 470 mil pruebas de alcoholemia, con una positividad del 0,97% y la retención de unas 4.300 licencias de conducir.
Los límites vigentes en la Ciudad establecen un máximo de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre para conductores particulares, 0,2 g/l para motociclistas, 0,5 g/l para acompañantes de moto y tolerancia cero para principiantes y conductores profesionales. En esta Navidad, once de los infractores superaron el 1 g/l, mientras que diecinueve se ubicaron entre 0,5 y 0,99 g/l. El dosaje más alto detectado fue de 1,74 g/l, uno de los valores más elevados registrados en los últimos operativos festivos.
Las sanciones económicas y administrativas continúan siendo un eje central de la estrategia de prevención. Para quienes registran entre 0,5 y 1 g/l, las multas van desde $119.776,5 hasta $798.510, además de la inhabilitación de la licencia por un período de dos a cuatro meses. En caso de aprobar el curso obligatorio de educación vial, el plazo puede reducirse a la mitad en la primera infracción. Para dosajes superiores a 1 g/l, las multas ascienden a entre $239.553 y $1.597.020, con posibilidad de arresto de uno a diez días y una inhabilitación que puede extenderse hasta dos años. Negarse a realizar el test implica una multa de $798.510 y el acarreo inmediato del vehículo.
Los operativos se realizaron en muchos casos bajo la metodología conocida como embudo, un procedimiento recomendado por la Organización Mundial de la Salud que obliga a los vehículos a reducir la velocidad y facilita la detección de infracciones, al tiempo que mejora la seguridad del personal afectado al control. Esta modalidad se ha convertido en un estándar en los operativos porteños y permite abarcar un mayor volumen de vehículos en lapsos breves.
Todos los conductores que superan los límites permitidos quedan automáticamente inhabilitados por un mínimo de dos meses, se les retiene la licencia y se procede al acarreo del vehículo. La normativa prohíbe expresamente ceder el volante a otra persona una vez detectada la infracción. Para regularizar su situación, los infractores deben presentarse ante la Dirección General de Administración de Infracciones o la Justicia contravencional, abonar la multa correspondiente y asistir a un taller obligatorio de educación vial de ocho horas distribuidas en dos encuentros de cuatro horas cada uno.
En paralelo a los controles de tránsito, la Ciudad también monitoreó las consecuencias sanitarias de los festejos. A pesar de la prohibición del uso de pirotecnia con efecto audible, anunciada días atrás por el jefe de Gobierno Jorge Macri, los hospitales especializados atendieron a 18 personas por lesiones vinculadas a fuegos artificiales. La medida, que busca proteger a personas mayores, bebés, personas con trastorno del espectro autista, animales y al ambiente, fue adoptada tras reiterados pedidos de vecinos y organizaciones sociales.
El Hospital Oftalmológico Santa Lucía recibió a siete pacientes, seis de ellos con cuadros ambulatorios y uno que requirió una intervención quirúrgica por lesiones menores. En el Hospital Oftalmológico Lagleyze se atendió a diez personas, todas con heridas leves que no demandaron internación. El Hospital de Quemados, por su parte, asistió únicamente a una menor de edad con lesiones leves, quien fue dada de alta tras la evaluación inicial.
Las autoridades sanitarias destacaron que, si bien el número de heridos se mantuvo dentro de parámetros similares a los de años anteriores, la persistencia de casos demuestra la necesidad de reforzar la concientización y el cumplimiento de la normativa. La prohibición de la pirotecnia sonora, que ahora rige en toda la Ciudad, se suma a una tendencia nacional que busca reducir los daños auditivos, ambientales y físicos asociados a su uso, especialmente durante las celebraciones de fin de año.
El balance general de la Navidad en la Ciudad muestra un escenario mixto. Por un lado, la fuerte caída en la tasa de alcoholemias positivas confirma la efectividad de los controles y la mayor conciencia social sobre los riesgos de conducir bajo los efectos del alcohol. Por otro, la continuidad de lesiones por pirotecnia evidencia que aún persisten prácticas arraigadas que requieren mayor fiscalización y campañas de prevención más profundas. Las autoridades porteñas anticiparon que los operativos se intensificarán nuevamente para Año Nuevo, una fecha históricamente más crítica tanto en materia vial como sanitaria.
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