Buenos Aires, 16 de mayo de 2023. Lo que explica esa concentración, como siempre, es la economía. La mayoría de los principales grupos empresarios del país tienen su sede en esta ciudad. Particularmente las cadenas de grandes medios de información, que establecen la agenda del debate político y el poder financiero que nos hace bailar al son del dólar blue. Como desde los tiempos de la colonia, quien controla las exportaciones e importaciones sustantivas de la República, domina su vida económica y por lo tanto, su escenario político.

Ese reducido núcleo de poder, al que le dicen el “círculo rojo”, ha elegido a Horacio Rodríguez Larreta como próximo Presidente. ¿Lograrán imponerlo? La democracia puede dar sorpresas y la política no es una ciencia exacta. Por eso, precavidos, los hombres de negocios nunca hacen una sola apuesta o se juegan todo. Pero es indudable que Larreta cuenta con el favor del poder. ¿Alguna muestra? Nadie habla de la precaria situación sanitaria de la ciudad. Todo lo contrario. Larreta se ufana de promover la candidatura del “mejor sanitarista” del país para sucederlo, mientras arrecia el peor brote de dengue en una ciudad que, con apenas 6,8% de la población del país concentra el 11,25% de las víctimas de esa enfermedad que se puede prevenir promoviendo una activa campaña de limpieza de los criaderos de mosquitos, algo que no se hizo el invierno pasado. 

Lo mismo que sucedió con el Covid. Aquí fue donde se inició la epidemia y este fue uno de los distritos más afectados, pese a que Nación desplegó masivamente el operativo Detectar para contenerlo. Pero nadie lo dice. Se protege mediáticamente al jefe de gobierno en estos y otros temas. No sólo por la notable inversión en publicidad que hace con la plata de nuestros impuestos, sino porque Larreta es lo único serio que aparece en el campo político anti peronista, con capacidad de contrarrestar una posible candidatura de Cristina Fernández.

El eje de poder que ha forjado mediante su alianza con el radicalismo de Gerardo Morales y la bendición de Carrió, no sólo le permite tener una estructura nacional de la que carecen Milei o Patricia Bullrich, sino contar con los equipos de gobierno requeridos para la eventualidad de tener que asumir el Ejecutivo nacional. La duda que todavía despierta es su capacidad de sortear los desafíos que implica la convulsionada situación social que nos dejan las cuatro crisis que padecemos en simultáneo. La de la deuda macrista y sus condicionamientos macroeconómicos; la de la emergencia sanitaria por el Covid, epidemia que sigue; la crisis internacional exacerbada por la guerra en Europa y la inédita sequía que nos dejó sin cosecha en el peor momento.

Si asumiera un gobierno peronista, la crisis social se podría administrar sin mayores sobresaltos. Eso lo saben en el “círculo rojo”. Pero tendrían que hacer concesiones distributivas, algo que quieren ahorrarse. Y también resignarse a no apoderarse de los fabulosos negocios que promete Argentina, con el litio, el hidrógeno verde, las energías renovables y la exportación de petróleo y gas. Por eso, eligieron a Larreta.

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