Editorial | Cómo sobrevivir a la marea violeta

El dilema del PRO

Tras las elecciones legislativas de 2025 en la Ciudad de Buenos Aires, la Legislatura porteña quedó marcada por un nuevo equilibrio de poder, con La Libertad Avanza como protagonista y un oficialismo que, bajo el sello Vamos por Más mantiene su peso, pero enfrenta un escenario más fragmentado y polarizado. Buenos Aires, 16 de diciembre de 2025. La jornada electoral de mayo redefinió el mapa político del recinto. Según los resultados oficiales, el peronismo con la marca Es Ahora Buenos Aires se consolidó como primera minoría con 20 bancas, mientras que La Libertad Avanza logró un crecimiento significativo al alcanzar 13 escaños, transformándose en un actor central del debate legislativo. El PRO, que supo ser columna vertebral del no peronismo, sufrió un retroceso histórico y quedó con 10 bancas, acompañado por aliados como Confianza y Desarrollo, liderado por Graciela Ocaña, y espacios como Ciudadanos Unidos/UCR y Republicanos Unidos, que aportan a un entramado opositor más complejo y menos homogéneo.

En este nuevo escenario, Vamos por Más, encabezado por Silvia Lospennato, conserva la impronta del oficialismo, pero ya no puede sostenerse únicamente en su fuerza propia. La necesidad de acuerdos con La Libertad Avanza y otros bloques se vuelve indispensable para alcanzar el quórum de 31 legisladores requerido para sesionar y aprobar proyectos. La emergencia de LLA, con Pilar Ramírez al frente de su bloque, marca un cambio en la dinámica de la Legislatura, imponiendo debates más ideológicos y menos permeables a la negociación.

Las fuerzas de izquierda, representadas por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad, mantienen su presencia con bloques propios del Partido Obrero y el PTS, aportando una voz crítica y alternativa en temas sociales y laborales. Este espacio, aunque minoritario en número, conserva su capacidad de incidir en la agenda pública y de tensionar las discusiones en torno a derechos laborales y políticas sociales.

Las implicancias de este nuevo mapa son múltiples. Por un lado, la separación de las elecciones locales respecto de las nacionales obliga a los partidos a centrar su estrategia en problemáticas porteñas. Por otro lado, la polarización creciente dificulta la construcción de consensos amplios y obliga a los actores políticos a redefinir sus alianzas en un terreno donde cada voto resulta clave para la gobernabilidad. Cómo conservar en ese escenario la posibilidad de continuar gobernando el distrito dentro de dos años, es el dilema que deberá resolver Jorge Macri.

La Legislatura porteña se convierte así en un espacio de negociación constante, donde las mayorías circunstanciales serán necesarias para avanzar en proyectos de ley. La fragmentación del no peronismo, el ascenso de La Libertad Avanza y la consolidación del oficialismo bajo un nuevo sello configuran un tablero político que deja atrás la tradicional división entre oficialismo y oposición. 

En su lugar, emerge un entramado más complejo, con múltiples actores disputando protagonismo y con una ciudadanía que observa cómo las tensiones ideológicas se trasladan al recinto legislativo, mientras pierden espacio en la agenda pública las preocupaciones de la mayoría de los porteños: la inseguridad, el caos del tránsito, la carestía creciente de la vida, la pérdida de empleos, el impacto del cambio climático y la falta de futuro.

                                                   Lic. Gerardo Codina


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