Editorial | Cambios en la escena politica

El destino de Milei

La consolidación de la LLA en las últimas elecciones legislativas nacionales como la expresión política actual de la derecha, dejó casi sin espacio al PRO y amplios sectores del radicalismo. Este resultado, anticipado por el voto en los comicios de mayo, donde LLA compitiendo contra el PRO duplicó sus votos en el distrito que éste gobierna hace casi veinte años, refleja una radicalización de la derecha por un lado, y por el otro la continuidad de la crisis política, económica y social que carcome al país desde que las hiperinflaciones desalojaron a Alfonsín del gobierno. Buenos Aires, 11 de noviembre de 2025. La acumulación de frustraciones y el retroceso, lento pero palpable, de Argentina en el mundo, se expresa en esta derecha que procura demonizar y destruir a aquellos que considera causantes del atraso nacional, mientras es utilizada por los verdaderos dueños del país para acrecentar su dominio y sus riquezas. Milei logró otra vez sumar casi todos los votos anti kirchneristas, pero no le alcanzó para revalidar los números que obtuvo en la segunda vuelta de las presidenciales de 2023.

Por un lado, se ausentaron de la elección un 8,5% de los electores. Si en 2023, votó el 76,31% del padrón, en 2025 el total fue del 67,85%, el más bajo desde 1983 en elecciones nacionales. Este ausentismo no es producto del desinterés, ya que todo el mundo sabe o intuye que la política afecta su vida, sino que expresa falta de entusiasmo por alguna de las propuestas en juego. 

Por el otro, LLA reunió un importante 40,66% de los votos emitidos este año, cifra que la convierte en la primera minoría nacional, pero con un porcentual muy alejado del 55,69% logrado por Milei en el balotaje presidencial. Dos años después, su figura perdió atractivo nada menos que para un tercio del electorado que ya había votado por él.
 
Ambas cifras se complementan. El ausentismo electoral y la pérdida de votos de Milei convirtieron a esta elección en una victoria pírrica, que muestra lo endeble del sustento político de su proyecto presidencial. El invasor Pirro lograba victorias en sus batallas, pero a costa de tan enormes pérdidas de soldados, que de seguir en ese derrotero se hubiera quedado solo. Por lo que tuvo que renunciar a su objetivo de conquistar una porción del sur italiano. 

Milei sueña con ratificar su mandato dentro de dos años, pero para ello deberá detener la fuga de votantes que sufre, y recuperar los perdidos. Podría hacerlo si resolviera la crisis económica que está en la base de la decadencia argentina: consumimos más dólares que los que generamos en nuestros intercambios con el mundo. Endeudarnos, como ya hizo Macri y ahora repitió Milei una y otra vez, sólo resuelve momentáneamente ese déficit, para luego acrecentarlo por acumulación de intereses a pagar por esa deuda. 

Ajustar el gasto a los recursos disponibles suena de sentido común, siempre que no suceda lo que ahora ocurre, que es el achicamiento paulatino de esos ingresos. ¿Hasta cuándo se puede reducir el gasto público? ¿Hasta que desaparezca el estado? Si así sucede, ¿qué agente social resolvería los problemas comunes? Esa distopía sólo tiene sentido para los fanáticos del anarco capitalismo, pero no le resuelve los problemas a la gente común que procura vivir de su trabajo. Es decir, a la mayoría de los argentinos.

Mientras no se resuelva el problema productivo, la crisis sólo se acentuará. Lamentablemente, Milei podrá compensar la pérdida de sus votantes fagocitándose al PRO y a la UCR, junto a otras expresiones menores de la derecha actual, pero no resolverá el dilema que lo habilitó para liderar la etapa: resolver la decadencia nacional. Para eso tendrá que demostrar que en serio es un experto en crecimiento, con plata o sin plata. 

                                                                                                    Lic. Gerardo Codina
 


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