Historias de nuestra comuna | Vecinos de San Cristóbal
Los Canaro
Los niños no concurrieron nunca a la escuela y trabajaron desde muy pequeños. A sus diez años Francisco vendía diarios por las mañanas en San Juan y Entre Ríos y se subía a los tranvías junto con Juan, cuatro años menor que él, quien tenía la parada en Entre Ríos y Garay, mientras que durante las tardes trabajaban de lustrabotas. En su adolescencia Francisco se inició como aprendiz en una fábrica de envases de aceite lo que le permitió construir su primer violín de lata, sacar tangos de memoria en él y salir a ganar algo de plata en bailes de la vecindad, como contó más de una vez.
Los hermanos Canaro eran vecinos de Vicente Greco, que como ellos fue en plena adolescencia un autodidacta musical sin formación técnica. Hacia 1905, Francisco interpretaba el violín, Vicente Greco el bandoneón y Rafael la guitarra. Francisco comenzó a actuar de forma continua en varios lugares de La Boca, y conjuntamente con Greco en diversas giras. Luego formó un nuevo trío que con el tiempo se convirtió en la base de su primera orquesta.
Humberto (apodo artístico) en realidad José, fue pianista y director, Rafael fue contrabajista y director, Juan fue pianista, bandoneonista, compositor y trabajó con los más populares músicos de la época. Francisco fue violinista, director de orquesta y compositor de tangos, también pionero del jazz en Argentina en la década del 20, productor teatral y cinematográfico. Desde 1918 luchó por los derechos autorales, no reconocidos en esos tiempos, lo que culminó en la creación de la actual SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música).
Todos los Canaro tuvieron su orquesta, si bien integraron en algún momento la del popular hermano Francisco, que en 1925 realizó su primer viajé a Europa y actuó con extraordinario suceso en París, donde el tango hacía furor. Ya estaban allí, entre otros, Manuel Pizarro y sus hermanos, cada uno con una diferente orquesta "Pizarro", y Francisco Canaro hizo lo propio con los suyos. Desde entonces se multiplicaron las giras, que se hicieron extensivas a Estados Unidos y Japón y el barrio de San Cristóbal ya se veía lejano mientras algunas piezas memorables compuestas por Juan y Francisco como Matasanos, El pangaré, Mano brava, Sentimiento Gaucho, La última copa, Madreselva, Déjame, Envidia o Se dice de mí no paraban de sonar en las radios.
Norberto Alonso
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