Comunales | Teatro Apacheta

Artistas contra el desalojo

Hace trece años funciona en Pasco al 623. Los dueños decidieron vender el predio donde funciona la sala alternativa del barrio. Dos de las mejores obras de la cartelera porteña del último año se estrenaron allí. Buenos Aires, 6 de enero de 2016. Tras 13 años de actividad ininterrumpida, como sede de grandes obras teatrales –basta mencionar Los hombres vuelven al monte y Mi hijo sólo camina un poco más lento, ambas entre lo mejor del año 2015– y como espacio de formación e investigación, la comunidad artística del Espacio Apacheta busca evitar el desalojo de la sala que alquila en Pasco 623, barrio de Balvanera. El edificio, que en su planta baja alberga un taller mecánico, está a la venta.

“Este predio se alquiló durante todos estos años. Hoy sus dueños venden el espacio: un galpón que al tomarlo en 2002/2003 tenía enormes agujeros en su techo y pasto creciendo en las grietas del piso. Tenemos un lapso de tres meses para buscar otro emplazamiento. Nuestro deseo sería hacer una oferta de compra a los propietarios para no perder todo el trabajo que hemos hecho para fundar este movimiento. El límite para nuestro deseo es económico y la voluntad de multiplicar lo realizado hasta hoy encuentra su mayor aval en el nivel de pericia demostrado hasta la fecha”, explicó su responsable, el actor y dramaturgo Guillermo Cacace, a través de una carta abierta. “¿No nos tendría que asistir algún tipo de derecho a una línea de créditos blandos, a algún tipo de subsidio que reconociendo lo hecho velen por su mañana?”.

Desde la sala anticiparon que tomarán medidas para evitar el desalojo, contó Diario Z. A pesar de encontrarse en una zona periférica para el circuito teatral de la Ciudad, Apacheta fue sede de festivales internacionales como el FIBA, sala de estrenos para cortos y largometrajes del circuito alternativo y de conferencias en las que participaron grandes referentes del teatro local, como Eduardo Pavlovsky, Ricardo Bartís, Mauricio Kartún, Ciro Zorzoli y Federico León.

En las redes sociales los integrantes de Apacheta publicaron una carta pública, de cinco puntos:

“Uno. El cierre de un ciclo. Ya va siendo de público conocimiento que se vende el predio en el que desde hace 13 años funciona Apacheta Sala/Estudio. Nosotros alquilamos ese lugar de la calle Pasco 623 durante todo este tiempo. Como en más de un caso: plena periferia en relación a otros circuitos. Era un galpón destruido y solitario que lentamente se fue habitando con el gesto de muchos. Es el cierre de la relación con ese entrañable espacio, no aún con su proyecto. Estamos estudiando cómo seguir. En algún otro sitio o de alguna otra forma queremos continuar produciendo, recibiendo al público, albergando colegas, formando e investigando…”.

“Dos: el duelo. No es sencillo el duelo. Ha pasado mucha vida en estos años. Hemos sido felices allí, hemos luchado por este espacio con alegría y nos ha enseñado a estar junto a otros (artistas, colaboradores, todo aquel que pasó por allí) para afirmarnos en la idea de tramar red en el entrecruzamiento de deseos, pulsos… cuerpos. Anima y reconforta la cantidad de amigos que nos ofrecen su “casa de trabajo” para alojarnos. Sus palabras, sus abrazos. Caricias de la resistencia.”
“Tres: Ausencias. La búsqueda de nueva morada no es nada fácil por una sola cuestión: la cuestión económica. Entonces amerita pensar, ¿por qué sería fácil que lo financiero esté solucionado si durante 13 años se ha realizado una actividad no lucrativa? Si incluso los cuatro primeros años hubo que invertir perdiendo… Si lo único que se logró fue dejar de perder. Las políticas culturales nos ayudan a sobrevivir, tal vez ni les interese que podamos independizarnos de verdad”, enumeraron.

“Cuatro: El desamparo. Ahora bien, no a nosotros solos, a todos los que estamos embarcados en experiencias similares, ¿no nos tendría que asistir algún tipo de derecho a una línea de créditos blandos, a algún tipo de subsidio que reconociendo lo hecho velen por su mañana? Es sabido que muchos proyectos como el nuestro han generado movidas culturales de incidencia en la vida porteña. Luego, llega el momento en que es un abismo saber de nuestro futuro porque nuestros recursos financieros son el límite para nuestro sueño. Tal vez un día esto se modifique… son tantas las deudas sociales que esto puede parecer algo nimio pero este es nuestro frente de batalla y desde esta realidad es desde donde podemos pensar e invitar a procesar otras.”

“Cinco. La gratitud: A todos los que durante este tiempo han hecho, han vivido Apacheta: gracias”, concluyeron.


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