Buenos Aires, 23 de mayo de 2023. A raíz de una investigación llevada a cabo por la División Contravenciones y Faltas Contra el Orden Público de la Policía de la Ciudad, se realizó la semana pasada una inspección integral en una galería comercial de la avenida Pueyrredón al 200.

Como resultado del operativo, se pudo constatar que en diez locales se vendían prendas de vestir y calzados de marcas apócrifas, lo que derivó en el secuestro de 1.388 pares de zapatillas y 42 prendas de vestir, cuyo valor de mercado aproximado es superior a los 35 millones de pesos.

Asimismo, la Dirección General de Fiscalización y Control porteña labró actas por diversas irregularidades administrativas,

La Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas 4, a cargo del Dr. Mauro Tereszko, secretaría a cargo de la Dra. Pirra, dispuso la detención y traslado para averiguación de antecedentes a la Oficina Central de Identificación (OCI) de los responsables de los respectivos locales, imputados por el delito de falsificación de marcas, art. 289 inc. 1 del Código Penal.

El otro hecho se produjo en Mataderos, cuando personal de esa división que realizaba una diligencia vio a una camioneta Kangoo que realizaba una maniobra peligrosa llevando luces apagadas siendo la noche.

Ante la sospecha de que el conductor intentó ser visto por los policías, los oficiales ordenaron la detención de la marcha de la camioneta, que al requisarla halló 1.456 camisetas de fútbol de marcas apócrifas, por valor de 10 millones de pesos, lo cual fue secuestrado por orden del magistrado actuante.

Detrás de la comercialización de calzado y ropa de imitación, hay mucho más que una adulteración de marcas. Son conocidas a nivel mundial las formas en las que se confeccionan calzado y prendas de vestir truchas, en talleres que más que industrias son verdaderos centros de explotación de personas, donde no se cumplen en lo más mínimo leyes laborales y, mucho menos, impositivas.

La “industria” de esos talleres hace que unos pocos se enriquezcan con la adulteración de marcas y la comercialización de esos productos, en perjuicio no sólo de las multinacionales que son damnificadas sino también generando una competencia desleal con aquellos comercios que en ciudades como la nuestra, venden mercadería legal y pagan todos los impuestos y cumplen con los requisitos exigidos para realizar la actividad mercantil.

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