Porteñas | Mutaciones postpándemicas

El centro ha muerto, viva el centro

Una exposición organizada por el Instituto Goethe se propuso habitar espacios vacíos del microcentro con una serie de videoinstalaciones que interpelan la disputa por la vivienda en el marco de la profunda transformación que hoy sufre la zona. “Es muy fuerte el contraste de ver tantos edificios deshabitados y tanta gente con necesidad de vivienda”, reflexiona el curador de la muestra. Por Verónica Ocvirk (Fuente: www.ebcprensacooperativa.net.ar) (Fotografías de Hernán Kacew)
Buenos Aires, 14 de marzo de 2023. “Interpelar a quienes transitan la ciudad sobre el modo de apropiación de las ciudades que se habitan”: esa fue la meta de la muestra que -organizada por el Instituto Goethe bajo el sugestivo título “El centro ha muerto, viva el centro”- colocó una serie de videoinstalaciones de artistas argentinos y extranjeros en locales del microcentro que quedaron vacíos tras la pandemia.

“¿Cómo queremos vivir juntxs?”. O más bien: “¿cómo necesitamos vivir juntxs en las estructuras urbanas del futuro?” fueron las preguntas que guiaron la exhibición que durante parte de febrero se desplegó en 16 puntos de la zona a partir de obras seleccionadas por los jóvenes curadores Hernán Kacew, en Argentina, y Lívia Nolasco-Rózsás, en Alemania.

El tema central giró alrededor de la disputa por la actual transformación de la ciudad en general y del microcentro en particular: he ahí el meollo. Es cierto que el centro ya venía transformándose y perdiendo centralidad -a raíz de fenómenos como el de las empresas que se mudaban al corredor Libertador o a la llamada “zona Dot”; también de trámites que empezaron a resolverse online- aunque fue la pandemia lo que terminó de dar el espaldarazo a un área que ahora luce por completo diferente: se calcula que hoy trabaja allí menos de la mitad de la gente que lo hacía antes de aquel fatídico 20 de marzo de 2020, cuando en el país se inició la cuarentena.

Que el centro podría “reconvertirse” es del todo cierto. Pero cerca del 60 por ciento de su espacio construido tiene un uso de oficina, por lo que no resulta nada fácil adaptarlo para vivienda. “Como no es una zona residencial, a las ocho de la noche el lugar se muere”, resume un agente inmobiliario. ¿Qué pasará de ahora en más con el centro en una ciudad que atraviesa una formidable crisis de vivienda, con alquileres por las nubes y cada vez más departamentos que prácticamente sin regulación se “pasan” al mundo del alquiler temporal? ¿A quién le corresponden esos espacios? Y lo que es quizás más relevante: ¿quién y cómo lo decide?

Recorrer para entender

“Intentamos pensar estos movimientos citadinos no como algo aislado que pasa en Buenos Aires, sino que se repiten también en otras ciudades. En algunas hay cascos históricos que se convirtieron en algo simbólico más que comercial o centro en el que se tejen las decisiones”, explica el curador Hernán Kacew, que antes de encontrar las locaciones donde se ubicarían las obras se dedicó a hacer varias caminatas por la zona para “entrar en confianza” con el espacio y observar cómo era la luz en los distintos momentos del día. 

“Este tipo de situaciones en la vía pública necesitan tiempo, como para que las personas noten la presencia a partir de la repetición”, subraya Kacew, que en las recorridas guiadas invitaba a los presentes a mirar hacia arriba y ser conscientes de volúmenes, distancias y alturas. “Lo que sea que vaya a pasar con el microcentro requerirá también de tiempo. Por momentos puede abrirse una fantasía distópica de un lugar tomado por ‘seres’, como en una película de ciencia ficción: la muestra también permitió plantear esos futuros. Lo que hoy es muy fuerte – remata- es el contraste de ver tantos edificios vacíos y tanta gente con necesidad de vivienda”.

“El Microcentro está vivo”

Hay otra palabra importante, porque casi siempre ronda los análisis acerca de las transformaciones urbanas: es “gentrificación”, y tiene que ver con ese proceso por medio del cual ciertas zonas deprimidas se revalorizan, aunque desplazando para eso a las clases empobrecidas en favor de personas de mejor posición socioeconómica, subida de precios mediante.

A través de su “Plan de transformación y reconversión del microcentro porteño”, lanzado en 2021, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta busca convertir el área en una zona mixta en la que convivan oficinas, hoteles y viviendas a través de beneficios impositivos. Y aunque aún no ha mostrado proyectos concretos, se trata de procesos por lo general lentos y complejos en los que intervienen múltiples factores.

“Microcentro Cuenta” se bautizó, en este sentido, a la movida cultural de la que la exhibición del Goethe formó parte y que incluyó una serie de performances e intervenciones que durante varios días del último febrero estuvieron desarrollándose en la zona.

El proyecto fue presentado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad a través de Mecenazgo Participación Cultural, con el apoyo de Banco Macro y en alianza con instituciones públicas y privadas. Contó con la organización del productor cultural Javier Grosman, quien señaló en declaraciones radiales que “el microcentro es un lugar de una identidad histórica muy fuerte y lleno de instituciones culturales y artísticas”.

“El microcentro está vivo”, advirtió también Grosman marcando que “algunos le ponen carga negativa a los procesos de gentrificación, pero esos lugares también pueden resignificarse desde el arte y la belleza”.


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