Porteñas | Prácticas laborales de secundarios porteños

“Futuro de precariedad”

El Gobierno porteño habla de un hecho “histórico”, mientras que sindicatos y entidades civiles alertan sobre el peligro de convertir a los estudiantes en “mano de obra barata para empresas”. El reclamo de que sean a contra turno, se correspondan con las orientaciones elegidas y contemplen un viático.
Buenos Aires, 9 de agosto de 2022. Un curso de manipulación de alimentos, llamados desde un call center, monitorear cámaras de la policía o descargar mercadería para una aplicación de reparto. Lo que para sindicatos y entidades civiles implica precarizar a los jóvenes, previo a su ingreso a la vida laboral, para el Gobierno porteño constituye parte de las llamadas “prácticas educativas en ámbitos laborales”.

Durante este ciclo lectivo, unos 30.000 estudiantes secundarios del último año de escuelas públicas y privadas de la Ciudad de Buenos Aires iniciaron fuera de las aulas distintas actividades formativas obligatorias, contempladas en la Ley capitalina N° 3.541 de 2010 (Sistema de Prácticas Educativas Preprofesionales). 

“Las pasantías tienen una larga data, sobre todo en escuelas técnicas. Para muchos estudiantes ir a una empresa donde había alta tecnología en informática o en maquinarias que no están en las escuelas era una real formación”, contempla en diálogo con este medio Alicia González Tuñón, docente jubilada e integrante del área de Educación del Consejo Consultivo Comunal 3 (Balvanera y San Cristóbal).  “El problema de estas pasantías actuales es que no mandan a los pibes y pibas a lugares donde realmente puedan hacer una formación. Por ejemplo, a estudiantes del Normal 1, con orientación en ciencias, los mandan a una sanguchería o a la policía porteña. Uno tiene que pensar qué formación real están proponiendo con esto”, añadió. 

“No está mal que los estudiantes puedan elegir para ir a formarse en algunos lugares donde la escuela no puede proponer realmente, pero estas pasantías le muestran al alumno que su futuro es la precariedad, yendo a lugares donde no hay una real formación para el mundo laboral de lo que vienen estudiando. Para peor, no están acompañados por sus propios docentes, van solos sin ningún seguimiento pedagógico por parte de las escuelas”, concluyó.

“Mejores las oportunidades de trabajo”

Pese a señalamientos como los de García Tuñón que florecen por varios frentes, en el GCBA hay elogios a esta iniciativa. “Esto es un cambio histórico, es un avance enorme en la transformación educativa”, dijo el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y explicó que “cada chico va a tener 120 horas cátedra de prácticas a lo largo de todo el año y aspiramos a que todos los alumnos, los 29.400 estudiantes secundarios de 442 escuelas, todos tengan una práctica laboral antes de egresar”.

“Para complementar la formación y brindarles nuevas herramientas a los alumnos, se incorporó un curso obligatorio de educación financiera y habilidades blandas para la empleabilidad. Consta de 30 horas distribuidas a lo largo del año escolar y las temáticas abordadas son: Presupuesto Personal y Familiar, Plan de Ahorro, Billeteras Electrónicas y Criptomonedas, entre otras”, indican fuentes oficiales.

De este modo, el Ministerio de Educación porteño, a cargo de Soledad Acuña, firmó acuerdos con unas 600 organizaciones de diversas actividades como Accenture, Centro Médico Stamboulian y ministerios porteños como el de Gobierno, de Justicia y Seguridad (por lo cual hay prácticas en el Centro de Monitoreo de la Policía de la Ciudad). “Hoy en la Ciudad hay 5 mil puestos de trabajo que no se ocupan porque no tenemos los perfiles profesionales necesarios”, fundamentó Acuña sobre estas prácticas. “El 20% de los jóvenes entre 17 y 29 años están desocupados, 10 puntos más que en otras edades. Obviamente, a mayores oportunidades educativas, mejores las oportunidades de trabajo”, sumó.

Formación de calidad

Atendiendo también al drama que implica la falta de trabajo formal entre los sectores jóvenes, sindicatos porteños muestran reparos sobre estas prácticas. Ya habían rechazado en 2017 una iniciativa similar. Desde la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-CTERA) definieron: “Implican que los chicos dejen de estudiar para trabajar gratis en una empresa. El trabajo joven necesita de políticas activas para ese sector, no que los chicos dejen de estudiar para ir a trabajar gratis a una empresa”.

A nivel territorial, en la Comuna 3 (Balvanera y San Cristóbal) este tema también es seguido por sus fuerzas vivas. De este modo, la Comisión de Educación del Consejo Consultivo Comunal 3, analizó la propuesta del Gobierno y su aplicación en establecimientos de la zona.

El resultado final fue una nota elevada a autoridades porteñas con severos reparos: “Consideramos que dichas prácticas, mayoritariamente no concuerdan con las orientaciones elegidas por les estudiantes que están terminando su escolaridad, muchos de ellos van a ingresar a la Universidad, asímismo se realizan en el turno de la cursada de materias de la carrera dejando de cursar las que son fundamentales para su formación pedagógica. Además, son mano de obra barata para empresas”.

“Por ello proponemos que las prácticas educativas para estos jóvenes estén relacionadas con las orientaciones elegidas, que sean optativas, a contra turno, y que reciban por las mismas un viático para traslados y gastos que surjan de sus actividades fuera de la institución escolar con sus correspondientes seguros de vida”, añade el texto. “Queremos que nuestros jóvenes reciban una formación de calidad, no que sirvan a empresas que los utilizan para sus propias necesidades, y no redundan en sus aprendizajes. Consideramos que la toma de decisiones desde el Ministerio de Educación con formación mercantilista, sin acuerdo de las familias, es un ataque especialmente a la escuela pública”, concluyen. 

Juan Castro


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