Sociedad | Médicos y médicas frente a los antivacunas

¿Qué pasa en el consultorio?

Como capricho o como cuestión de fe, como ideología o aspiración de clase, así describen los médicos y médicas a las actitudes de los antivacunas con que se han cruzado. ¿Qué les respondieron en cada caso? ¿Qué debería hacer con ellos el sistema de salud? Aquí la voz de tres profesionales de hospitales públicos de CABA. Por Karina Micheletto para la Cooperativa de Editores EBC
Buenos Aires, 8 de febrero de 2022. La negativa a vacunarse es, a esta altura de la pandemia, una postura no extendida, pero sí cuasi inamovible, una suerte de lugar ideológico. También lo es la “militancia†por la vacunación, con argumentos que van desde lo sanitario a lo social, lo empático o lo colectivo. ¿Qué pasa cuando este antagonismo aparece en el consultorio médico? ¿Qué sienten los profesionales cuando ven cuadros graves que podrían haberse evitado con la vacuna, o cuando personas en riesgo por sus comorbilidades les plantean que, de todos modos, no se van a inocular? ¿Hay estrategias posibles para explicar, convencer, o la cuestión va por fuera de los argumentos lógicos y racionales? 

Como un capricho 

Jorge Rodríguez es médico de la guardia del hospital Ramos Mejía; asegura que en estos años de pandemia ha visto “de todo†en las diez camas de la sala que tiene a cargo. Con pragmatismo concluye que “no lo sorprenden†los no vacunados que llegan graves a la consulta: “Era lo esperableâ€, evalúa esos casos. 

Cuenta que lo más habitual es que, frente a esta situación ya consumada, los pacientes pidan entonces por la vacuna. “Atraviesan internaciones largas que son difíciles, se dan cuenta de que lo podrían haber evitado. Ahí ya no hay mucho para hacer y no tiene sentido hacer sentir peor al paciente. Uno los acompaña y les da las pautas de lo que tienen que hacer cuando salgan de la internación, entre otras cosas, vacunarse pasado un tiempoâ€, comenta.  

Claro que ha visto casos distintos: “Un paciente EPOC, con la capacidad respiratoria comprometida, llegó con Covid bastante delicado. Aun con ese cuadro, seguía insistiendo en que no se iba a vacunarâ€, relata, y se vuelve a sorprender al recordarlo. 
¿Qué hace en esos casos? “La verdad, no hay mucho margen. Ese grado de testarudez no se puede revertir, yo lo veo como un capricho. Pero nunca dejamos de dar las pautas médicas, como en todos los casos. Tratamos de aconsejar, de convencer de a poco. Sin insistir demasiado porque también puede volverse en contra. Yo les cuento casos que traté. Comparo lo que veo con o sin la vacuna. Luego, al no ser obligatorio, está en cada uno seguir la prescripción de la vacuna o noâ€, cree. 

Cuestión de fe

La médica ginecóloga Laura Ariel trabaja en el hospital Durand y atiende en su consultorio. Cuenta que es frecuente encontrar entre las secuelas de la Covid alteraciones del ciclo, por tanto siempre surge el tema de la enfermedad y la vacuna. Y que en el consultorio aparecen, cada tanto, quienes manifiestan que no van a vacunarse, o que no van a darse la segunda dosis. “No se ve en el hospital, pero sí en una clase media acomodada. Uno de los discursos más frecuentes es ligarlo a la vida sana, mucho más que a la industria farmacéuticaâ€, cuenta su experiencia.

Describe su impotencia ante la imposibilidad de rebatir las ideas antivacunas. “Son inquebrantables, es una grietaâ€, concluye. Y lamenta que haya quienes, incluso con comorbilidades, estén cerrados a estas posturas. “Tengo una paciente que tiene una enfermedad de debilidad muscular, ahora está en silla de ruedas. Es recontra de riesgo. No piensa vacunarse, y lamentablemente siento que no escucha ningún argumento, es como una cuestión de feâ€, se apena. 

Pediatría, ese lugar clave 

Según los últimos datos del Monitor Público de Vacunación, en el país había un 10 por ciento de la población mayor de 40 años sin el esquema de vacunación completo, cifra que en la ciudad se reduce al 3 por ciento. Pero entre los niños y niñas de entre 3 y 11 años, esta cifra se eleva al 50 por ciento y entre los adolescentes entre 12 y 17 años, al 30 por ciento. Ante esos números, es en este sector de la población en el que la campaña de vacunación se está enfocando actualmente. 

En este contexto el consultorio pediátrico se vuelve clave como lugar de información, aunque no es infrecuente escuchar en estos espacios un consejo particular dado a las familias: “Esperáâ€. No son, desde luego, la mayoría de los pediatras, pero se constata.

Noemí D’Artagnan es jefa del servicio de pediatría en el Hospital Tornú, y también atiende en su consultorio. Su experiencia le ha formado una idea clara sobre posturas y procedencias, y en el caso de los antivacunas describe una actitud de clase, podría decirse aspiracional. Arriesga una hipótesis particular: “Estoy convencida de que si esta vacuna fuera paga y no incluyera a los hijos de todos, muchas de esas mismas personas estarían comprándolas para los suyosâ€. 

D’Artagnan comenta que en el comienzo de la vacunación en niños y niñas de 3 a 11 años observó bastante resistencia, sobre todo en clases sociales medias y altas, pero con el tiempo las posturas fueron cambiando. Permanece, sin embargo un “núcleo duro†antivacunas. “Los argumentos son de todo tipo y color, hay posiciones ideológicas, políticas, adhesión a ciertas tendencias progres naturales, desinformación, hay un mix de absolutamente todoâ€, describe.

E insiste en su observación: “Muchas veces estos discursos se desarman completamente cuando no hay acceso universal; entonces ahí son los primeros en querer acceder. Pasó con la gripe H1N1: toda la discusión sobre la vacuna se apagó cuando se puso en venta, fuera de calendario, y fueron a comprarlaâ€, asegura. “Yo sostengo que no se quieren vacunar porque hay un 90 por ciento de la población argentina que sí se vacuna, porque está al alcance de todosâ€, concluye.


Compartir nota en las redes sociales Enviar Imprimir

Dejanos tu comentario