Sociedad | Güemes y Belgrano

Dos bastiones de la Patria

En junio se rinde homenaje a Güemes y Belgrano, figuras centrales en la lucha por la independencia. Fallecidos con un año de diferencia en un momento caótico de nuestro país, pero cuando ya se había alejado el riesgo de una restauración del dominio colonial, ambos hombres cruzaron sus destinos desde el Éxodo jujeño en 1812, cuando el primero servía a las armas patriotas bajo el mando del creador de la Bandera. Buenos Aires, 10 de junio de 2025. Güemes es recordado por su valentía y su ejército de gauchos, conocidos como “Infernales”. Primer gobernador salteño desde 1814 hasta su muerte en 1821, en tiempos que comprendía Jujuy, Tarija (hoy Bolivia) y la Puna, libró allí la llamada Guerra gaucha, deteniendo seis invasiones del ejército español, conservando el resto del actual territorio argentino libre de invasores realistas. Combatió en numerosas batallas con recursos económicos locales, y recurriendo a gauchos y patricios de Salta, Jujuy y Tarija. Sin el accionar de Güemes y sus soldados, el proyecto libertador de San Martín no hubiese sido posible.

Manuel Belgrano no solo fue un líder militar y político clave en la independencia de Argentina, vencedor en las decisivas batallas de Tucumán y Salta, sino también un pionero del pensamiento económico en el país. Su visión económica promovía el desarrollo de la industria nacional, la reforma agraria y la educación igualitaria para hombres y mujeres.

Belgrano defendía el proteccionismo y la necesidad de evitar la exportación de materias primas sin agregarles valor. Para él, la economía debía basarse en la interacción estratégica entre agricultura, industria y comercio, asegurando un desarrollo equilibrado. También criticaba el librecambio y el endeudamiento, proponiendo un modelo económico que fortaleciera la soberanía del país. Muy lejos de lo que ahora se hace.

Las ideas económicas de Belgrano, nutridas de lo más avanzado de su época, maduraron en la observación de la realidad local, desde su gestión como Secretario del Consulado de Comercio del Virreinato. Desde allí señaló que la educación era clave para el desarrollo económico y social, por lo que impulsó la formación técnica y comercial y se opuso al librecambio indiscriminado, mientras proponía medidas para fortalecer el comercio interno y evitar la dependencia de mercados extranjeros. 

El vértigo del proceso revolucionario lo distanció de la posibilidad de implementar su visión económica para improvisarse como militar y recorrer con sus ejércitos gran parte de las provincias que conformaron el Virreinato. Si eso no hubiera ocurrido, quizás habría hecho algo de lo que consideraba central para el progreso de los pueblos. En sus palabras: “Caminos, puentes, navegación de ríos, canales, posadas cómodas, postas, diligencias y tantos otros medios son los objetos de la primera atención de los gobiernos ilustrados, casi con el fin único de proporcionar al comercio interior todos los medios, de que se ejecute sin dificultades ni tropiezos, conociendo que es el verdadero móvil para engrandecerse, y hacerse respetable tanto interior como exteriormente”. 


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