Comunales | Venta callejera en el Once

La transformación que no llega

La venta callejera copó el Once desde hace tiempo, aunque a medida que empeoró la pobreza y se deterioró el mercado de trabajo, su expansión se hizo incontenible. Tanto que, trascurridos quince años de gestión macrista-larretista en la ciudad, no se evidencian cambios duraderos en la cuestión, pese a los diferentes ensayos realizados para ordenar el uso del espacio público.
Buenos Aires, 12 de abril de 2022. Nuevamente la venta callejera en el barrio es noticia, de diferentes maneras. Ocurre que si la transformación de los barrios no para, debido a la especulación inmobiliaria, a estas calles no llega, pese a lo prometido reiteradamente. Solamente la respuesta represiva del Estado no alcanza, acarrea más violencia y cobra vidas humanas, como se ha verificado en nuestro barrio. 

“Organizaciones de la economía popular se movilizaron este jueves por las calles del barrio de Once para reclamar justicia al cumplirse dos años de la muerte de Beatriz Mechato Flores, vendedora ambulante y trabajadora migrante que resultó atropellada en marzo de 2020 mientras escapaba de un operativo de decomiso de la Policía de la Ciudad y la Agencia Gubernamental de Control porteña”, publicaba el 18 del mes pasado el medio El Grito del Sur. 

“La muerte de Beatriz ‘no fue un accidente’, denunció el MTE en un comunicado previo a la movilización. ‘Fue el ejemplo extremo de las consecuencias de una política de crueldad e indiferencia hacia los trabajadores y las trabajadoras del espacio público en la Ciudad que gobierna Horacio Rodríguez Larreta’”, señalaron los colegas del medio citado.
“Durante esos días de marzo, el Gobierno de la Ciudad profundizaba los operativos de persecución y hostigamiento hacia los vendedores. Los decomisos eran cosa de todos los días y las detenciones a quienes defendían su mercadería, una manera de disciplinar al conjunto”, explicaron. “Pero la resistencia de quienes se organizaron durante estos años fue creciendo. Beatriz fue parte de esa resistencia, defendiendo siempre su puesto de trabajo, plantándose con dignidad ante las provocaciones de la Policía de la Ciudad y de los inspectores de la Ciudad”, agregaron.

La expansión de la actividad

Además de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los “manteros”, también ocurrieron peleas entre comerciantes y vendedores ambulantes. Así, el reclamo frente a los atropellos de las fuerzas de seguridad, que en este caso costaron la vida de esa mujer, se dan en paralelo a las denuncias de los comerciantes que afirman que se ha multiplicado nuevamente el uso del espacio público para la venta callejera, una actividad que no está permitida por las autoridades porteñas. En representación de esos intereses, la Cámara Argentina de Comercio (CAC) realiza un relevamiento periódico de este fenómeno que no es exclusivo de nuestro barrio, pero en el que destaca con ventaja.

En efecto, de acuerdo con el último informe de la CAC, la venta ilegal callejera en la ciudad de Buenos Aires creció un 15 % interanual en febrero, con la detección de un total de 929 puestos. El 61,8 % de los casos se concentraron en 10 cuadras. La zona de Once, cercana a la estación de tren, contó con 8 de las 10 cuadras más afectadas y concentró una participación del 49,69 %. No solo eso. La cuadra más perjudicada de toda la ciudad fue Bartolomé Mitre al 2700, donde se ubicaron 76 puestos, seguida por la avenida Avellaneda al 2900, con 56 stands. 

¿Qué se vende? De todo, como en botica. Pero hay algunos rubros que se llevan las palmas. El rubro más comercializado fue Indumentaria y calzado, con el 66,7 % de la actividad, seguido de lejos por alimentos y bebidas con el 16,4 %. El principal centro de comercialización ilegal en la ciudad para esas categorías según la CAC, fue también la zona de Once. 

No son solo los manteros

La venta callejera no es lo único que dificulta el tránsito por la zona. También el estacionamiento en doble fila, convertido en deporte de multitudes y en lugares, días y horarios prohibidos. En esta cuestión tampoco se evidencia el actuar de las autoridades. Más bien hay piedra libre para que cualquiera haga lo que quiera. Tampoco se comercian en nuestras calles solo baratijas. 

También el narcomenudeo hace su agosto aprovechando el descontrol deliberado que se puede comprobar a toda hora. Gloria Llopis de Buenos Vecinos BA señalaba en una nota publicada el 7 de abril que nuestra ciudad ocupa el tercer lugar en América Latina por la extensión de este fenómeno, que afecta en especial a nuestro barrio. Señalaba que “según índices de varias Ongs de Buenos Aires, el fuerte del narcomenudeo está manejado por punteros en los barrios de Constitución, Balvanera, Pompeya, Barracas, Liniers y Flores, siendo zonas que aparecen llamativamente como liberadas desde el control policial y las estadísticas”.

Por eso no se trata de apostar al descontrol, que posibilita toda clase de transacciones en las calles. En esto también coinciden las organizaciones sociales que reclaman que se ordene y legitime el trabajo de los vendedores ambulantes. Piden en ese sentido que se apruebe la “Ley Beatriz”, que establezca “un marco regulatorio para la venta ambulante en la Ciudad”. “Una política pública que ordene el espacio público pero que también se haga cargo de reconocer el trabajo de miles de excluidos. En definitiva, una necesidad que se hace cada vez más evidente y que es la única garantía para una convivencia pacífica entre trabajadores, comerciantes y autoridades”, señalan. Trabajo de miles de excluidos que, como tal, es legítimo y respetable, y debe ser resguardado de los aprovechadores, los explotadores y la violencia. Esa es la transformación que no llega y hace falta.

                         Santiago Pujol   


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