Porteñas | Reciclado urbano

Basura cero muy verde

El abandono de la política de basura cero dispuesta por ley desde 2006, se comprueba en el escaso impacto del reciclado. La Ciudad recicla apenas el 3,75% de las 8 toneladas de basura que produce cada día, según fuentes periodísticas. Y el esfuerzo, ayer como hoy, recae sustancialmente en los recuperadores urbanos, con poco compromiso de parte de las autoridades porteñas. Los catorce años trascurridos de gestión del PRO no produjeron ninguna mejora. La ciudad sigue sucia, la basura no se recicla y se la continúa enterrando, con lo que sigue contaminando tierras y acuíferos.
Buenos Aires, 31 de agosto de 2021. El dato del escaso grado de reciclado que se ha alcanzado en la ciudad, lo reconoce el propio Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana. De acuerdo con ese organismo, se recicla apenas el 3,75% de las 8 toneladas de basura diaria que se generan en la Ciudad. Lo consigna el colega Franco Spinetta en una nota que publicó en Diario Z.

La limitación tiene diversos orígenes, Una de ellas es que los recuperadores privilegian papeles y cartones. Los que deben estar limpios, además, para ser recuperables. El resto, no cuenta mucho. Aunque el vidrio es sencillo de reciclar, los botelleros pasaron a la historia, en gran medida porque no existen circuitos de recuperación que realimenten a esa industria. Muy probablemente porque librado el asunto a la "mano invisible" del mercado, la inversión que requiere no resulta atractiva para los inversores privados.

Otro dato que aporta Spinetta es que la mayor presencia de contenedores verdes en los barrios porteños, tampoco redundó en una mejora de la recuperación. En este caso, la idea de que los vecinos separaran la basura reciclable, resultó un fracaso rotundo. Publica el colega "Según la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros, la más grande del sector, entre el 60 y 70% de lo que encuentran en las “campanas verdes” es basura no recuperable, que además contamina al material que sí lo es." De esta forma, el sistema muestra evidentes falencias: confusión generalizada sobre el uso de los contenedores, poca información sobre cómo deben separarse los residuos y una descarga total de responsabilidad de la política de reciclado en las 12 cooperativas de cartoneros que trabajan en la Ciudad.

¿Tiene solución?

“No hay otra forma de solucionar esta situación que no sea fomentando el reciclado para que los vecinos separen, con incentivos para que los cartoneros puedan trabajar en la calle con condiciones dignas. Las cooperativas decimos que la mejor manera de que el residuo reciclable llegue a un centro verde, es trabajando con el vecino, los comerciantes y los encargados de edificios”, explicó a Diario Z Francisco Dorbessan, de la cooperativa El Amanecer.

Hoy, el sistema de reciclado funciona en base a una compleja articulación entre las cooperativas, que emplean a unas 6.500 personas, el gobierno y los vecinos. El marco normativo le da un lugar preponderante a los cartoneros, como actores principales del reciclado porteño.

“El gobierno tiene que cumplir con el pago de un incentivo por el servicio que le brindan a la Ciudad. En general, cumplen con la cuestión macro: ponen los camiones y los centros verdes. También hay mucha presión por parte de las cooperativas para que se cumplan”, advierte Dorbessan. Los problemas, sin embargo, aparecen en las cuestiones más “finas”: problemas en el mantenimiento de los espacios de trabajo y falta de elementos adecuados para trabajar.

Lo que había nacido como una necesidad allá por la crisis de 2001, luego cobró una dimensión (para entonces) inesperada: un valioso aporte social y ambiental. Cada kilo recuperado por un cartonero, es un kilo menos que se entierra en el CEAMSE, y que a la Ciudad le ahorra millones de pesos.

El círculo que comienza con el material reciclado por los recuperadores urbanos, continúa en los Centros Verdes, donde se recibe el material, se clasifica, se enfarda y se reinserta en la cadena productiva. ¿Cómo se realiza la recolección? Puerta a puerta en la calle, los contenedores verdes, los puntos verdes y los grandes generadores: instituciones que generan mucho volumen, con quienes se coordina una recolección diferenciada.

Dorbessan asegura que, más allá del trabajo de los cartoneros, poco y nada se hace para reforzar las políticas de reciclado. “En general, utilizan lo construido por las cooperativas como política;  por ejemplo, en el Bajo Flores hay una planta en donde se reciben otros residuos reciclables, áridos y poda, pero es mínimo en relación a lo que se genera: lo que hace el gobierno en relación al reciclado no es sustancial, debería ser mucho más”, dice.

“El primer actor involucrado en el reciclado es el vecino y si el vecino no sabe cómo separar, se falla. El gobierno no genera campañas de concientización como debería. Es muy poco lo que se hace por fuera del trabajo de las cooperativas”, agrega.

Que la mayor parte de la basura que los cartoneros encuentran en los puntos verdes no sea reciclable es la muestra más clara de que algo no anda bien. Y no sólo es un problema para las cooperativas: también es un enorme gasto para la Ciudad.

“El gobierno paga un traslado hasta el centro de reciclado y después tiene que pagar otro traslado al CEAMSE, donde termina en un relleno sanitario, lo cual es perjudicial para el ambiente y hace que se colapse el sistema”, señala Dorberssan. “No hay intenciones de modificar la política, eso se ve en el presupuesto: es mucho más lo que se destina a los residuos orgánicos que al sistema de reciclado. Esas son las prioridades del gobierno”, añade.



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