Historias de nuestra comuna | Legado de la inmigración italiana
Antiguo Hotel Garay
El ingeniero italiano Icilio Chiocci llegó a Buenos Aires con su familia siendo un niño de siete años de edad, aquí estudió arquitectura y se graduó en 1900. En los comienzos de su actividad profesional trabajó para otros arquitectos italianos como Colombo, Gianotti y Palanti y más tarde comenzó a desarrollar sus propios proyectos.
Buenos Aires, 8 de mayo de 2018. Uno de ellos es el que se conoce actualmente como Hotel Garay construido entre los años 1908 y 1909 en la esquina de Jean Jaurès y avenida Rivadavia. El hotel ya no funciona como tal pero la estructura, de gran elegancia y armonía, conserva detalles que en construcciones similares suelen estar intervenidos o ausentes y que hacen de este edificio una joya del Art Nouveau porteño, según define la ANNBA (Asociación Art Nouveau Buenos Aires).
La casa se asimila por su estilo a otras parecidas de Buenos Aires con un tipo de arquitectura que tuvo preponderancia principalmente en los petit hotel de Balvanera y Caballito, barrios donde estaban afincadas las familias de comerciantes e industriales de origen italiano recién llegados al país en los comienzos del siglo XX.
El proyecto original de la construcción consistía en levantar un edificio de renta, con habitaciones para vivienda en alquiler, respondiendo a la filosofía dominante de la época que se expresaba en la idea de sacar el mayor rédito posible al menor espacio posible. La foto al pie es de 1910 y muestra la tienda de muebles que ocupaba el ángulo de la entrada y se extendía en tres bahías sobre la calle Jean Jaurès, y una en Rivadavia y hacia el oeste la entrada del hotel, que funcionaba en los pisos superiores.
El edificio perdió su brillo inicial en la parte inferior por el deterioro de los años, la decoración fuera de estilo de los locales comerciales, el funcionamiento de una playa de estacionamiento, y los espacios con tapias de ladrillos que el año pasado fueron reemplazadas por cortinas de metal en la esquina y sus laterales. Al mismo tiempo el local central se puso en alquiler y hoy es ocupado por un negocio de pinturas, cuyos propietarios tapizaron el frente con tonos de color que poco combinan con los originales de la fachada.
Sin embargo, los primeros pisos de la casa aún reflejan algo del esplendor del comienzo y vale la pena observar los detalles, que sabiamente no tienen la cargazón y barroquismo de otros de similar origen y responden a diseños clásicos del modernismo. Sobresalen las combinaciones de líneas y tonos del frente, los círculos que abrazan las aberturas, los sonrientes rostros femeninos ubicados sobre los arcos de la carpintería de las ventanas, el dibujo de las rejas de los balcones que imitan coronitas y una hermosa herrería.
En los últimos veinte años el edificio soportó varias ofertas inmobiliarias de "venta de la excepcional esquina en block" o avisos de alquiler de los locales de la planta baja. También una reestructuración inconclusa a cargo del gobierno municipal de turno que contemplaba la reinstalación de los locales originales que dan a la calle y la restauración interior de los pisos superiores teniendo en consideración las disposiciones originales.
Norberto Alonso