Buenos Aires, 6 de abril de 2021. Lo que hoy es Balvanera era en esa época un inmenso campo sin cultivar que se utilizaba para el pastoreo, y donde por disposición del Cabildo se establecieron desde 1771 mataderos de animales y corrales de concentración de las carretas provenientes del interior con productos de campo para el mercadeo y abasto de la ciudad. Se trataba de impedir que las carretas ingresaran al casco urbano, pues sus inmensas ruedas marcaban surcos en las calles de tierra, en los que luego se acumulaba agua con cada lluvia.

El Matadero del Oeste y los Corrales se ubicaron en las proximidades de la Plaza Once y pronto serían conocidos por el apelativo de uno de los primeros habitantes de la zona, el Miserere.

Ese era el apodo de Antonio González Varela, nacido en España, quien en 1775 llegó a Buenos Aires y al poco tiempo adquirió una extensión de aproximadamente tres manzanas a la altura de la actual calle Azcuénaga y el Camino Real (hoy Rivadavia). Y en esta esquina instaló una pulpería, que era la primera parada obligada de quienes salían de Buenos Aires hacia el oeste. El predio se conoció desde entonces como la Quinta de Miserere, lindera con los Corrales.

En 1797, Miserere donó una parcela de sus posesiones en la actual esquina noroeste de Azcuénaga y Bartolomé Mitre a misioneros franciscanos procedentes de La Rioja española, quienes inmediatamente edificaron un importante hospicio con 18 habitaciones, un refectorio y dependencias. En 1807 comenzaron la construcción de un santuario que en tres años estuvo terminado y listo para que los misioneros entronizaran en él a la virgen de su devoción, Nuestra Señora de Valvanera, patrona de la provincia española de La Rioja.

El templo que hoy se conoce como la parroquia de San Expedito, en la esquina de Bartolomé Mitre y Azcuénaga, comenzó a ser construido seis años más tarde y fue inaugurado el 4 de abril de 1842 con las presencias del gobernador de Buenos Aires, Brigadier General don Juan Manuel de Rosas y su hija Manuelita.

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