Comunales | Pese a los controles
Manteros, otra vez en Once
Después del desalojo de Flores y con la vuelta del ciclo lectivo, los vendedores ambulantes volvieron tímidamente a las veredas de Once. Dejaron atrás las grandes mantas y ahora ofrecen mercadería en cajas o perchas. La Policía de la Ciudad continúa con los operativos contra ellos. En la misma zona, la esquina de Corrientes y Pueyrredón sigue siendo la más peligrosa de Buenos Aires por la cantidad de robos y hurtos. Buenos Aires, 11 de marzo de 2025. Los manteros volvieron a ofrecer su mercadería en las veredas de Once, la zona comercial de Balvanera. En vez de lucir paños sobre el suelo, ahora exhiben los productos en cajas o perchas. Si bien la situación no desborda como tiempo atrás, el Gobierno porteño realiza operativos policiales de forma regular para intentar que el espacio público esté despejado.
En octubre del año pasado las calles de Once -el cuadrante de Corrientes, Pueyrredón, Rivadavia y Pasteur- amanecieron valladas y con cientos de uniformados. Se desplegó un mega operativo que incluyó casi 200 allanamientos en 23 parcelas, tras una investigación de cinco meses, según explicaban las autoridades oficiales.
A esto hay que sumar una serie de allanamientos posteriores en otros sectores de Once, como la zona de Sarmiento y Pueyrredón y hasta la feria de Perón frente a la estación Once, lugar que la gestión anterior había destinado a manteros que habían abandonado las calles en el gran desalojo de 2017. En algunos de estos hechos hubo incidentes y represión.
“Ese despliegue fenomenal de manteros en el Once no va a volver y nos vamos a quedar: así como están no se pueden quedar y lo vamos a hacer en cada uno de los barrios a medida que vayamos recuperando la capacidad de fuerza para estar”, decía el entonces ministro de Seguridad porteño Waldo Wolff.
Desde ese momento, las veredas de Once se liberaron de los vendedores callejeros, ante una presencia policial reforzada. También aumentó la cantidad de inspectores del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad. “En Once se terminó la joda. Le acabamos de dar un golpe durísimo a la mafia que inundaba de suciedad y trabajo esclavo las calles de Once. Recuperar la libertad también es esto: hacer cumplir la ley”, decía en octubre el jefe de Gobierno Jorge Macri.
En adelante, hubo manifestaciones de manteros, rondas por las calles de Once, para exigir una solución y que pudieran continuar con su actividad comercial. En algunos casos denunciaron que los allanamientos irrumpieron en locales que estaban en regla. En los meses sucesivos hubo intentos aislados de vendedores callejeros para vender sus mercaderías en las veredas de Once, pero nada que alertara o sugiriera un regreso masivo.
A fines de febrero, el Gobierno porteño realizó un operativo similar en la zona comercial de Flores y Floresta. Hubo allanamientos en galpones y galerías. Se incautó mercadería y avanzan varias investigaciones judiciales. Se estima que se impidió la presencia a unos 5.000 manteros. Este operativo hizo que muchos vendedores ambulantes decidieran regresar a Once. A esto se sumó que se acercaba el inicio del ciclo lectivo, por lo cual había muchas familias en la zona comercial buscando precios.
La agrupación Buenos Vecinos BA responsabiliza al Gobierno porteño, en particular a los inspectores de Espacio Público por ese retorno. La entidad señala que en muchos casos pasan delante de los vendedores y no les labran ningún tipo de acta. En particular, alertan por la venta de alimentos en la vía pública. Señalan que no tienen ningún tipo de control bromatológico, por lo cual son peligrosos para la salud. También hablan de las marcas apócrifas.
El GCBA está atento a la vuelta de los manteros a Once y por eso despliega operativos policiales diarios, con el objetivo de desalentar la venta, más allá de que ahora sea más parecida al ofrecimiento ambulante y no con mantas que cubrían grandes dimensiones de las veredas. A fines de febrero se desarrollaron varias jornadas que incluyeron detenciones y decomiso de mercadería. Los operativos de este tipo son constantes.
En los primeros días de marzo, en el marco de una investigación que lleva adelante la Fiscalía PCyF N° 35 de Investigaciones Complejas a cargo de Celsa Ramírez, se allanaron varios locales de Flores y Once porque “se logró detectar la existencia de comercios que resguardan y fabrican alimentos y mercadería utilizada para la venta irregular en la vía pública”, indicaron fuentes judiciales. “En el operativo se secuestraron más de 3000 elementos para el almacenamiento de comidas y bebidas sin autorización, 398 termos, 43 teléfonos celulares, 51 partes de celulares y 41 carros para traslado de mercaderías”, informó el Ministerio Público Fiscal de la CABA. Clausuraron locales ubicados en Mitre al 2400, Jean Jaurès al 200, Corrientes al 2500, y se imputó a unas 16 personas.
La actual gestión del Gobierno porteño puso a la seguridad en primer plano, por encima de otras áreas. En particular, desde el inicio abogó por mostrar el desalojo de espacios públicos, incluida la expulsión de gente sin techo. Sin embargo, no se nota el mismo empeño frente al accionar de punguistas y ladrones que pululan por la zona y la colocan como la más peligrosa de la ciudad.
Al anunciar que “en Once se terminó la joda” el GCBA de Jorge Macri quería mostrar autoridad e incluso desligarse de la gestión anterior, la de Horacio Rodríguez Larreta. Los vecinos y entidades que siguen el tema de los manteros señalaban que se necesitaba decisión política y medidas sostenidas en el tiempo. Cuestiones como el accionar de Espacio Público o el lento regreso de los vendedores pone en duda cuán sostenible en el tiempo es la liberación de las veredas en Once.
Juan Castro
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