Historias de nuestra comuna | Maestro de Borges

Macedonio Fernández en Balvanera

Escritor, abogado, expresión del modernismo y de la vanguardia en su época, fue autor de una obra creativa, original y compleja. Nació en 1874 y vivió en varios caserones de Balvanera. Luego de la muerte de su esposa, con quien tuvo 4 hijos, vendió sus propiedades y habitó en distintas pensiones del Once.
Buenos Aires, 14 de febrero de 2023. Fernández fue un referente intelectual de Jorge Luis Borges. Macedonio conocía a Jorge Guillermo Borges, el padre de Jorge Luis, desde que eran niños, luego compañeros en el Colegio Nacional Buenos Aires y más tarde en la Facultad de Derecho de la UBA, donde Macedonio se recibió de abogado en 1897. 

“En la década del 20 -relató Borges alguna vez- Macedonio Fernández tenía una tertulia los sábados en la esquina de Rivadavia y Jujuy, en el Once, en la confitería La Perla. Vivía cerca de casa, pero yo -al igual que mis contemporáneos- pensaba que el haber vivido en el mismo siglo, en la misma ciudad que Macedonio Fernández era un privilegio del cual no debíamos abusar. Llegaba a la tertulia de los sábados más o menos a las nueve y el diálogo con él era siempre largo y nos quedábamos hasta el alba escuchándolo. Yo nunca he oído a una persona cuyo diálogo impresionara más, era admirable, un conversador lacónico. Tenía una voz muy baja y la cortesía de atribuir sus pensamientos a su interlocutor. La certidumbre de que el sábado, en una confitería del Once, lo oiríamos explicar qué ausencia o qué ilusión es el yo, bastaba para justificar la semanaâ€. 

“Macedonio no quería publicar, no tenía ningún interés en publicar, y no pensó en lectores tampoco. Él escribía para ayudarse a pensar, vivía pensando, se asombraba de las cosas y quería explicárselas. Y le daba tan poca importancia a sus manuscritos, que se mudaba de una pensión a otra, y eran siempre pensiones, o del barrio de los Tribunales o del barrio del Once, donde había nacido y abandonaba allí sus escritos. Entonces, nosotros lo recriminábamos por eso, porque él se escapaba de una pensión y dejaba un alto de manuscritos, y eso se perdía. Nosotros le decíamos: pero Macedonio, ¿por qué hacés eso? Y él con sincero asombro nos respondía: ¿pero ustedes creen que yo puedo pensar algo nuevo? Ustedes tienen que saber que siempre estoy pensando en las mismas cosas, yo no pierdo nada. Volveré a pensar en tal pensión del Once lo que pensé en otra antes. Pensaré en la calle Jujuy lo que pensaba en la calle Misionesâ€.

De todas sus obras, tan solo llegó a publicar una, No toda es vigilia la de los ojos abiertos, a instancias de Raúl Scalabrini Ortiz y Leopoldo Marechal. El resto de su producción literaria se editó con posterioridad a su muerte ocurrida en 1952, gracias al interés de hijos y amigos. Algunas de las más destacadas son Papeles de Recienvenido, Una novela que comienza, Continuación de la nada, Poemas y Museo de la Novela de la Eterna.

Durante 1891 y 1892 publicó en diversos periódicos una serie de páginas costumbristas. También escribió en La Montaña, diario socialista dirigido por Leopoldo Lugones y José Ingenieros. Entre 1922 y 1925 dirigió junto a Borges la segunda época de la revista Proa.
                                                                             
                                                                                                                Norberto Alonso
 


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