Buenos Aires, 10 de enero de 2023. A contramano de lo que sucede en los países más avanzados del mundo, donde se procura preservar las tradiciones y enriquecerlas con los nuevos logros técnicos, aquí se apuesta a demoler la memoria histórica y se desprecian sus símbolos. No es un simple deshacerse del pasado, sino que se trata de un programa en marcha que propicia la remodelación integral de la sociedad. Es parte de la batalla cultural en curso. 

El neoliberalismo pugna por destruir los bienes comunes para incorporar todo, incluso la educación y el saber, a la lógica mercantil como única forma legítima de actividad social. En este caso, se trata de cambiar el sistema de formación docente para que los futuros profesores se correspondan con esa visión integral de la sociedad en la que prevalece como principal valor la acumulación de capital. 

Es lo que está en juego cuando se procura el reemplazo de los 29 profesorados existentes por la nueva Universidad de la Ciudad creada por el actual oficialismo. Entre otras cosas, molestan los profesorados por su gestión colegiada y autónoma. Esa autonomía impide al Ministerio designar a las autoridades de los institutos, como sí hizo con las de la Universidad que creó.

Sin embargo, la noticia del cierre de las nuevas inscripciones en varios profesorados en las vísperas de Nochebuena sorprendió a muchos. En especial porque varias de las carreras afectadas son únicas en el sistema público de formación terciaria, como la de Psicopedagogía que se dicta o dictaba en el Instituto Alicia Moreau de Justo. O el profesorado en Letras del que egresó Julio Cortázar, uno de los mayores escritores argentinos y latinoamericanos.

Durante la gestión de la profesora Raquel Papalardo al frente de la escuela Mariano Acosta, se recorrió un camino inverso. Con la creación del Museo de la escuela, se procuró rescatar los aspectos más valiosos de una historia centenaria que no sólo se refleja en el enorme palacio que la alberga, sino en las historias de quienes se formaron en sus aulas. La escuela recuperó los documentos que atestiguan esta conexión gracias al trabajo de alumnos, egresados, docentes, directivos y al personal quienes vienen realizando tareas de conservación y puesta en valor de su patrimonio histórico material e inmaterial y los puso a disposición de todos participando de la Noche de los Museos. Entre ellos, la documentación relacionada con el autor de Rayuela, que revolucionó la literatura en lengua castellana.   

Corría el año 1929 y Cortázar con 14 años tomaba el colectivo desde Banfield, donde su familia se había radicado diez años antes, para llegar hasta Urquiza 277, donde está ubicada la Escuela Normal Superior N.° 2 Mariano Acosta. Allí se recibió de Maestro Normal en 1932 y años más tarde en 1935 obtuvo el título de profesor de Letras. Transitó durante siete años las aulas y pasillos del Normal N.° 2, que en esa época formaba maestros nacionales, título que permitía a los egresados ejercer la docencia en todo el territorio nacional y además ofrecía formación superior como profesor en Letras y en Ciencias.

El vínculo del autor de Rayuela con la actual Escuela Normal Superior N.° 2 Mariano Acosta fue más allá de ser un buen alumno porque Julio tuvo una activa participación en la vida escolar. Dirigió la revista Addenda que editaba el centro de estudiantes y que trataba temas como pintura, literatura, pedagogía y música, entre otros y en la que su publicó por primera vez un poema suyo. Además, pronunció el discurso cuando la institución cumplió su 61 aniversario, en 1935, que se conserva impreso. 

La aproximación del poeta con su escuela no terminó cuando egresó. En su madurez, ya siendo un escritor e intelectual de fama internacional, el autor de Bestiario le dedicó el cuento “La escuela de noche” en el que relata con un clima fantasmagórico la pesadilla de dos estudiantes que ingresan en medio de la oscuridad al edificio que creían vacío. Cortázar pudo haber vivido vehementemente sus años de estudiante porque volvió una noche de 1983 a recorrer la escuela, tenía 69 años y fue su despedida, dos meses después falleció en París.

La escuela pública, gratuita y laica, se construye en nuestro país por el imperativo de asegurar una común pertenencia nacional a las nuevas generaciones, sin importar la nacionalidad, la religión o la raza de sus padres. Una nación que se forjaba incorporando fuertes corrientes inmigrantes trataba así de asegurar su unidad.

Tiempo después, cuando se hizo efectivo el derecho de todas y todos a la educación, con la universalización del acceso gracias a la enorme tarea de ampliación del sistema durante los primeros gobiernos peronistas, se afianzó la igualdad ciudadana, fundamento de la vida democrática, en paralelo con la incorporación de las mujeres al ejercicio de los derechos políticos.

Que la educación de calidad sea igualitaria y un derecho de todes, no se corresponde con la supuesta meritocracia que propugnan los gobiernos neoliberales como el de Larreta, en los que el principal mérito que en verdad cuenta es qué se puede adquirir en el mercado. Por eso siguen desfinanciando el sistema público de educación y procuran cerrar los profesorados.

Norberto Alonso

  

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