Buenos Aires, 5 de marzo de 2019.Llegado a Buenos Aires con apenas 25 años, trabajó primero en importantes estudios arquitectónicos hasta que logró independizarse e instalar años después su oficina particular en Avenida de Mayo 695. Pronto se relacionó con la burguesía enriquecida para la que construyó importantes casas de renta. Mientras desplegaba su arte en fachadas ricamente ornamentadas, Palanti no renegaba de la especulación inmobiliaria ya que sus diseños de plantas muestran un aprovechamiento exhaustivo de los lotes. 

Entre sus primeros trabajos independientes se destacan por su singular decoración dos cercanos edificios de viviendas, ambos en la Avenida Rivadavia y construidos en 1914. Uno es el de Rivadavia 1906-1916, caracterizado por los dos corpulentos atlantes que cual ménsulas sostienen los balcones del segundo piso y parecen ubicados allí para aguantan en sus hombros los cuerpos salientes del edificio y humanizar su arquitectura. Los dos pares de figuras que rodean las claraboyas -una adolescente y un niño, probablemente Afrodita y Eros, divinidades del amor- contrastan con los atlantes así llamados  porque son una evocación de Atlas, el gigante griego condenado por Zeus a sostener la bóveda celeste por atentar contra los dioses y constituyen la versión masculina de las cariátides que vemos en infinidad de obras de arquitectura porteña. Sin ir muy lejos, en la manzana lindera, las puertas principales del edificio del Congreso Nacional se hallan flanqueadas por estas bellas figuras femeninas de bronces y mármoles.

El otro edificio se encuentra ubicado en Rivadavia 2625. Fue construido por el arquitecto Palanti por encargo de Bernardo Vila, un representante de esa burguesía enriquecida a la que se hacía referencia más arriba, que aspiraba a darle nivel a sus construcciones con la ornamentación art Nouveau diseñada sobre modelos  de plantas y animales El arquitecto diseñó la fachada emplazando tres robustos arcos de cuatro pisos de altura y en su frente dos grandes cabezas semejando águilas y serpientes entrelazadas, elemento que se reitera en la decoración que Mario Palanti imprimía en sus edificios.

 En el barrio de Balvanera también podemos apreciar la obra del arquitecto en un edificio de viviendas, construido entre 1919 y 1924 en Rivadavia 2460. Y algo maltratado por piquetas y modernizaciones faltas de criterio arquitectónico, lo que fue el Grand Hotel Ginocchio, levantado en 1915 en la esquina de Pueyrredón y Bartolomé Mitre.

                                                                                                                 Norberto Alonso

 

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