Sociedad | 6 de setiembre de 1930

El primer golpe

El 6 de septiembre de 1930, el Teniente General José Félix Uriburu, de orientación fascista, encabezó una sublevación cívico-militar que derrocó al gobierno democrático del presidente Hipólito Yrigoyen, de la Unión Cívica Radical, realizando el primer golpe de estado en Argentina del siglo XX, que inauguró la llamada “década infame”. El presidente depuesto fue confinado con 78 años de edad a la isla Martín García, en donde compartió presidio con varios presos políticos. Buenos Aires, 12 de setiembre de 2023. Uriburu ocupó por la fuerza la presidencia de la Nación Argentina, autodesignándose “Presidente del Gobierno Provisorio”. Los miembros de la Corte Suprema (José Figueroa Alcorta, Roberto Repetto, Ricardo Lavalle y Antonio Sagarna) y el procurador general (Horacio Rodríguez Larreta, tío bisabuelo de nuestro Jefe de Gobierno), permanecieron en sus cargos y avalaron el golpe mediante la doctrina de los gobiernos de facto.

Uriburu estableció una dictadura, con apoyo de influyentes grupos políticos, empresariales y mediáticos. Su gobierno disolvió el Congreso e intervino doce de las entonces catorce provincias del país (con la excepción de San Luis y Entre Ríos, con gobiernos electos que adhirieron al golpe). Uriburu gobernó por decreto, arrogándose los poderes ejecutivo y legislativo del país.

El golpe estuvo motorizado por los intereses petroleros extranjeros y las oligarquías feudales que aún gobernaban algunas provincias, que rechazaban la política yrigoyenista de nacionalizar el oro negro. El 1 de agosto de 1930, la empresa petrolera estatal YPF, creada en su primer gobierno, había decidido intervenir en el mercado petrolero para fijar el precio y romper el monopolio de las petroleras extranjeras, pero el golpe de Uriburu terminó truncando toda posibilidad de nacionalizar el recurso.

La dictadura de Uriburu reprimió con dureza la disidencia por parte de los grupos radicales, comunistas y anarquistas, y tuvo como objetivo último instaurar un régimen corporativista. A pesar de estas intenciones, el rechazo de las élites civiles al proyecto de Uriburu y una victoria electoral radical en comicios más tarde anulados en la provincia de Buenos Aires condujeron al gobierno militar a iniciar un proceso de normalización institucional. Sin embargo, el régimen de facto organizó elecciones fraudulentas en noviembre de 1931, en las que el radicalismo optó por abstenerse ante la nula falta de garantías, permitiendo la elección de Agustín Pedro Justo por una coalición de partidos conservadores.

El golpe de Estado realizado por Uriburu inauguró un ciclo de inestabilidad y violencia política persistente en la Argentina que se prolongó por más de medio siglo, dando lugar a gobiernos inconstitucionales y represivos llegados al poder por sublevaciones similares en 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. Un ciclo que algunos nostálgicos ahora pretenden reivindicar.



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