Comunales | Una postal del barrio

Pasaje Colombo

En un solar vinculado a la protohistoria del barrio de Balvanera, se encuentra una de las joyas arquitectónicas que engalanan nuestras calles. Se trata del conjunto que forma el llamado Pasaje Colombo, en la ochava de Azcuénaga y Rivadavia. Este año cumple 130 de su inauguración. Toda una historia de una edificación que caracteriza al barrio.
Buenos Aires, 22 de agosto de 2023. En nuestro barrio de Balvanera, sobre la Avenida Rivadavia 2431, hay un curioso pasaje conocido con el nombre de “Colombo”, que se inauguró hace 130 años y se conserva en perfecto estado. 

El Pasaje Colombo se terminó de construir en 1893, en terrenos que formaban parte de la quinta de Antonio González Varela, a quien le decían Miserere, que fue el pionero de Balvanera y que se afincó allí para construir una posada para los viajeros que se alejaban de la incipiente Buenos Aires y se internaban en las pampas, rumbo al oeste, hacia las quintas de Flores y más allá. González Varela fue quien donó los terrenos donde luego se erigió el templo de Nuestra Señora de Balvanera, que dió nombre al barrio.

La historia del Pasaje inicia en las últimas décadas del siglo XIX, cuando una empresa compró las tierras y decidió construir un grupo de edificios, atravesados por una calle con forma de “L”. El proyecto surgió como una impronta innovadora, acorde con los ideales de progreso que alentaban los propietarios de “La Edificadora S.A”.

El plan era construir un grupo de edificios de cinco plantas, para entregar los amplios departamentos a sus socios. Por lo tanto, a mediados de 1890, no solo concretaron el proyecto inmobiliario, sino también habilitaron el pasaje. Al principio, el pasaje fue llamado Edificadora, por la empresa constructora que compró el espacio para edificar viviendas. Unos años más tarde, el complejo fue adquirido por Carlos Ambrosio Colombo, de ahí el nombre con el que hoy lo conocemos.

El ingreso oficial se encuentra sobre avenida Rivadavia 2431. Luego de unos 30 metros de recorrido, antes de terminar en una pequeña torre de seguridad de dos pisos, se abre a la derecha su único brazo, que sale por Azcuénaga 34.

Elegante y señorial, el estilo del complejo es una transición entre la arquitectura colonial y el academicismo francés con el que luego se construirían muchos nuevos edificios de la ciudad. Cada unidad tiene un subsuelo y cinco plantas dedicadas a viviendas con unidades de tres, cuatro, cinco, seis, siete y hasta ocho ambientes.

Las fachadas se conservan originales con aceras y faroles de hierro adosados a las paredes de las edificaciones, de color tiza, con sus puertas numeradas. Hacia el exterior, los 10 locales comerciales rompen la armonía de estas dos pintorescas callecitas que parecen llegadas desde otro planeta, por lo que han sido usadas como escenografía de numerosas publicidades y escenas de películas.

Finalmente, tras la inauguración de locales en la planta baja de cada torre, muchos residentes abrieron sus emprendimientos en el lugar y se esforzaron para cuidar cada detalle del pasaje. 

Además de su ubicación, que pasa desapercibida ante las miles de personas que recorren Balvanera a diario, el Pasaje Colombo está repleto de curiosidades que, en algunos casos, no tienen explicación. 

Es decir, una de sus mayores incógnitas es la torreta de dos pisos que se diseñó sobre la curva a 90º (para brindar seguridad) y que sorprende con un reloj y una lanza en su punto más alto. 
 
Por último, es fundamental aclarar que la reja que aparece en la foto principal de este artículo y los portones de hierro, no son originales. También que este sitio es un Área de Protección Histórica (APH) desde 1997, por lo que deben preservarse sus características que lo vuelven único en el paisaje urbano.


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