Sociedad | Retomar el rumbo

Libertadores de América

Este 17 de agosto se cumplirán 173 años del fallecimiento del General José de San Martín en Boulogne Sur Mer, Francia, donde pasó sus últimos años. Proclamado “Padre de la Patria” y “Santo de la Espada” por sus exégetas, destacó inmensamente por su genio militar y por su honradez cívica inquebrantable.
Buenos Aires, 15 de agosto de 2023. El primer apelativo, sin embargo, esconde un equívoco. Sin ningún lugar a dudas San Martín fue un enorme patriota, que se puso al servicio de la causa de la emancipación. Pero no de la libertad de Argentina, que no existía en sus tiempos, sino de la libertad de la América del Sur. Más precisamente, procuró con todas sus acciones romper el yugo colonial que unía a la mayoría de los pueblos de nuestra América con España.

Por eso, siempre pensó en derrotar el centro del poderío español en el subcontinente, que era Perú y ese propósito estratégico unió las acciones de Bolívar desde el norte, con las de San Martín desde el sur. Bolívar y San Martín sintetizan a toda una generación de libertadores de América, que persiguió por todo nuestro continente el mismo objetivo altruista: servir a la causa de la libertad americana.

Nunca lucharon para imponer otro dominio ajeno a cambio del que se procuraba derogar. San Martín se impuso lograr la libertad de Chile o de Perú, para que sus pueblos se gobiernen a sí mismos y así afianzar la libertad de las Provincias Unidas del Sur, pero sin involucrarse en luchas intestinas que implicasen confrontaciones fratricidas. En sus palabras: “Desde el momento que presté mis primeros servicios a la América del Sur, no me ha acompañado otro objeto que su felicidad, éste es el norte que me ha dirigido y dirigirá hasta el fin de mis días”. (Mendoza, 11 de mayo de 1819). “Sólo deseo la independencia de América del gobierno español, y que cada pueblo, si es posible, se dé la forma de gobierno que crea más conveniente” (Huaura-Perú, 17 de diciembre de 1820).
“Nada debe ocuparnos sino el objeto grande de la independencia universal” (Plan de Organización, 21 de octubre de 1816).

Lo hizo y lo dijo, mostrando una férrea coherencia entre sus actos públicos y privados, con sus dichos. Tanto que pasó su vejez en el exilio, lejos de las pasiones americanas, para no ser enredado en esas disputas menores. Pese a ello, arrastró a lo largo de toda su vida pública el escarnio de la maledicencia de sus opositores. Ayer como hoy, dentro de nuestra propia gente anidan aquellos que repudian la libertad y no están dispuestos a los sacrificios que es menester hacer para lograrla.

Es por esta presencia que, pasados más de dos siglos, nuestra independencia no ha sido consolidada. Nuevas metrópolis vinieron a reemplazar a las antiguas para alegría de los nuevos viejos cipayos que infestan nuestras filas. Retomar el legado de aquellos guerreros de la libertad que encarnó San Martín, es todavía una meta para las actuales generaciones de patriotas.


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