Sociedad | El calentamiento llegó para quedarse

El horno porteño

El sábado 11 de marzo rompimos dos records. La demanda eléctrica alcanzó un pico histórico en el país y por primera vez en su historia, la ciudad superó el umbral de temperatura máxima de ola de calor (32,3 °C) por 12 días consecutivos (el récord anterior era de 2017, con 11 días). Sin embargo, el cambio climático y sus consecuencias no están en la agenda de la política.
Buenos Aires, 14 de marzo de 2023. Es lógico. Si las temperaturas se mantienen más altas de lo que hasta ahora fue normal, la gente recurre a todos los medios a su alcance para mitigar el calor. Eso implica más consumo de electricidad. Así, el sistema eléctrico nacional registró el 11 de marzo un nuevo nivel histórico de demanda al llegar a los 27.203 MW, el nuevo récord para un día sábado, de acuerdo a los datos de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa). El pico de consumo de energía registrado a las 14.35 ante las altas temperaturas que afronta gran parte del país resultó superior a los 26.746 MW del 11 de febrero, al alcanzar los 27.203 MW.

La ciudad aportó lo suyo. A las 14 del 11 de marzo, registró 38,6 °C de temperatura, la más alta para marzo desde 1906, y se trató de la segunda vez en el mes que alcanza el récord absoluto para marzo (el día 2 fue con 38 °C), según datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

Sin embargo, puede ser todavía peor. Los investigadores consultados por la agencia Télam coincidieron en que las olas de calor serán cada vez más frecuentes e intensas por la influencia humana en el clima. “Experimentamos las olas de calor más frescas del resto de nuestras vidas”, advierten científicos, aunque suene paradójico. Quien lo afirma es Carolina Vera, doctora en Ciencias de la Atmósfera e investigadora principal del Conicet, que es vicepresidenta del grupo de trabajo I del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas. Ella consideró que “antes era muy raro que el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) tenga temperaturas por arriba de 34 grados y ahora es mucho más frecuente”. 

Las causas de lo que estamos viviendo, resultan de una combinación de factores desafortunados, algunos de ellos generados por la actividad humana. “La realidad es que el calentamiento global que estamos experimentado no se frena, ya que se debe a la acumulación de gases de efecto invernadero desde el inicio de la era industrial”, afirmó Vera. Y precisó: “Hoy el nivel del calentamiento global está alrededor de un grado. Con un mundo de 1.5 grados de aumento se van a acelerar cinco veces la frecuencia e intensidad de las olas de calor. Según las proyecciones, en torno al 2040 estaríamos alcanzando ese aumento”.

En este cierre del verano con un calor sofocante también se batió el récord de cantidad de olas de calor, con nueve eventos en diferentes regiones del país durante el semestre cálido 2022/2023. “Teniendo en cuenta la última década, nunca se habían registrado más de 4 o 5 episodios por temporada", reportó el SMN y recordó que para declarar una ola de calor se deben registrar 3 días o más con temperaturas mínimas y máximas por encima de ciertos umbrales, según cada ciudad.

No sólo es el calor. Si a nivel nacional, el país tuvo este año el verano más cálido de su historia con 1,3 grados por encima de la temperatura normal, según los datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en base al período de referencia que va de 1961 a la actualidad, también a su vez, este verano fue el tercero más seco en Argentina de la historia, mientras que el pasado febrero fue el segundo más seco con un 41,9% menos de lluvia que el promedio. 

Estos datos asimismo son consecuencia de la deforestación. Argentina se encuentra entre los diez peores países a nivel mundial en materia de deforestación según la FAO, la agencia sobre agricultura de la ONU. En las últimas tres décadas, perdió unas ocho millones de hectáreas de bosques nativos. Por eso en 2019, Argentina declaró la emergencia climática y ecológica. Pero hay que tratar de revertirlo.

¿Qué se puede hacer?

Las ciudades acumulan calor, con sus superficies cubiertas de asfalto y cemento, incapaces de absorber el agua y la luz solar. Aumentar las superficies verdes y llenar de árboles el ejido urbano es la mejor estrategia disponible para mitigar el calentamiento global que padecemos en las ciudades.

Un equipo de científicos del Instituto de Ciencias Atmosféricas y del Clima de Zurich comprobó a fines de 2021, gracias a informaciones satelitales, que los árboles disminuyen notablemente el calor de las ciudades. Durante los veranos, la reducción de la temperatura de la superficie terrestre podría ser de hasta 12 grados en los grandes conglomerados humanos.

Las ciudades suelen ser más cálidas que las áreas circundantes debido a las enormes extensiones de asfalto y cemento que absorben el calor. A esto se lo conoce como “isla de calor”. Un método de enfriamiento natural para estas islas son las especies arbóreas. El referente ambiental porteño Máximo Mazzocco, fundador de la ONG ambientalista Ecohouse Global, afirmó: “Hoy el cambio climático es una realidad innegable. Según el IPCC, que reúne a científicos y expertos del todo el mundo, el año 2030 sería la fecha límite que tiene la humanidad antes de un colapso ambiental que puede transformar la tierra de manera dramática. Es decir, que nos quedan menos de 10 años para cambiar el rumbo. Es muy importante combatir las islas de calor y crear extensos mantos de sombra. Tenemos que plantar todo lo posible y, desde nuestra organización, trabajamos a diario para lograrlo”.

Santiago Pujol


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