Porteñas | Crisis ambiental

Falta verde, sobra calor

La semana pasada gran parte del país, la ciudad incluida, batió records de calor. No sólo hubo dos días con máximas por encima de los 40º, sino que se registró una noche en la que temeperatura no bajó de 30. El calentamiento global está aquí y vino para quedarse. Para aliviarlo en las ciudades se requiere de más espacios verdes y más arbolado público, dos materias que el Gobierno porteño adeuda desde hace años. Tanto que computa como espacios verdes a canteros y derivadores de tránsito. Así, de los 3.646 espacios verdes que el Gobierno de la Ciudad dice que existen, el 60% son canteros y derivadores de tránsito. Hay barrios en los que no hay ninguna plaza. En otros, como en nuestra Comuna, el reclamo vecinal fue recuperando espacios públicos.
Buenos Aires, 18 de enero de 2022. La temperatura a las 16 horas del viernes pasado llegó a los 41.2°C en la ciudad, convirtiéndose así en la segunda marca más alta en la historia porteña. Tres días antes, el martes de esta semana, la temperatura había llegado a 41,1°. Dos jornadas para no olvidar a las que se sumó el record del sábado 15, cuando la temperatura no descendió de 30º a lo largo de 24 horas. Quienes lo guardaron como uno de sus peores recuerdos serán los miles de usuarios estaban sin luz, afectados por un corte masivo del suministro eléctrico.

Si bien el registro del viernes 14 ingresó en en el podio histórico de la Ciudad, aún no superó los 43.3°C que tuvo el territorio porteño en 1957. Así que todavía puede ser peor. Estos datos alcanzan para creer cuando los especialistas dicen que la temperatura en la ciudad es cada vez más elevada. Afirman que se debe al calentamiento global. Frente a eso en la ciudad solo queda generar más espacios verdes y ampliar el arbolado urbano.

Sin embargo, es un reclamo habitual de los vecinos y vecinas de muchos barrios porteños la falta de espacios verdes públicos en la Ciudad, lo que ya había quedado en evidencia durante la pandemia de Covid-19. Hay barrios, como Villa Santa Rita, que no cuentan con ningún espacio de esparcimiento y otros, como Almagro, San Cristóbal o Balvanera, que tiene muy pocos y muchas inutilizados como ámbitos verdes.
 
En total la ciudad apenas cuenta con 4,7 hectáreas verdes cada 10.000 habitantes, muy lejos de los estándares indicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo curioso es que un informe del Gobierno porteño, en respuesta a un pedido de acceso a la información pública, considera como espacios verdes a plazoletas secas, bulevares, jardines verticales, maceteros y otras categorías por el estilo.
 
El Gobierno de la Ciudad computa la existencia de 3.646 espacios verdes, de los cuales, 1.763 (casi la mitad) son canteros y 422, derivadores de tránsito. Entre ambas categorías suman 60% de las unidades verdes oficiales, número que desciende a 11% si la medición es en hectáreas, informa El Diario.AR.
 
El registro también incluye 618 plazoletas con una superficie de no más de un cuarto de manzana y, por lo general, son secas; 203 veredas que rodean pequeños fragmentos verdes, jardines ornamentales, cementerios, canchas de fútbol, bordes costeros, patios y pasajes, de acuerdo a una estadística oficial suministrada por la Dirección de Estadística y Censos del Gobierno porteño.
 
Para la nomenclatura de la Dirección General de Antropología Urbana, una plazoleta “tiene una función simbólica y en muchos casos alberga monumentos o hitos de la Ciudad, de superficie de hasta 2.500 metros cuadrados”. De esos reductos hay 618 en suelo porteño y ocupan 93,1 hectáreas. Las 203 veredas “verdes” (26 hectáreas) son espacios de tránsito y acceso a viviendas, es decir, de baldosas, pero que rodean un área con césped o plantas. Palermo y Belgrano son los barrios donde las veredas coquetas tienen mayor incidencia.
 
La realidad es que la Ciudad de Buenos Aires cuenta con 353 plazas, 64 parques, dos reservas ecológicas y un ecoparque (el ex Zoológico). Estos números arrojan, para el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, la suma de 6,7 hectáreas cada 10.000 habitantes (o 6,7 metros cuadrados por habitante). Pero si sólo se tuvieran en cuenta los espacios verdaderamente verdes (plazas, parques, reservas ecológicas), la relación bajaría a 4,7 hectáreas/10.000, lejos de cualquier estándar aceptable.
 
Según Fabio Márquez, director de la Comisión de Participación Social de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo y docente de la Maestría Paisaje, Medioambiente y Ciudad en la Universidad de La Plata, el consenso académico internacional estipula que una ciudad debe tener entre 10 y 15 hectáreas verdes cada 10.000 habitantes, es decir, cerca del doble de lo que declara el Gobierno de la Ciudad y el triple si se ajusta el cómputo.
 
María Eva Koutsovitis, coordinadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA, toma como parámetro la ley de Ordenamiento Territorial vigente en la Provincia de Buenos Aires. Esta ingeniera industrial, crítica del Gobierno de Rodríguez Larreta, remarca que un espacio verde debe, para ser tal, tener “continuidad hidrológica vertical”, es decir, el agua debe fluir desde la superficie hacia las napas, lo que excluye terrazas y jardines verticales.
 
El Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana refiere que, de acuerdo a un estudio de la Fundación Bunge y Born que aborda el concepto de accesibilidad, el 87,6% de la población porteña reside a menos de diez minutos de un espacio verde público.
 
En la práctica esto no es así. Por ejemplo, Caballito es uno de los barrios más poblados de la Ciudad, cuyos habitantes están entre los más activos en el reclamo de áreas verdes. Parque Rivadavia, Parque Centenario o Plaza Irlanda son grandes extensiones accesibles para el gran barrio del centro geográfico de la Ciudad, pero a todas luces insuficientes en relación a los habitantes.
 
Mientras tanto, Larreta avanza en la privatización de espacios como Costa Salguero, los terrenos ferroviarios en Colegiales y Caballito, en las inmediaciones de las vías de las líneas Mitre y Sarmiento, respectivamente, donde los famosos desarrolladores, en alianza con el Ejecutivo porteño, pugnan por vencer la resistencia de vecinos.
 
En su haber, el Gobierno de la Ciudad anota avances verdes en el Paseo del Bajo, en Puerto Madero; el Parque de la Estación, en Almagro; y la Reserva Ecológica Lago Lugano. El caso del Parque de la Estación es curioso, porque vecinos agrupados en organizaciones que coadministran esa hectárea y media que pertenecía al Ferrocarril Sarmiento y hoy alberga especies autóctonas, denuncian que debieron resistir durante años, mediante recursos y movilizaciones, el intento del Ejecutivo de Buenos Aires de construir edificios y comercios.
 
Los 3.646 espacios verdes del registro público suman 2.063 hectáreas, o 1.453 si se excluyen los canteros, plazoletas y las categorías inscriptas como “otros” por la Secretaría de Desarrollo Urbano. De ellas, 343 hectáreas —casi un cuarto de los espacios verdes reales— corresponden a la Reserva Ecológica Costanera Sur, que se ubica sobre el Río de la Plata y sólo linda con las últimas torres de Puerto Madero y la villa Rodrigo Bueno, y permanece cerrada desde el atardecer, los lunes y los días de lluvia. Es decir, “su inserción en la trama urbana de la Ciudad es bastante limitada”, remarca Márquez a El Diario.AR.
 
Como la reserva ecológica pertenece a la Comuna 1 (Retiro, Puerto Madero, San Telmo), la estadística cada 10.000 habitantes crece allí hasta 18,2 hectáreas, el triple del promedio de la Ciudad. También se destaca la Comuna 8, una de las más pobres de la Ciudad (Villa Soldati, Villa Lugano, Villa Riachuelo), con 18,8 hectáreas/10.000, porque el catastro anota en su haber el Parque Indoamericano, el ex Autódromo, el ex Interama y otros terrenos, varios de ellos degradados o con acceso restringido. La Comuna de Palermo (14), al contar con los bosques homónimos, asciende hasta 12 hectáreas/10.000 habitantes.
 
En el fondo de la tabla se ubican Balvanera y San Cristóbal (Comuna 3) y Almagro y Boedo (Comuna 5). Ni siquiera suman con canteros, cementerios o derivadores de tránsito; tienen unas pocas plazas y arañan las 0,4 y 0,2 hectáreas cada 10.000 habitantes, respectivamente. En el límite de ambas comunas se está dando una de las luchas del momento. Vecinos y organizaciones sociales reclaman la construcción de una plazoleta en la intersección de la avenida Corrientes y Gallo, donde fueron demolidas construcciones precarias, a la que ya le pusieron nombre: Tita Merello. El proyecto del Gobierno porteño es otro, pretende cambiar la zonificación mediante un "convenio urbanístico" para que un desarrollador erija un edificio de 73 metros. La historia de terreno tiene un capítulo a desentrañar, pues en su momento due expropiado para construir una de las proyectadas autopistas de Cacciatore que no llegó a realizarse. Cómo y cuándo volvió a manos privadas es algo que no se conoce.

Otra esquina que pretenden ganar los vecinos como espacio público es la de Ayacucho y Perón, donde hubo una estación de servicio que abarcaba un cuarto de manzana. Allí también los poseedores privados del predio imaginan maximizar su rentabilidad inmobiliaria construyendo viviendas. La regulación del uso del espacio urbano depende de un estado activo, también para enfrentar el cambio climático.


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