Comunales | Juegoteca Martín Fierro

Tiempo de diversión para los más chicos

Funciona en Oruro 1300, bajo Autopista. Asisten grupos de niños de tres a trece años, con inscripción abierta durante todo el año. “Lo básico es que vengan acá y encuentren un espacio para expresarse libremente”, detallan sus hacedores. Depende del Ministerio de Desarrollo Social porteño. Buenos Aires, 9 de junio de 2014. Muñecos, colchonetas, juegos de mesa, cartas, pizarrones. En la sala de la Juegoteca Martín Fierro los estantes están repletos de juguetes colorinches. Algunos están en el suelo y delatan que no hace mucho un par de esos locos bajitos corretearon por ahí. El sol entra por la ventana, desde donde se ve el polideportivo con un picado en pleno centro, y más allá los frentes de San Cristóbal.

Es una tarde apacible en el Martín Fierro. En una pausa de actividades, los integrantes de la Juegoteca hablaron con nosotros sobre el trabajo de recreación que hacen con chicos de tres a trece años.

Pero antes, vale centrar el organigrama de juegotecas: se trata de espacios barriales de recreación, donde niños y niñas se pueden anotar a lo largo del año con la presencia de sus padres, tras un encuentro con los responsables. Estos espacios integran el Programa Juegotecas Barriales (4124-5926 de 10 a 17), en la Dirección General de Niñez y Adolescencia, del Ministerio de Desarrollo Social del gobierno porteño.

En cuanto a la Comuna 3, la Juegoteca del barrio funciona en el polideportivo lindero a Plaza Martín Fierro, bajo Autopista. Una vez dentro de Oruro 1300 es cuestión de caminar dos pasillos en L y llegar hasta la sala de juegos.

Esa rutina hacen decenas de familias que acompañan a sus hijos al encuentro de un “espacio donde se privilegia el desarrollo íntegro del chico a través de expresiones durante el juego”, tal como definen sus hacedores, un grupo de educadores, asistentes sociales y psicólogos.

Celeste Cardaropoli es una de las cinco personas que participa en la coordinación y señala: “En cada Juegoteca se trabaja de forma particular. Acá hay tres grupos, se ve qué necesita cada uno, qué se puede explotar”. Soledad Peralta detalla: “Funcionan tres grupos según la edad, de tres a cinco años (lunes a jueves de 14.30 a 16.30), de seis a ocho (martes y jueves de 17 a 19), y de nueve a trece (lunes y miércoles de 17 a 19)”.

Cuentan los responsables de la Martín Fierro de San Cristóbal que hay dos bloques, uno de juego libre, donde los chicos hacen uso de lo que quieren y otro de juegos coordinados. Después gtodos disfrutan una merienda.

En cuanto al primer momento, sostiene Leila Vigna que el juego libre es muy rico para el desarrollo de los niños. Asimismo, la mayoría de las actividades tienen coordinación, dice Rosario Guell, y narra que en días de sol y calor, luego de ponerse de acuerdo con los demás espacios del polideportivo, hay deportes en las canchas e incluso actividades especiales en la plaza.

Peralta suma que “es el desarrollo íntegro del chico el que se expresa a través del juego”. “Acá se puede elegir dónde ir. Esa es la riqueza de la Juegoteca, tenés acceso a todo en el momento en que querés interactuar con eso”. Vigna dice que “se vive el juego como un fin, a veces aparte de jugar se plantean dinámicas”. “Aceptamos su forma desde el principio, respetamos su forma y vemos cómo mechar su socialización para llevar al trabajo grupal. Ellos proponen mucho, siempre estamos atentos para darles el espacio”.

También señala que “a veces vienen padres preocupados por señalamientos en escuelas, o ámbitos formales de educación”. Ante este panorama, que es más común de lo que se piensa, en la Juegoteca expresan: “La idea es que jueguen, lo básico es que vengan acá y encuentren un espacio para expresarse libremente. Lo que más te puede llamar la atención es que un chico no juegue, esa es la advertencia más clara. Que no escriba, que no se comunique puede darse e incluso malinterpretarse en ámbitos formales. Que un chico no juegue nos llama a revisar y ver qué pasa”.

“Hay nenes a los que les cuesta el despegue de los padres, pero después los ves acá y juegan lo más bien. Ahí la mirada de los coordinadores tiene que ser dinámica y flexible, porque no hay formulas mágicas sobre el comportamiento de un chico, probamos distintos caminos”, cuenta Celeste.

Sebastián Flores resalta que muchos chicos no están escolarizados todavía, esta es su primera experiencia. “Se van transformando con el correr de los encuentros”, apunta y señala a la Juegoteca como vínculo con lo que será luego la educación formal de los más chicos.

En cuanto a vínculos con el barrio y demás instituciones, los chicos de la Martín Fierro cuentan: “Muchas veces, como trabajamos en varias juegotecas, nos derivan pibes del hogar del barrio o de escuelas de la zona por temas de conducta. Esos temas los atendemos especialmente y hacemos lugar; está buena la respuesta en red. La tarea es agilizar los vínculos”.

“Lo ideal es estar conectado en el barrio a través de distintos tópicos”, indican y repasan fechas emblema donde se hacen actividades conjuntas. En este sentido, se celebra el Día por el Derecho a Jugar (27 de septiembre), que este año se hará el viernes 26, el aniversario de San Cristóbal, la Semana de Boedo en septiembre y los festejos por el Día del Niño. Son fechas donde las Juegotecas festejan en grande y exponen en ámbitos compartidos toda la labor cotidiana en la calle Oruro.

Juan Castro


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