Porteñas | Línea B

Cumplió 94 años

El 17 de octubre es recordado por su significado político, pero también es el aniversario de otros hechos que moldearon a nuestra ciudad. En 1930 esa fecha fue la de la inauguración del primer tramo de la actual Línea B del subterráneo, entonces llamada Ferrocarril Terminal Central de Buenos Aires de la empresa Lacroze Hermanos. Unía la Estación Callao con la terminal ferroviaria de Chacarita, haciendo su recorrido por debajo de la Avenida Corrientes. Buenos Aires, 22 de octubre de 2024. El 17 de octubre de 1930 se inauguró el primer tramo de la Línea B, conectando las estaciones Federico Lacroze y Callao. Un año más tarde, en diciembre de 1931, el servicio se extendió hasta una de sus cabeceras definitivas: La estación Leandro N. Alem. Desde entonces, esta línea ha sido fundamental para millares de personas que viajan por la ciudad.

En 1912 el Congreso de la Nación Argentina había sancionado la ley 8.870 de creación de la línea que debería unir el Correo Central y la intersección de las calles Triunvirato y Elcano, donde se encontraba el Ferrocarril Central de Buenos Aires, a través de un túnel de 8,7 km.

Casi ocho décadas después, en julio de 2013, se inauguraron las estaciones Echeverría y Juan M. de Rosas, su nueva cabecera, en el barrio de Villa Urquiza. Actualmente, la Línea B combina con las líneas C, D y H, tiene conexión con los Ferrocarriles Urquiza, San Martín y Mitre y transporta más de 380 mil pasajeros por día.

Desde el principio se caracterizó por marcar diferencias. Por caso, la Línea B fue la primera en Buenos Aires cuyas estaciones contaron con molinetes y escaleras mecánicas. Otro dato curioso es que cuando se realizaba la excavación para la construcción de la estación Leandro N. Alem, se hallaron los restos de un "elefante" americano de la Era Cuaternaria, que fueron enviados al Museo de Ciencias Naturales de La Plata.

Muchos años después, durante las obras de extensión de la línea en el sentido opuesto, se halló en Villa Ortúzar el fósil de un gliptodonte, el cual se exhibe actualmente en la estación Tronador.

Según la profundidad del trayecto algunas secciones fueron realizadas a zanja abierta o mediante galería o túnel. Así fueron realizadas a zanja abierta las estaciones Federico Lacroze, Dorrego, Canning (actual Malabia), Río de Janeiro (actual Ángel Gallardo) y Medrano. Al llegar a la calle Maipú el túnel alcanzó la profundidad máxima de 17 m

El gran proyecto de Lacroze Hermanos

En febrero de 1912, cuando aún se encontraba en construcción la Línea A, el Congreso Nacional impulsó la realización de una segunda línea subterránea a cargo de la empresa Lacroze Hermanos. La nueva línea uniría, por debajo de las calles Triunvirato y Corrientes, dos puntos estratégicos: el Ferrocarril General Urquiza -entonces Terminal Central de Buenos Aires, de la empresa Lacroze Hermanos- y el Correo Central.

Por las consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial, las primeras excavaciones se retrasaron hasta 1928. En esa primera etapa las obras tuvieron el desafío de cruzar por debajo del cauce del Río Maldonado. Sobreponiéndose a esos inconvenientes, los obreros e ingenieros se mostraron a la altura del desafío inaugurando el primer tramo que unía Chacarita con Corrientes y Callao, el 17 de octubre de 1930.

En los dos primeros días del servicio más de 380 mil pasajeros viajaron demostrando su entusiasmo. Aquella recepción superó todo cálculo previo y anticipó la masividad que el servicio de la Línea B tendría hasta estos días.

Remodelaciones

En 1995 comenzó el recambio de flota y se compraron 128 coches japoneses Mitsubishi, de segunda mano (funcionaban en el metro de la ciudad de Tokio, más precisamente en la Línea Marunouchi) que se encontraban en un excelente estado de conservación.

Las demás unidades fueron radiadas por completo, siendo algunos pocos coches "Metropolitan Cammel" y "Osgood Bradley" donados a una entidad de aficionados al ferrocarril denominada Ferroclub Argentino, mientras, que otras dos unidades (un inglés, el 112, y un F.M., el 193) fueron cedidas en custodia a la Asociación Amigos del Tranvía, entidad que los está restaurando para su conservación en estado original.

Las obras de modernización y cambio de estética llevadas a cabo a partir de 1996 por el entonces flamante concesionario privado Metrovías ejercieron un cambio radical en el aspecto de las estaciones, cubriendo las paredes tanto de andenes como de vestíbulos con material de tipo asfáltico pintado de negro y ocre en la mayoría de los casos; exceptuando Callao y Carlos Gardel, decoradas con azulejos blancos con vetas negras.​ De esta manera quedaron cubiertos los mencionados frisos de colores que embellecían las estaciones y les daban su toque característico.

La línea siempre contó con un sistema automático de señalización luminosa. En 1980 los dispositivos para-tren mecánicos fueron reemplazados por otros de inducción magnética, y en 1998 fueron finalmente sustituidos por un sistema electrónico con Protección Automática de Trenes (ATP). Las vías originales fueron reemplazadas, y se instaló un nuevo sistema automático de señales con protección automática de tren y los transformadores fueron cambiados por otros que no contenían PCB, un químico cancerígeno.

El 9 de agosto de 2003 fueron inauguradas dos nuevas estaciones, Tronador - Villa Ortúzar y De los Incas - Parque Chas, lo que permitió a la línea transportar más de 300 000 pasajeros por día hábil. 10 años después, se inauguraron las estaciones de Echeverría y Juan M. de Rosas, por lo cual la línea B adquiere su recorrido actual.



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