Historias de nuestra comuna | La memoria de un ídolo popular

La casa de Gardel

Luego de años de éxitos musicales, Carlitos compró una casa ubicada a metros del viejo Mercado de Abasto en Jean Jaurès 735. Hoy el Museo Casa Carlos Gardel y fue adquirida por el cantor en 1927 para su madre, Bertha Gardés, a través de un crédito del Banco Nación.
Buenos Aires, 7 de julio de 2020. Esa vivienda aloja desde hace unos años la memoria del cantor que anticipó el fenómeno de la música popular en el mundo de los medios audiovisuales de masas.  Él frecuentaba el barrio desde mucho antes, desde los tiempos en los que la casa de un tal Gigena, en la calle Guardia Vieja, fue escenario de su primer encuentro con “el Oriental” José Razzano, una “tenida”, como se conocía a esos desafíos entre cantores, que instantáneamente se convertiría en amistad y en dúo.

Tal vez por su arraigo juvenil en el Abasto, Gardel eligió el barrio para instalar “la casa de la viejita”, donde él vivió también y que abandonaba regularmente para viajar, por períodos cada vez más largos. El inmueble es un exponente de un nivel, típico de la oleada inmigratoria de principios de siglo En la planta baja de la casa original había un hall, una sala que daba al frente, dos saloncitos más chicos (uno era un salón de vestir, según el plano original), un baño y tres cuartos intercomunicados. Todos los ambientes tenían salida al patio techado, con una claraboya. Al fondo, estaban la cocina y una despensa. En la parte alta, un estudio, un lavadero, un baño, un dormitorio y una habitación de servicio. En la casa había un piano y una mesa donde Gardel desparramaba todos sus papeles y contratos. 

En esa casa recibió antes de partir en su última gira a los enviados de la revista El Canta Claro: “Se preguntarán ustedes por qué no resido en la Avenida Alvear, en el mejor chalet que se pueda hacer, pero les diré que yo vivo en este modesto barrio obrero, porque es mi querido barrio donde yo, cuando purrete, pasé momentos de felicidad que hoy, con todos los pesos que tengo en el banco, no puedo comprarme una hora de aquellas…”.

Los días de Gardel en Jean Jaurès, terminaron en 1933. El 7 de noviembre inició un viaje que lo llevó de gira por Europa, Estados Unidos y Latinoamérica y el 24 de junio de 1935  murió junto a sus músicos en un choque aéreo en el aeropuerto de Medellín, Colombia. 

La casa pasó entonces a su madre quien la dejó en testamento a Armando Delfino, último representante de Gardel. Bertha sobrevivió unos pocos años en la casa hasta que se instaló en Toulouse para pasar sus últimos años. Con el correr de los años y el cambio de dueños, la propiedad sufrió modificaciones que alteraron su fisonomía. En los 80, casi en paralelo al cierre del Mercado y la decadencia del barrio entero, se instaló en Jean Jaurés 735 la Casa del Tango, que modificó la arquitectura original al derribarse  algunas de las paredes interiores a fin de obtener un salón amplio para ubicar las mesas y el escenario. Cuando este local cerró, la casa conoció el abandono y el olvido. 

En 1996 el empresario Eduardo Eurnekian compró la finca y en 2000 la donó al gobierno porteño. El equipo técnico de la Dirección General de Museos estuvo a cargo del  proyecto de remodelación para albergar al Museo Casa Carlos Gardel que abrió al público el 4 de marzo de 2003. 


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