Sociedad | La obra de un grande

"Breccia 100. El dibujo mutante"

Una muestra que recorre la vida y la obra de Alberto Breccia, referente de la historieta argentina y mundial, se expone a cien años de su nacimiento en la Casa del Bicentenario, en Riobamba 985 y desde el 2 de mayo, donde se exhiben por primera vez en el país 70 trabajos originales, revistas, libros, fotografías y videos sobre el dibujante. Sin un orden cronológico, la exposición "Breccia 100. El dibujo mutante", montada en el tercer piso de la Casa del Bicentenario, está organizada con trabajos de coleccionistas privados y de los herederos de Breccia, con curaduría de Laura Caraballo junto al francés Thomas Dassance. La muestra podrá visitarse hasta 23 de junio.
Buenos Aires, 21 de mayo de 2019. Alberto Breccia fue un autor clave e indiscutido de la historieta mundial, inventor de formas y precursor de las prácticas más experimentales. Se trata de una oportunidad única para sumergirse en el universo de este artista liberado, comprometido, contestatario, generoso, influyente, a la vez dibujante, pintor, profesor, experimentador.

Autodidacta y amante del dibujo, Breccia dedicó largas horas de su adolescencia a copiar historietas para dominar el grafismo y lograr una técnica -cambiante a lo largo del tiempo- que le permitió no solo cumplir su sueño de dibujante, sino también abandonar las tareas en los sórdidos mataderos porteños, de principios del siglo XX, para empezar a publicar a partir de los 20 años.

La muestra rescata "Barrio chino", un dibujo en color totalmente inédito realizado para una exposición de 1953, en el que se observa "un trabajo minucioso y muy fino con pintura", arte que practicó en talleres y observó en sus visitas constantes al Museo Nacional de Bellas Artes, señaló Caraballo.

Se despliegan sobre las paredes sus trabajos en blanco y negro, de los que fue un precursor, con las historietas del guerrero "Jean de la Martinica" y el superhéroe argentino "El vengador", explicó la curadora, quien también se refiere "al poco valor que las editoriales le daban a la plancha original, que entre los 50 y 70 alteraban o redibujaban la historieta".

Un lugar especial ocupan los trabajos realizados por Breccia con Héctor Oesterheld, uno de los grandes guionistas argentinos, con quien empieza a abrir la vía de la experimentación y creatividad, y trabaja más con el blanco y negro, y las texturas.

Una de las historietas realizadas junto a Oesterheld es "Mort Cinder", considerada una obra maestra mundial, editada recientemente en Brasil y los Estados Unidos, y "Sherlok time", la historia de un detective en la que empieza a experimentar cómo es dibujar con una hoja de afeitar -que le permite hacer líneas finas y gruesas en un mismo trazo- y tinta china.

Si bien "El Eternauta" se publicó por primera vez en 1957 en la revista Hora cero, dibujada por Solano López, en 1969 Oesterheld decidió hacer otra versión con Breccia. La historieta apareció en la revista Gente, que se exhibe en la muestra: "Es un hecho bastante curioso que una historieta tan experimental aparezca en una revista como Gente, y de hecho al poco tiempo le empiezan a decir que tiene que cambiarla con la excusa de que en las cartas los lectores dicen que es difícil de leer", cuenta Caraballo.

Las revistas europeas en las que publicó sus trabajos por episodios también forman parte de la exposición.

Un lugar especial ocupa la adaptación de obras literarias que Breccia inició con los "Mitos de Cthulhu" de Lovecraft, que él mismo guionó, de una técnica muy abstracta. Son obras de un clima oscuro y tenebroso que Breccia realizó con agua, nafta y tinta china y que luego imprimió, buscando llegar a nuevas texturas usando materiales no convencionales, explicó Caraballo.

En estas adaptaciones le preocupaba mucho crear climas y resaltar las fisonomías de los personajes, tanto para hombres como para mujeres. Así realizó junto a Juan Sasturian adaptaciones de los cuentos "Las mellizas" de Juan Carlos Onetti, "Acuérdate", de Juan Rulfo y "El fin" de Jorge Luis Borges, que fueron publicados por ediciones De la Flor.

La muestra también exhibe varias planchas de la adaptación del "Informe sobre ciegos" de "Sobre héroes y tumbas", de Ernesto Sábato, y las historietas "Un tal Daneri" y "Viajero de gris" que hizo con Carlos Trillo, donde aparece el trabajo de collage en dibujos con color blanco, a diferencia de lo que se hacía usualmente. Con esa misma técnica de collage, en la que pegó papel sobre papel, trabajó en la historieta "Perramus", una saga política sobre la dictadura militar que apareció en la revista Fierro, luego compilada por De la Flor en varios tomos, al igual que los cuentos realizados en color de Poe, que adaptó junto a Saccomano y Sasturain.

La repetición de imágenes de manera obsesiva fue otro de los recursos usados por Breccia para transmitir el dramatismo de las ficciones, como en "La gallina degollada", de Horacio Quiroga.

La exhibición incluye además una instalación en la que- a través de un video- se proyectan viñetas de "El corazón delator" de Poe, donde el sonido de un latido logra el suspenso de ese cuento gótico en el que hay un asesinato. Un video realizado con filmaciones caseras tomadas por su amigo Carlos Mamud -donde Breccia aparece pintando con un pincel fino y tinta china- también forma parte de la exposición, así como una instalación hecha con una torre de mesas de bares en la que aparecen dibujos realizados en Las Violetas, el Tortoni y El Molino, confiterías históricas en las que Breccia acostumbraba dibujar.

"Breccia 100. El dibujo mutante" podrá visitarse hasta el 23 de junio en Riobamba 985, en la Ciudad de Buenos Aires. 

Los orígenes de un autodidacta

Alberto Breccia (Montevideo, 15 de abril de 1919 - Buenos Aires, 10 de noviembre de 1993) fue un historietista de origen uruguayo, que desarrolló toda su carrera en Argentina. A los tres años su familia se mudó a Mataderos, en Buenos Aires. Allí, antes de dedicarse al dibujo profesional, se desempeñó como obrero de la industria de la carne: "Hacía un trabajo muy desagradable, era rasqueteador de tripas", comentó.

Sin embargo, empezaba a tomarse en serio el trabajo de dibujante. Como el mismo reconoció en algunas oportunidades no fue un superdotado: fue un tipo con cierta habilidad. "Cuando terminaba la jornada en el matadero iba a mi casa y dibujaba lo que podía. Con esos balbuceos empecé a buscar trabajo."

En aquellos años, 1937, 1938, los periódicos importaban material de los sindicatos norteamericanos y europeos, por lo que había que lograr impresionar a algún jefe de redacción para encontrar lugar en ellos. Alberto era perseverante, y mientras tanto, desde 1938 publicaba en una revista de barrio, Acento, editada por sus hermanos y amigos de estos. Al tiempo, consiguió que se interesaran en su trabajo, aunque "pagaba muy poco; [pero] ese poco me permitió dejar el otro trabajo". Sus primeras historietas fueron una tira cómica muda llamada Mr. Pickles, que no obstante nunca logró vender y una sobre un detective chino: Mu-fa, de la que vendió diez tiras.


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