Buenos Aires, 3 de noviembre de 2020. Por este motivo, un grupo de legisladores y legisladoras de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, acompañados por el presidente de Acumar y el intendente de Avellaneda, presentaron dos proyectos de ley que proponen declarar al puente transbordador Nicolás Avellaneda Patrimonio Histórico y Cultural.

El puente es una estructura de hierro que tiene 77,50 metros de largo y 43,52 metros de alto, es el único puente transbordador del continente americano y uno de los ocho que todavía quedan en pie en todo el mundo (el resto se encuentra en Inglaterra, Alemania, Francia y España). 

Inaugurado en 1914, se convirtió en un símbolo de Buenos Aires, y en especial del barrio de La Boca, un lugar fundamental para el paisaje del río y su zona portuaria. Benito Quinquela Martín lo pintó infinidad de veces ocupando el fondo de varios de sus cuadros.

 El puente Avellaneda se construyó para facilitar el flujo de los obreros que a principios del Siglo XX llegaban en masa a trabajar a la ciudad, circulando preferentemente en bote desde y hacia la isla Maciel ubicada en el municipio de Avellaneda al otro lado del Riachuelo.  Dejó de funcionar en 1960 y estuvo a punto de ser desmontado y vendido como chatarra en 1994, pero una movilización de vecinos lo impidió.

Acumar y Vialidad Nacional, habían recuperado y puesto en valor el puente en 2011 luego de ser sometido a un minucioso proceso de restauración y puesta en valor que respetó su diseño, aspecto y materiales originales en trabajos de restauración que consistieron en poner a punto el mecanismo original, con su bobina en la que se enrolla un cable de acero, además del tratamiento de la estructura de hierro mediante el arenado y la aplicación de pintura.  

En 2017 se logró su funcionamiento sin ser abierto para uso público. Finalmente reabrió y fue formalmente reinaugurado en septiembre pasado para trasladar a los usuarios desde el barrio de La Boca hasta la Isla Maciel, fundamentalmente con objetivos turísticos, en el horario de lunes a viernes de 8:00 a 18:00 y los sábados, domingos y feriados de 9:00 a 17:30, con una frecuencia que estará sujeta a la electromecánica del puente y con  estrictos protocolos que impiden que viajen más de 16 personas por recorrido debido a la pandemia. 

En la reinauguración, la legisladora porteña Paula Penacca, vecina de La Boca e impulsora del proyecto de ley que busca declarar el puente transbordador Patrimonio Histórico y Cultural, describió el proyecto de desarrollo turístico que el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, está impulsando en la isla Maciel, señalando que la isla comparte con La Boca su pasado industrial de astilleros e inmigrantes y el estilo y los colores de los viejos conventillos, y expresó que la puesta en valor del puente puede significar perspectivas alentadoras para la reactivación económica de toda la zona: “El objetivo es poner en valor nuestros barrios populares y el Sur de la Ciudad y la Provincia, potenciar su valor turístico y apostar a que eso genere mayor trabajo e inclusión”.

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