Comunales | Inseguridad

Problema sin respuesta

Mientras sigue la polémica por el ajuste de los fondos nacionales transferidos a lo requerido para sostener el servicio de policía local, los vecinos piensan que la inseguridad empeoró. A más de tres años de su creación, la policía de la ciudad no asegura los barrios porteños.
Buenos Aires, 6 de octubre de 2020. Si la promesa a los porteños era que con policía propia la seguridad iba a mejorar, los resultados salieron mal. El 95 por ciento de los porteños asegura que la inseguridad es un problema grave y el 39 por ciento afirma que la situación en sus barrios empeoró. Son datos que surgen de un estudio realizado por el observatorio Gente en Movimiento, coordinado por la periodista y diputada nacional, Gisela Marziotta. 

De acuerdo al relevamiento realizado en el mes de agosto, el 95 por ciento de los habitantes de la Ciudad asegura que la seguridad es un problema grave para los porteños. Esta apreciación, señala, “es transversal a todos los sectores sociales, etarios y a los distintos barrios”.  

En este contexto de preocupación generalizada, el informe detalla que “el 57 por ciento de los porteños no se sienten seguros cuando transitan de noche” por sus barrios y que “el 56 por ciento sostiene que la inseguridad empeoró durante los últimos 6 meses”.

Los vecinos de Comuna 3 también se quejan. En agosto cortaron Av. Pueyrredón reclamando mayor presencia policial y el combate al narcomenudeo. La movida fue convocada por la ONG local Buenos Vecinos BA, relata el colega Abran Paso. Buenos Vecinos BA resumió los motivos del accionar: “Los vecinos se unieron a los comerciantes en reclamo de seguridad (…) con episodios que tienen a vecinos como víctimas, en un territorio atravesado por el narcomenudeo. Hubo críticas al Ministerio Público Fiscal de CABA que es el fuero al que llegan las causas de venta de estupefacientes en pequeñas dosis y a la jefatura de la Comisaría Comunal 3 y de la dependencia Vecinal 3 A por falta de respuesta policial”. “Se intentó alertar sobre las graves consecuencias en la vida diaria de las personas que habitan el barrio por culpa del narcomenudeo. La interacción de transas y consumidores tiene al vecino como rehén con riesgo de vida”, sumaron.

No sólo en Once. También hacia el sur de Balvanera, señalaron el “Polo Falopero” donde el narcotráfico tiene piedra libre. Publicamos el 29 de setiembre en nuestro portal de internet que “Vecinos de Balvanera denunciaron la falta de presencia policial en la zona entre las avenidas Rivadavia, Belgrano y Jujuy y la calle 24 de noviembre. Afirman que los efectivos de seguridad actúan sólo en contra de los vendedores ambulantes y no de la venta de droga en el barrio”.

La referencia al accionar policial negativo con los inmigrantes, ha sido también publicada por diarios nacionales, por caso Página 12. Con el título “¡Siempre le roban al negro!” el 18 de setiembre el periódico relataba un episodio también ocurrido en Balvanera durante un allanamiento a un hotel. “La Policía de la Ciudad llegó al hotel con una orden de allanamiento por el supuesto robo de un celular, la exhibió sin dejar copia a los inquilinos y los movieron a todos a una pieza para comenzar a revolver el lugar. Fueron dos horas en las que mantuvieron a los inquilinos sin permiso de regresar a sus habitaciones (…)  el celular nunca se encontró, intentaron robar 120 mil pesos a los vendedores senegaleses y terminaron llevándose 20 mil y una cadena de oro. Desde el Ministerio de Seguridad porteño no respondieron a la consulta de este diario”. 

A fines de setiembre se conoció la triste noticia de un oficial de la Policía Federal asesinado de una cuchillada por una persona que aparentemente, padecía un trastorno psiquiátrico y también resultó muerta de resultas del episodio. En esas circunstancias dos policías porteños presentes no hicieron nada para evitar la tragedia. ¿Tuvieron miedo, como insinuó la Ministra de Seguridad de la Nación? 

Tanto el policía muerto como los que no intervinieron, no mostraron entrenamiento para reducir sin armas a un agresor, pese a que son conocidas las técnicas de defensa personal, y no tuvieron capacidad de abordar a una persona fuera de sus cabales, más que con un arma de fuego. La inacción frente a los delitos que preocupan a la ciudadanía, la conducta institucional abusiva y violenta con los vendedores callejeros ilegales y la falta de profesionalismo para afrontar situaciones críticas, poniendo en juego su propia vida, son elementos que se suman para preguntarse para qué sirve esta policía. 

Quien dirige esta publicación fue espiado por agentes de esa institución al servicio del gobierno nacional de ese momento, en ocasión de que se hiciera en Buenos Aires la reunión de los ministros de economía de los países integrantes de la Organización Mundial de Comercio. El motivo fue haber solicitado participar de la misma en representación de una institución académica de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Fue informado de la pesquisa por la intervención de la Agencia Federal de Investigaciones (Ex SIDE) y accedió al expediente. Tampoco para eso se mostraron muy duchos los policías de la ciudad. Apenas un rejunte de publicaciones extraídas de las redes sociales, que podría haber hecho cualquier piba o pibe de la secundaria. 

Esa falta de profesionalismo sin embargo, está bien remunerada. Según el sitio Glassdoor, especializado en búsqueda de empleos, el salario promedio de un policía porteño es de 72 mil pesos, sin contar adicionales, el doble de lo que cobra un enfermero también de la ciudad, por ejemplo. Ambas fueron definidas como actividades esenciales durante la pandemia, al igual que la de la prensa. Para la sociedad lo esencial es que, además, esas tareas estén bien hechas. No parece ser el caso de la policíal. 

                 Santiago Pujol


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