Comunales | Una plaza con historia

Primero de Mayo

La Plaza Primero de Mayo se encuentra en el barrio de Balvanera y es una de las pocas que tiene Comuna 3. Su nombre recuerda una jornada con mucha e intensa historia en el barrio, que recorre desde los ùltimos años del siglo XIX hasta el presente. Fue un cementerio, inaugurado el mismo año que los ingleses desalojaron a la guarniciòn argentina de las Islas Malvinas, en 1833, èpocas de la Confederaciòn Argentina, durante el mandato en Buenos Aires de Juan Josè Viamonte.
Buenos Aires, 30 de abril de 2019. La Plaza 1º de Mayo se encuentra delimitada por las calles Hipólito Yrigoyen, Pasco y Alsina, debido a que sobre Pichincha hay una lìnea de edificaciones. Antiguamente se conocìa al predio como Hueco de los Olivos (antiguamente se llamaba hueco a predios sin uso) y pertenecìa a la familia De la Serna. En este predio desde el año 1833 hasta el año 1891 se ubicó el Cementerio de Disidentes.

Por ordenanza número 889 B.M. 330 del 14 de abril de 1925, se le asigna el nombre de “Plaza Primero de Mayo”, y se la inaugura en esa misma fecha del año 1928 con la presencia del intendente Carlos M. Noel, y del ministro del Interior Vicente Gallo.

El mismo día de la inauguración se descubre también el monumento Al Trabajo del escultor Ernesto Soto Avendaño (1886-1969), que había obtenido el primer premio de escultura en 1921, y que fue adquirido por el Concejo Deliberante para ser ubicado en esta plaza. La obra representa a un hombre de edad madura que lleva sobre su hombro una pesada masa.

Los disidentes del cementerio 

En la època inmediata a la Revoluciòn de Mayo, los ùnicos cementerios existentes eran los administrados por la Iglesia Catòlica. Pero allì sòlo podìan enterrarse fallecidos que hubiesen profesado esa fe. Debido a la existencia de creyentes de religiones no católicas (llamados disidentes), como protestantes o judíos, se les hizo necesario poseer un cementerio propio.

El primer cementerio de disidentes se instaló en un sector en la cercanía del camposanto de la Iglesia del Socorro pero dejó de utilizarse en el año 1833 al colmarse su capacidad, quedando abandonado hasta 1840.

Frente a la necesidad de un nuevo cementerio de disidentes en el año 1833 se estableció allí el segundo cementerio disidente, que estuvo administrado por una comisión compuesta por ciudadanos alemanes, estadounidenses e ingleses. También fueron enterrados los primeros judíos que vivieron en Buenos Aires, a partir de 1870. El 14 de septiembre de 1891 se dispone la clausura definitiva de este segundo cementerio disidente, a pesar de lo cual la última inhumación se realiza el 5 de noviembre de ese mismo año.

El año en que fue inaugurado como cementerio coincide con un importante hecho de nuestra historia nacional. La ocupación británica de las islas Malvinas fue una operación militar del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda que el 3 de enero de 1833 tomó el control de esas islas. A pesar de estar en relaciones de paz con la Confederación Argentina, el Reino Unido, con dos buques de guerra desalojaron a la guarnición argentina de Puerto Soledad de 26 soldados, quienes se marcharon dos días después. Desde entonces, las islas han estado bajo dominio británico, excepto durante el breve período de la Guerra de Malvinas en 1982.

En los casi 30 años posteriores a 1891, desde que dejó de funcionar como cementerio, sufrió un importante abandono. En 1915 fue demolida la capilla que se encontraba sobre la calle Hipólito Yrigoyen. En 1923 se concluyó con el traslado de los restos, pero es interesante recordar que no todos fueron retirados, ya que muchos no reclamados, permanecen aún en la plaza. Dentro de reconocidas personas inhumadas se encuentra doña Elisa Chitty de Brown, la esposa del almirante Guillermo Brown, a quien se la recuerda en una placa de bronce. También el patriota coronel don Juan B. Thorne, fallecido el 1 de agosto de 1885. Sus restos se encuentran hoy en el Cementerio Británico, y su bóveda es Monumento Histórico Nacional.

También se encuentra aquí el mástil Monumento a la Patria realizado por los ingenieros Bernardo Joselevich y Germán Joselevich y el escultor Israel Hoffman. Donado por la comunidad israelita de Buenos Aires, fue inaugurado el 19 de octubre de 1951.


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