Editorial | Panorama electoral

Larreta por la vuelta

Todavía es temprano para definir el panorama electoral del año próximo. Pero todos los políticos ya están en campaña. Continuamente escudriñan las encuestas y buscan indicios que les confirmen sus temores más ocultos y sus deseos más profundos. Larreta no es la excepción. Ya hace planes para asegurarse otros cuatro años al frente de la Jefatura de Gobierno.
Buenos Aires, 7 de agosto de 2018. En esta época de redes sociales virtuales, la comunicación política se ha vuelto permanente. Todo el tiempo se está en campaña y para sostener ese ritmo febril se recurre a todos los medios. El plan de acción gubernamental muchas veces es sólo el de producción de noticias. Las que se lanzan a toda orquesta para sostener la imagen positiva de un gobierno o de un funcionario, y las que se ocultan todo lo posible para minimizar su rechazo. 

Larreta sabe que en tiempos de ajuste, alta inflación, pérdida de empleos y huída del peso, lo mejor que puede hacer es aparecer lo menos posible al lado del gobierno nacional, al tiempo que procura multiplicar las buenas noticias municipales. Espectáculos gratuitos en vacaciones de invierno, inauguración de obras, cambio de disposiciones para abaratar la gestión de los consorcios, etc. 

Hasta ahora la fórmula le da resultado. Su buena imagen y la ponderación positiva de su gestión se mantienen mayoritarias en el electorado porteño, pese a que por primera vez en años Macri suscita más rechazos que apoyos en el distrito que lo vio nacer políticamente. El divorcio entre la evaluación de la gestión municipal y la nacional, pese a ser del mismo espacio político, beneficia a Larreta y sus planes de asegurar su continuidad al frente del Ejecutivo local.

Si alguna vez soñó en proyectarse a la escena nacional, no será en 2019. Por dos razones. El inventor del macrismo no está por ahora dispuesto a retirarse sin dar pelea. Y tampoco acepta que le impongan herederos. La gobernadora bonaerense ha probado las consecuencias de haber alentado antes de tiempo las expectativas de algunos de sus allegados más íntimos y su buena imagen pública se ha visto profusamente enchastrada por las denuncias de aportantes truchos y plata negra en la campaña electoral provincial, que se han conocido en las últimas semanas y alimentadas desde las inmediaciones de la Rosada.

Larreta no quiere que lo castiguen de igual modo. Se encuadró con las necesidades ideológicas del gobierno nacional y avanza en su propio plan de ajuste, por caso castigando a los docentes con salarios a la  baja, aunque las finanzas del distrito no lo requieran, pero quiere ahorrarse ser el que da las malas noticias. Por eso todavía los anuncios de aumentos en las tarifas de los servicios públicos siguen a cargo de funcionarios nacionales como Dietrich o Iguacel, que nada tienen que perder entre los vecinos de la ciudad.

Si logra sortear con éxito la debacle de Cambiemos a nivel nacional el próximo año, que todo señala como inevitable en este momento, tendrá por delante otros cuatros años para ver sus posibilidades de proyectarse al plano nacional. La vidriera porteña tiene brillo propio y cualquier administración razonable cuenta con recursos suficientes como para hacerla rendir en términos electorales. Para ese momento servirán los vínculos que siempre mantuvo con el peronista "dialoguista", que tan eficaz auxilio ha significado al gobierno nacional en sus horas más difíciles. 

En la escena local no tiene grandes competidores. Lousteau fue eficazmente anulado, aunque quizás pueda verse tentado con una reedición de una oposición "progresista" de la mano de Stolbizer y el gobernador socialista de Santa Fe. Pero hoy así no sumaría mucho más que el 20 por ciento de los electores, con suerte. El kirchnerismo correrá con candidato propio, aunque ninguno asoma por encima de Filmus, ya acostumbrado a perder elecciones porteñas. Otras opciones, como la que ensaya el actual presidente de San Lorenzo, están muy lejos de haber fraguado y después será tiempo de ver si tienen espacio entre las preferencias electorales. Nada que ahora amenace la futura reelección de Larreta.    


Lic. Gerardo Codina


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