Editorial | Consecuencias de los medios

El país que no miramos

La mediatización de la política es un fenómeno de larga data y generalizado en todo el mundo. En un país como el nuestro, con la hiperconcentración de medios en pocos grupos monopólicos, todos ellos localizados en nuestra ciudad, la conjunción de los dos fenómenos termina convirtiendo una agenda local en algo que pareciera que sucede en todo el país. Eso ocurre con nuestra ciudad. Termina ocultando al resto de Argentina.
Buenos Aires, 7 de setiembre de 2021. Un ejemplo rotundo de lo dicho es que dos de los cuatro Jefes de Gobierno que tuvo Buenos Aires desde que es Ciudad Autónoma por la reforma constitucional de 1994, se consagraron luego como presidentes del país. Cifra más impactante si se recuerda que uno de esos cuatro Jefes todavía está ejerciendo su mandato como gobernador de la ciudad. 

De la Rúa y Macri alcanzaron proyección nacional desde su ejercicio como intendentes porteños. Cierto que ambos hicieron trayectorias públicas destacadas antes. Uno como referente político de un partido centenario y el otro como heredero de un importante grupo empresario, además de haber pasado por la titularidad de uno de los principales clubes de fútbol. 

La capacidad de saltar de la Jefatura porteña a la primera magistratura nacional, contrasta con la evidencia de que ningún gobernador de la principal provincia argentina logró ser presidente de la Nación. Nunca en nuestra historia un gobernador bonaerense fue luego presidente argentino, aunque algunos, como Rosas, en los hechos ejercieron ambos roles en simultáneo. 

Ahora bien, la potencialidad presidencial de quienes accedieron a la Jefatura de Gobierno es notoria además, porque se acumuló en los últimos 24 años, el tiempo que la ciudad es autónoma. ¿Qué lo explica? Muchas razones podrán exponerse para dar cuenta de este fenómeno. Pero una destaca. Si uno quiere saber cómo está el tiempo y enciende la televisión en Río Hondo, provincia de Santiago del Estero, sabrá qué temperatura hace en la Reina del Plata. No en su territorio. 

Aunque provincias como Santa Fe o Córdoba tengan una significación demográfica y económica semejante a la de nuestra ciudad, nunca sus gobernantes tienen una proyección mediática equivalente a la de nuestro intendente. Ni qué hablar de quienes están a cargo de las gestiones de la mayoría de las llamadas provincias “chicas”.

Porque nuestros grandes medios operan como si todo lo significativo que sucede es lo que acontece dentro de los límites de la ciudad (aunque a veces alguna de sus figuras se pregunte quién es el intendente de Villa Lugano). A este rasgo unitario y centralista, a contramano de la organización federal de la nación, se le suma la condición monopólica que procura uniformar la producción informativa como modo de optimizar las ganancias empresarias e invisibilizar los conflictos locales de cada lugar de la patria. Salvo cuando sirven para construir agenda y opinión pública favorable a sus intereses. 

Este doble cerrojo informativo les sirve para pre formatear la percepción social de la realidad, construyendo acontecimientos que, solo por estar en su escenario privilegiado, se convierten en nacionales. Es el caso de Milei, la estrella punk del neoliberalismo criollo. Todo un dato para considerar a la hora de pensar en la verdadera democratización de la sociedad. Sin un sistema federal y democrático de medios, será muy difícil.

Lic. Gerardo Codina 


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