Buenos Aires, 8 de setiembre de 2020. Esa exportación pionera no anticipó en los siglos siguientes un pujante desarrollo industrial. En gran medida debido a que las manufacturas artesanales desarrolladas en diversas localidades de nuestro extenso territorio, fueron barridas a partir del siglo XVIII con el arribo de las mercancías inglesas. La masiva penetración de bienes importados imposibilitó el subsiguiente desarrollo industrial, que debió esperar largamente hasta entrado el siglo XX, para comenzar un camino todavía por recorrer. 

El debate entre librecambistas y proteccionistas se extendió largamente durante los siglos XIX, XX y continúa en nuestros días. En ese debate Carlos Pellegrini, que llegó a la presidencia de la República después de la Revolución del Parque y fundó el Banco de la Nación, asumió siempre la necesidad de proteger la industria nacional. Fueron suyas estas palabras: “El libre cambio mata a la industria naciente. Los que han defendido ciegamente teorías sostenidas en otras partes no se han apercibido que apoyaban intereses contrarios a los suyos. Cuando esta cuestión se discutía en el Parlamento inglés, uno de los ilustrados defensores del libre cambio decía que él quería hacer de la Inglaterra la fábrica del mundo y de la América, la granja de la Inglaterra. Y decía una gran verdad, que en gran parte se ha realizado porque en efecto nosotros somos y seremos por mucho tiempo, si no ponemos remedio al mal, la granja de las grandes naciones manufactureras (…) Yo pregunto, Sr. Presidente, ¿qué produce hoy la provincia de Buenos Aires, la primera provincia de la República? Triste es decirlo. Sólo produce pasto y toda su riqueza está pendiente de las nubes. El año que ellas nieguen riego a nuestros campos, toda nuestra riqueza habrá desaparecido. Es necesario que en la República se trabaje y se produzca algo más que pasto”.

Algo más que pasto se puede producir. Lo demuestra, por si hiciera falta, la extraordinaria respuesta que ha tenido la ciencia argentina frente a la pandemia. Se desarrollaron test diagnósticos y serológicos como el NEOKIT COVID 19, que hoy tiene una producción de un millón de pruebas por mes, un suero equino hiperinmune (hoy en ensayo clínico), iniciativas para detectar restos del virus en afluentes cloacales, protocolos para el ensayo de plasma de convalecientes. Todo confiando en nuestras capacidades. Es bueno recordarlo al hablar de industria nacional.

 

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