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El castillo medieval de Sandro en Boedo

La leyenda dice que todo empezó una noche de luna llena cuando Sandro volvía en auto de dar un recital, estacionó en la avenida Pavón, entre Quintino Bocayuva y Castro, se bajó y les dijo a sus acompañantes que allí, en esa cuadra, se imaginaba un castillo resplandeciendo bajo la misma luz que plateaba la arboleda del barrio.
Buenos Aires, 3 de diciembre de 2019. Lo concreto es que en 1980 Roberto Sánchez compró una casa antigua en Pavón 3939, ordenó la demolición completa y él mismo hizo los planos del nuevo proyecto, que supervisados y firmados por un arquitecto, fueron aprobados el 27 de noviembre de 1985. 

Construyó una casona de 1000 m2 cubiertos, de dos plantas, un castillo medieval en pleno barrio de Boedo con portón de madera maciza, almenas, aberturas de arco ojival, una torre coronando la estructura y la decoración interna del mismo estilo, y la convirtió en su oficina personal, sitio de ensayo y depósito de instrumentos, equipos musicales y escenografías de shows. Su intención era armar en el espacio un gran estudio de grabación, pero el proyecto nunca llegó a concretarse. 

Sandro conoció en este lugar a Olga Garaventa, quien llegó al castillo para trabajar como empleada de maestranza, luego se desempeño como su secretaria privada y con el tiempo se convirtió en la compañera del músico. Desde 2007 y durante unos años, el espacio pasó a manos de conocidos de Sandro, a través de un contrato de alquiler. Después de varios conflictos y un juicio de desalojo, el lugar volvió a la familia y estuvo abandonado entre 2014 y 2018. 

El año pasado, Pablo Ferraudi, hijo de Olga Garaventa, y Luis Ortiz, titular de la Escuela de Vinos de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), se asociaron para poner en valor el edificio y desarrollar un nuevo proyecto, el Cultural Cava (Centro de las Artes y la Viticultura Argentina), inaugurado oficialmente el sábado 26 octubre y declarado Sitio de Interés Cultural por la Legislatura porteña. 

Ambos expresan que no van a competir con otros emprendimientos culturales del barrio, sino que se sumarán a la red cultural barrial, ofreciendo actividades distintas y complementarias basadas en cuatro pilares: arte, gastronomía, bienestar y sustentabilidad. "Sandro fue un ícono de la cultura popular argentina y la construcción de este castillo responde a sus ganas de producir y descubrir nuevos artistas, entonces, rescatamos ese espíritu y lo ampliamos a distintas expresiones del arte", agregan.

En el espacio funcionará un bar temático sobre la obra y objetos originales de Sandro y se desarrollarán actividades culturales y talleres de formación artística en canto, danza, tango, comedia musical, psicodrama, cine, escritura recreativa y humor gráfico, entre otros. En un ámbito reservado para el universo del vino, habrá degustaciones y cursos de formación y capacitaciones en enología, viticultura e introducción a la cata. 

El lugar ha sido decorado en una de sus paredes con una colección de vinilos con singles del Gitano ubicados entre rosas rojas y fotografías inéditas de todas sus épocas. Su oficina personal hoy es un auditorio con 42 butacas y una pantalla para proyecciones, y en un patio interno, el Grupo Artístico de Boedo aportó su mirada popular con cuatro ilustraciones del músico en diferentes etapas de su vida, desde su juventud rockera hasta sus últimos años con la bata roja. 

  



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