Comunales | Meca de la milonga en San Cristóbal

Reabrió Gricel

Con una nueva administración, vuelven los bailes y las clases a La Rioja 1180. Un conflicto laboral latente que empaña el relanzamiento de Gricel. Once empleadas con más de 20 años de la anterior gestión, quedaron cesantes, con sueldos impagos y sin indemnización.
Buenos Aires, 4 de junio de 2019. Luego de haber iniciado el año de puertas cerradas, a mediados de mayo reabrió el célebre espacio de tango Gricel, en la calle La Rioja 1180, casi esquina San Juan. Por las noches hay milongas ya conocidas en el ambiente del dos por cuatro porteño. Como novedad, durante el día hay clases y ensayos.

Gricel inició en 1994 y fue administrada por Héctor Chidichimo, una figura reconocida en el ambiente milonguero, quien ya no es parte del proyecto. Ahora, el Nuevo Gricel, como le dicen, está en manos de Daniel Rezk con ayuda de sus hijos, Esteban y Laila. Él está hace once años en Gricel organizando las milongas La Cachila y Derecho Viejo.

El 16 de mayo se hizo la reapertura, a la que asistió una gran cantidad de milongueros, vecinos y seguidores de la movida tanguera. Fue el inicio de una nueva etapa para la cultura del barrio de San Cristóbal, ya que este espacio es valorado dentro de Buenos Aires y también por personas de todo el mundo que viajan para pasar sus noches al compás del dos por cuatro.
 
Daniel habló con este medio y contó: "Es un honor y un compromiso asumir esta nueva etapa. Yo hace once años que estoy acá haciendo las milongas. Gricel es un espacio emblemático, icónico del tango. Somos los nuevos inquilinos. En realidad, no somos dueños, somos los administradores y a la vez alquilamos a distintas milongas". 

Durante los meses en que el local de la calle La Rioja estuvo con las persianas bajas se hicieron reformas edilicias. "Tratamos con mis hijos de mejorar todo el aspecto de Gricel. Muchas cosas estaban desvencijadas por los años que tiene esta casa". "Tratamos de mantener ´la roña´ por decirle de alguna manera", bromea, para decir que el aspecto de antiguo reducto tanguero continúa latente. 

En redes sociales hay imágenes del proceso, que incluyó mejoras en los muros, nuevas luces, un espacio más ameno para las mesas de los asistentes, piso nuevo para la pista de baile, la cual está rodeada de columnas antiguas y una valla ornamental de metal, que también se acondicionó. Al fondo, arriba de la barra, hay un cartelón con Gricel en letra cursiva y luces de neón; es el gran atractivo, ya que durante las milongas bajan la intensidad de otros focos y el resplandor de este emblema queda en primer plano.

Daniel repasa: "Arrancamos los jueves con Milonga La Cachila, que empieza a las 20.30. Los viernes está la milonga Yira Yira (22.30). Los sábados está la milonga Malena (22.30). Los domingos arranca a las seis de la tarde con una clase de rock y a las siete con clases de tango para todos niveles. Las clases de tango las dan Laila Rezk y Leandro Oliver y Alejandro Ferreyra y Fernanda Grosso. Después viene la milonga Derecho Viejo (20.00). Los lunes a las 20.00 está la milonga El Milongón de los Lunes. Los martes desde las 21.30 está la Mondonguito".

Trabajadoras en el medio

Hay un conflicto laboral latente que empaña el relanzamiento de Gricel. El día de la reapertura hubo una protesta en la puerta. Eran once empleadas de la anterior gestión, que con más de 20 años quedaron cesantes, con sueldos impagos y sin indemnización.

Una de las trabajadoras contó a este medio: "Trabajé en Gricel, en junio cumplía 23 años, los 10 primeros en negro. A mediados de enero clausuraron Gricel, decían que era por un tema de habilitaciones. Tuvimos una reunión con Chidichimo. Dijo que iba arreglar y reabrir. Pidió que esperemos, dijo que nos iba a pagar. En febrero tuvimos otra charla y dijo que quería vender el fondo de comercio, que no podía más, que no tenía plata, que si queríamos hiciéramos juicio".

"Al tiempo dijo que si queríamos cobrar habláramos con su abogado. En vez de pagar indemnización, mes de preaviso, vacaciones, aguinaldo por dejarnos sin trabajo sin previo aviso querían pagar el mes de enero a cambio de presentar el telegrama de renuncia. No lo hicimos, estamos con abogados y seguimos reclamando. Yo pensaba jubilarme en Gricel, ahora se me está haciendo complicado seguir adelante", agregó.

Al respecto, Daniel expone: "El anterior inquilino Héctor Chidichimo rescindió el contrato y quedó con deudas. No tenemos nada que ver con él ni con esas deudas. Nosotros no compramos el fondo de comercio. Somos sólo nuevos inquilinos. Las personas que quedaron sin cobrar eran empleados de Chidichimo", agrega. "El día de la apertura, durante la protesta, Chidichimo salió a la puerta y les dijo que la gente que ahora organiza, o sea nosotros, no tenían nada que ver".

Daniel dice estar a favor del reclamo de los empleados, pide diferenciar al antiguo administrador de los actuales: "Estoy de acuerdo con el reclamo porque hay que pagarles su trabajo, pero no tienen por qué venir a Gricel, no tengo nada que ver." 

Al respecto, una de las afectadas explica: "Hacemos escraches en la puerta de Gricel porque la gente que está ahora nos podría haber contratado. La idea, al menos mía, era seguir trabajando, no importa con qué dueño, aunque sea empezando de cero". 

"Tenemos apoyo de mucha gente. Seguimos yendo a la entrada de Gricel. También nos invitaron de milongas para hacer difusión y repartir volantes", sumó. El Movimiento Feminista de Tango (MFT) expresó su solidaridad. En tanto, Mónica Linares, de la milonga Mirando al Sur, sintetizó en redes sociales: "Hay que tomar noción del daño. La comida, los alquileres, la vida no puede esperar".

Juan Castro

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