Editorial | Elecciones 2019

El dilema opositor

Con el reloj electoral ya corriendo su cuenta regresiva, el panorama de la oferta electoral porteña sólo presenta certidumbres por el lado oficialista. Los opositores, que son muchos, no logran vertebrar una propuesta alternativa atractiva a pocos meses de las definiciones. Es la principal ventaja con la que corre tranquilo Larreta a su reelección, listo para intentar redondear 16 años de gestión PRO en la ciudad de todos los argentinos.
Buenos Aires, 5 de febrero de 2019. Mientras trascurre el tiempo hasta las elecciones, Larreta avanza en la remodelación profunda de las políticas públicas básicas y deja a las variadas tribus contrarias ladrando a la luna, reducidos a la total impotencia política. Cuando apareció una oferta diferente, al menos en lo discursivo, Larreta no la tuvo fácil. Por eso, en cuanto pudo, le marcó la cancha a Martín Lousteau, cerrando el espacio para un comportamiento autónomo del reciente afiliado radical y sus seguidores con ánimos de disputar la jefatura de gobierno. Ahora su espacio político se fracciona por derecha. Los ultra liberales no están satisfechos con Cambiemos, aunque se verá si llegan a hacer sombra.

Pero más allá de Lousteau y los fundamentalistas del ajuste a ultranza hay un variado espectro de corrientes políticas y dirigentes que expresan otra mirada sobre la ciudad y su gente, mirada que no logra instalar un debate público diferente sobre política porteña. Eso ocurre aun cuando se multiplican las acciones de protesta y el reclamo de una mejor calidad de los servicios públicos que debe asegurar el Estado. Reclamos que gozan de simpatía de amplias franjas de la población.

Es el caso del cierre de escuelas públicas, la impericia para poner coto al delito que se multiplica en las calles porteñas o el abandono de las franjas más vulnerables de la población, entre las que se cuentan los niños imputados de causas penales, todos temas que tratamos en la presente edición, y las familias indigentes que se duplicaron entre nosotros en apenas tres años sin que a Larreta se le moviese un pelo.

También hay en marcha un achique del gasto público en salud, con reducción de camas hospitalarias, cierre de hospitales, y faltante de insumos y medicamentos. Son temas que no pone en agenda el sistema de medios concentrados, generosamente sobornado con amplísimas pautas de publicidad oficial u otros negociados, como el estadio que tramposamente La Nación está armando en terrenos que son del Club Atlanta, con el repudio de toda la barriada.

La lealtad de los poderosos que habitan aquí está asegurada por las oportunidades comerciales que continuamente genera una administración destacada como desarrollador inmobiliario. Pero tarde o temprano todo eso va en desmedro de las mayorías, muchas de ellas agobiadas por su supervivencia cotidiana y con poco hábito de pensar críticamente. 

Ahora, en ese terreno se despliega el desafío político opositor. La unificación máxima posible y la renovación de las propuestas parece ser el único camino que puede transitar para promover un verdadero cambio. Junto a la denuncia, la propuesta alternativa, indicando los caminos de la realización concreta. Y no dejarse distraer con los espejitos de colores que cada día reparte en abundancia la agencia de publicidad oficial, siempre sonriente, aparentemente calma y descontracturada, con gente de look casual y al corriente de las últimas novedades tecnológicas. 

¿Es posible? Claro que sí. Al menos para dar pelea en serio y renunciar a seguir siendo los escoltas díscolos del campeón distrital.

Lic. Gerardo Codina


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