Comunales | Impunidad institucionalizada

Permiso para matar

Cinco años atrás era baleado en Loria e Independencia Jon Camafreitas, quien murió días después. Su asesino, el cabo Martín Naredo de la Federal, condenado por la Justicia, permanece prófugo desde entonces. En diciembre del año pasado, otro caso sucedió también en el barrio, en Carlos Calvo y Jujuy. Nicolás Soriano fue baleado en la cabeza a plena luz del día por un suboficial de la Federal, el sargento Sergio Lucero, a quien, por instrucciones de la ministra Bullrich, lo defiende gratis el equipo jurídico del Ministerio. Buenos Aires, 4 de abril de 2017. Los dos casos se parecen no sólo porque sucedieron a pocas cuadras. Ambos jóvenes también agonizaron en el Hospital Ramos Mejía. Pero tienen algo más perturbador en común. Muestran un alarmante grado de impunidad institucionalizada, que aumentó con la nueva gestión. Un virtual permiso para matar, del que nadie se hace cargo.

En septiembre de 2014, el día final del juicio en su contra, el ex cabo de la Policía Federal Martín Alexis Naredo pidió no participar de la lectura de la sentencia por “cuestiones anímicas”. El policía fue condenado a perpetua, pero ya había fugado. Su víctima, Jon Camafreitas de 18 años, fue asesinado el 21 de enero de 2012. Después de la condena, el Tribunal Oral Nº 23 tardó una semana en ordenar la captura del prófugo. Naredo permanece en libertad porque nadie lo busca. Además de que facilitaron su fuga. Sin la protección de integrantes de la Federal, estaría preso.

Lucero probablemente no deba esconderse. Al acusado por la muerte de Nicolás Soriano lo defiende el equipo jurídico del Ministerio de Seguridad de la Nación por decisión de la ministra Bullrich. Su caso fue considerado “iniciado a consecuencia del ejercicio de la labor policial”. Labor que probablemente incluya, según los actuales superiores de Soriano, además de disparar a sangre fría a una persona desarmada que se entregaba, el armado de la escena para simular un enfrentamiento, como denunciaron en su momento los testigos presenciales, o amedrentar a los vecinos para que no testimonien en contra de la versión policial.

El 27 de diciembre pasado publicamos en sintesiscomuna3.com.ar “Una kiosquera que presenció los hechos, según relató Crónica, vio los mismos hechos. Declaró “Un chico venía corriendo, lo estaba persiguiendo un policía. El pibe se intentó ir en un camión, pero el camión no arrancaba. El policía, vestido de civil le dijo ‘bajate’. Así como se bajó, con las manos en alto, el policía le pegó un tiro en la frente. Así nomás lo mató”. “Llegó un patrullero y se llevaron al policía”, agregaba. “Llamé a la ambulancia que tardó media hora en venir. El pibe aparentaba ser mayor, pero era un pibe”, agregó. “Lo balearon al pibe cuando ya se había detenido y había levantado las manos. Le pegaron un tiro en la frente”, contó otro usuario. “Plantaron una escena falsa con un arma y varias balas para hacerlo pasar como un enfrentamiento”, agregó.

La policía es la misma y actúa protegiendo a los suyos, aun cuando comentan delitos. Cambió la conducción política. Naredo enfrentó un juicio, perdió su estado policial, tiene una condena y está prófugo. Lucero también enfrenta un juicio, pero es defendido por la institución. Un grado superior de impunidad.


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