Sociedad | Un problema sin solución a la vista

Otra vez la basura

Año nuevo, vida nueva, dicen. Pero siguen los viejos problemas. Es el caso de la basura. El 28 de diciembre, a poco de culminar el 2012, el gobierno porteño le aplicó una multa de 1,5 millones de pesos por incumplimientos en sus servicios a la empresa AESA Buenos Aires. Y anunció que si esta situación se repite “tres o cuatro veces más", le rescindirá el contrato. Pero la cuestión no termina allí. Fue el tercer conflicto en torno de la basura en 40 días. Buenos Aires, 14 de enero de 2013. La empresa multada presta servicios en la llamada zona 2. Es la responsable de la recolección de residuos en Palermo, Coghlan y Belgrano. Allí las quejas vecinales se hicieron oír, cuando volvieron a amanecer cubiertos de basura. Claro que no se trata de un problema exclusivo de aquellos barrios. La cuestión se repite lamentablemente por toda la ciudad.

La introducción de los contenedores agudizó el problema, desordenando los horarios de sacar la basura a la calle, sumando el tema de la limpieza de los recipientes que nadie realiza y abriendo la puerta para que las empresas recolecten los residuos día por medio, con suerte. Sin contar con el hecho de que ningún vecino parece interesado en separar residuos secos y húmedos.

No terminan acá las dificultades. A principios de diciembre los gobiernos porteño y bonaerense firmaron un acta por la cual el primero se comprometió a reducir la cantidad de basura remitida a la provincia para su enterramiento. A partir del 1º de enero debería registrar una disminución del 10 por ciento, hasta llegar al 78% menos del volumen actual, en el término de un año y medio. "Todo aquello que exceda lo convenido no se va a recibir", advirtió el jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez.

El acta fue resultado de una negociación de apuro, luego de que el gobernador Scioli avisara públicamente que su paciencia “tenía límites”, del mismo modo que la capacidad de los rellenos sanitarios donde se depositan los residuos porteños. Ocurre que la ciudad viene incumpliendo su propia legislación, que había establecido un achique paulatino de la cantidad de basura que procedería a enterrar en el Gran Buenos Aires. Nada asegura que ahora los compromisos se cumplan.

Por eso enero será un mes decisivo para el gobierno porteño. Y es que desde el primer día hábil del año deberá cumplir con la meta a la que se comprometió: reducir en 600 toneladas la cantidad de basura que entierra en el relleno sanitario Norte III, en San Martín.

El jueves 3 se inauguró allí una nueva planta de tratamiento, donde se recuperarán unas 400 toneladas de material reciclable y convertirán 600 toneladas de basura orgánica en compost. Pero no servirá para abonar jardines, sino para tapar los residuos enterrados en el mismo relleno, según advierten las organizaciones ecologistas, escépticas de la utilidad de la planta porque usa basura que viene mezclada desde la recolección.

La llamada Ley de la Basura Cero se aprobó en 2005 y fijó metas de reducción de los envíos de residuos a los rellenos sanitarios del CEAMSE en base a los niveles enviados en 2004. Los objetivos, que no fueron alcanzados, eran disminuir en un 30% la cantidad de basura para el año 2010, en un 50% para 2012 y en un 75% para 2016.

En 2004 la Ciudad envió 1,5 millones de toneladas. En 2008, primer año de la gestión de Macri, el total fue de 1,84 millones. En 2011, llegó a 2,28 millones, es decir un aumento del 24% desde 2008. En el período anterior (2004-2007) la suba había sido de un 10%, por lo que el envío de basura aumentó más durante la gestión de Macri que en los anteriores gobiernos.

Además de la cantidad de basura y de los incumplimientos de las empresas, también se hacen oír los intereses de quienes trabajan en el CEAMSE. Quieren mantener los rellenos sanitarios abiertos, para conservar sus puestos de trabajo, aunque sea a costa de la contaminación de extensas zonas del conurbano.

El gremio que los nuclea es conducido por el diputado provincial, Jorge Mancini, un hombre cercano a Moyano. El amenazó el 4 de diciembre con nuevas medidas de fuerza, que ya costaron a la ciudad un desborde de basura en las esquinas. Denuncian queluego de que pasaran más de tres semanas del último conflicto por el cual cerraron el acceso de los camiones recolectores a la planta de José León Suárez, no hay “respuesta al compromiso que asumieron las autoridades de elaborar una propuesta respecto a los rellenos”. Los trabajadores “hemos pedido infinidad de veces, el respeto y garantía de los puestos de trabajo y que se adopten las medidas necesarias y urgentes para garantizar la continuidad de la empresa y sus actividades vinculadas”, enfatizó el legislador y agregó que “esas medidas no se han tomado”.

“Venimos advirtiendo hace mucho tiempo del inminente colapso de los Complejos Ambientales pero no somos escuchados, estamos cansados y no se dan cuenta que este problema afecta a todos”, refirió.

Todos al tacho

Las empresas recolectoras que hacen mal su trabajo, el gobierno de la provincia que pierde la paciencia y los trabajadores del CEAMSE que demandan continuidad de sus fuentes laborales, son los tres frentes de conflicto actuales que afronta la gestión de residuos urbanos en la metrópoli. Pero no son el problema.

Crece el volumen de la basura porque aumenta la actividad económica y el consumo. Toda la industria está orientada a generar desperdicios que no pueden ser aprovechados por los consumidores de los productos. Envases y papeles usados llevan la delantera. La mayoría de ellos además, no se degradan fácilmente y permanecen por décadas contaminando el ambiente. Hasta ahora y por años, la única solución disponible era quemarlos o enterrarlos. Dos salidas malas para el ambiente y un derroche de recursos.

Cambiar eso es posible. Lo que es un deshecho para uno, puede ser una oportunidad de reciclado para otro. Pero eso supone una nueva actitud de todos, incluidos los gobiernos. Generar menos residuos, separar antes de desechar y reciclar todo lo que se pueda, son acciones posibles en la medida que el estado y la sociedad se comprometan sostenidamente a lo largo del tiempo. Hay ejemplos que muestran que es posible. Pero además, no hay otra salida. Salvo que nos tape la basura.

Lic. Gerardo Codina

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