Porteñas | Faltan articulación y presupuesto

La atención primaria bajo la lupa

La atención primaria de la salud cumple un rol fundamental al descomprimir a los hospitales. Por eso va hacia el territorio a detectar y concientizar a la comunidad. La relación poco fluida con los nosocomios y los problemas presupuestarios afectan a su principal pilar: los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CESAC) Por Mateo Lazcano, para la Cooperativa de Editores EBC
Buenos Aires, 12 de julio de 2022. El lenguaje científico sitúa a la atención primaria en la esfera de “la promoción de la salud y la prevención de enfermedades”, pero en lo cotidiano, su objetivo se traduce en poder descomprimir a los hospitales generales y dejar que estos puedan abocarse a los cuadros más complejos. 

De las viejas salitas de barrio a los actuales Centros de Salud y Acción Comunitaria (CESAC), el servicio de atención primaria en la ciudad de Buenos Aires fue variando con los gobiernos, aunque con una lógica común: la falta de articulación entre este espacio y los hospitales de agudos, sumado a las falencias que se derivan de la desinversión general en el rubro.

¿Qué implica un CESAC y cuáles son sus límites?

“La institucionalización de la atención primaria llegó a nuestro país a medida que fue necesitándose, más por impulsos de funcionarios sueltos que pensada y diseñada previamente”, define Federico Petiniccio, director del CESAC 22, de La Paternal. Desde los primeros CESAC creados en la década de los 80, hoy llegan a 44 según la cifra oficial del Gobierno de la Ciudad. Para este especialista se precisan por lo menos el doble. “Rosario, ejemplo en el tema, tiene ochenta desde la gestión socialista  para un millón y medio de habitantes”, dice.

Este déficit impone la primera de las limitaciones al funcionamiento ideal de los centros. 
“Estamos siempre corriendo de atrás, hay una demanda a la que no damos abasto”, sentencia Petiniccio. El personal no es suficiente en muchos casos siquiera para garantizar un funcionamiento mínimo: “Es común encontrar épocas en las que, por enfermedades o vacaciones, falten administrativos y los propios profesionales te atiendan el mostrador de recepción”, expresa Sara Eichenbaum, integrante de la comisión de Salud del Consejo Consultivo de la Comuna 11 y ex integrante del área de atención primaria porteña.

“Nuestro equipo tiene capacidad y perspectiva de crecimiento, que no son acompañadas. Para poder desarrollar trabajos territoriales es necesario más recurso profesional y espacio físico que no tenemos. Esto hace que no pueda priorizarse lo preventivo y comunitario, teniendo que cumplir tareas de asistencia por la demanda siempre creciente”, aporta Guadalupe Cortez, trabajadora social del CESAC 34, el único dentro del área programática del Hospital Álvarez. 

 Relación con los hospitales

Los CESAC están referenciados en sus respectivos hospitales generales, pero este vínculo dista de ser el ideal. “Hay trabas que más que sistémicas son humanas. Los médicos somos una corporación difícil y hay casos en los que se busca contradecir o cuestionar mutuamente en vez de solucionar rápido el tema”, pone sobre la mesa Petiniccio. 

Tampoco son menores los temas burocráticos. Solo el Hospital Durand habilitó la agenda de las especialidades; el resto de los centros debe derivar pacientes a los nosocomios sin poder decirles con quién y cuándo atenderse, con una mera recomendación y hasta a veces sin tener los contactos, lejos de funcionar de manera interrelacionada.  

La importancia del trabajo comunitario

“La salud es un proceso de construcción social, no solo médico, y por eso es fundamental que los Centros de Salud sean apropiados por los vecinos. El Estado lo administra, pero es de ellos”, plantea Petiniccio.  Un caso paradigmático en este asunto es el del CESAC 41, de La Boca, donde a través de reuniones abiertas, profesionales y usuarios del lugar diseñaron  en comunidad un proyecto de remodelación del centro, contemplando las necesidades específicas de la población y hasta las raíces culturales del barrio. La propuesta fue acercada en diciembre último al Ministerio de Salud.

El director del CESAC 22 aporta que “la mayor fortaleza de estos lugares está en la participación de la gente y el vínculo mutuo con el profesional”. Y agrega: “Mucha gente se dio cuenta que era redituable concurrir porque conoce quién la atiende, sabe qué días estamos, cómo se llaman nuestros hijos”.  En este sentido, acciones claves de los CESAC son las campañas de vacunación del calendario por las cuales hasta se acercan a las escuelas de la zona; o las de prevención, como las de dengue, en las que visitan casa por casa, meses antes del tiempo en que se esperan los picos de casos, para destacar la importancia de seguir los consejos. 

¿Qué pasa con los Centros Médicos Barriales (CMB)?

Hay unos 37 CMB en total. Los mismos componen una estructura decididamente menor a los CESAC, y actúan como meros “policonsultorios” de especialistas (principalmente de ginecología, odontología, pediatría o clínica médica), como una extensión de la atención en los hospitales.

Los entrevistados coinciden en encontrar muchas falencias en ellos. “No hay farmacia, no se dan vacunas, ni poseen enfermerías. Tampoco se atiende por fuera de los horarios de los hospitales, tienen total desarticulación”, lamenta Eichenbaum. El director del CESAC de La Paternal cuestiona por su parte que “la carga cae sobre el profesional”, dado que eventualmente, ellas o ellos mismos deben encargarse de disponer de personal administrativo o de encontrar el lugar y alquilarlo para que luego el Gobierno de la Ciudad les suministre parte del dinero que exige su sostén a la vez que les permite la atención de particulares privados.



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