Porte帽as | Comedores comunitarios

El 煤ltimo dique de contenci贸n

Trescientas mil personas se alimentan en comedores o dependen de la entrega gratuita de alimentos para poder comer en la ciudad de Buenos Aires, seg煤n estimaciones extraoficiales. Diferencias y aspectos comunes de estos espacios de contenci贸n social que durante la pandemia han visto multiplicada su demanda. Por Mateo Lazcano, para la Cooperativa de Editores EBC
Buenos Aires, 6 de octubre de 2021. Las cifras actualizadas sobre la pobreza y la indigencia en el pa铆s dieron cuenta de una dram谩tica situaci贸n econ贸mica y social. Millones de argentinos tienen ingresos insuficientes siquiera para alcanzar la canasta alimentaria, por lo que dependen indefectiblemente de terceros para poder alimentarse. En la ciudad, el distrito m谩s rico del territorio nacional, casi el 8% de su poblaci贸n es indigente.

Ante tal cuadro de realidad, los comedores comunitarios tienen un rol fundamental para garantizarle a esta franja de la poblaci贸n al menos un alimento diario. Pero las voces de quienes los coordinan muestran que, en los hechos, act煤an como algo todav铆a m谩s importante: son una referencia, una contenci贸n y parte del n煤cleo social de las personas a las que asisten.

Se estima que existen cerca de 4000 comedores en toda la ciudad. Es algo que no resulta sencillo medir, dado que entre estos se encuentran los oficialmente registrados ante el Gobierno y los no oficiales. Para estos 煤ltimos, el sacrificio en su tarea es doble, ya que adem谩s de brindar el servicio deben encargarse de autogestionar las provisiones y la comida que entregan.

Comedores por toda la ciudad

En La Boca, sobre la calle Necochea 779, funciona hace 32 a帽os el Centro Comunitario Copitos. Cecilia P茅rsico es una de las encargadas de brindar el servicio de comedor junto a otras 16 integrantes que se dividen en dos grupos. De lunes a viernes se alimentan all铆 450 personas. 鈥淧ero no recibimos esa cantidad de raciones, para nada鈥, comienza aclarando su coordinadora. Ella afirma que el hecho de tener que agrandar la raci贸n enviada es una costumbre que siguen hace largo tiempo. 鈥淭odos los d铆as nos acercan el alimento fresco, como la carne, la fruta y el pan. Y una vez por semana, el seco鈥, detalla Cecilia. 

All铆 toman asistencia, con el fin de tener noci贸n de qui茅nes se acercan con regularidad, dada la condici贸n 鈥渘贸made鈥 que tiene usualmente la poblaci贸n en situaci贸n de calle. 鈥淪iempre tenemos demanda porque nos derivan mucha gente desde el hospital Argerich o salitas m茅dicas. Entonces es bueno saber si alguien dej贸 de venir para poder recibir a alguien nuevo y no estar guard谩ndole el plato鈥, afirma la integrante de Copitos.
Otro comedor de caracter铆sticas similares es el Se帽or de los Milagros, del barrio La Carbonilla, de La Paternal, que alimenta a 350 personas. 鈥淎 m谩s, lamentablemente no podemos llegar鈥, dice Susana C谩rdenas, su coordinadora. Como en el ejemplo anterior, se帽ala que la entrega del Gobierno de la Ciudad implicar铆a que 215 sean los platos servidos. Al resto llegan incluyendo la donaci贸n de vecinos, vecinas e instituciones. Sus ocho cocineras, divididas en dos burbujas, comienzan su labor a las 7 de la ma帽ana para dar el almuerzo. 鈥淗ay un problema de presi贸n de agua y recibimos muy poca, de manera que se tarda mucho鈥, describe Susana.

En paralelo a los comedores cl谩sicos, hay otros espacios que cumplen el mismo objetivo, pero con una estructura menor e incorporando otros elementos. En el Barrio Mitre, de Saavedra, funciona el merendero Mi barrio es mi patria, administrado por militantes del Movimiento Evita. All铆 serv铆an la merienda lunes, mi茅rcoles y viernes a 70 ni帽os y ni帽as de entre 4 y 12 a帽os. La cuarentena interrumpi贸 esa din谩mica, pero no hizo que deje de llegar el plato. Desde entonces, lo entregan 鈥減uerta a puerta鈥. Mar铆a Fernanda Pav贸n, una de sus coordinadoras, menciona que, adem谩s de compartir la merienda, esos momentos serv铆an para realizar actividades y estar en contacto con los ni帽os y ni帽as. Esa parte, muy paulatinamente, est谩 siendo recuperada despu茅s de un a帽o y medio de haberla perdido. 

Las ollas populares son otra alternativa, y vivieron un auge durante el final del gobierno de Mauricio Macri y la llegada de la pandemia. La Asociaci贸n de Fomento 鈥淢anuel Belgrano鈥 de Floresta, ubicada en Tres Arroyos 3861, entrega 80 platos a trav茅s de estas ollas todos los viernes. Su organizaci贸n es autogestiva. 鈥淟a Ciudad no nos da bolsones, lo autogestionamos con vecinos, o con personas que se enteran por las redes sociales. No tenemos subsidios de nadie, todo es ad honorem鈥, revela Natalia Gatta, una de sus organizadoras. Por todo esto, el men煤 depende del alimento que sea donado, y en base a eso se va elaborando cada semana. 

鈥淓l trabajo social implica much铆simo esfuerzo. Lo hacemos a pulm贸n, rest谩ndole tiempo a nuestra familia y dedic谩ndolo a asistir a los vecinos que lo necesitan, con mucha alegr铆a y compromiso por ello鈥, indica Natalia, ejemplificando una realidad com煤n a las otras voces entrevistadas. Susana, de La Carbonilla, vincula su labor con la contenci贸n social que necesitan ante este cuadro muchos de quienes concurren al comedor. 鈥淣os pasa mucho que nos dicen: 鈥楬oy no se pudo conseguir una changa鈥. Entonces nosotros buscamos darles 谩nimo, decirles que ma帽ana van a tener mejor suerte, apoyarlos鈥, comenta. Cecilia, de Copitos, enfatiza el hecho de que, aun integrando el registro oficial de comedores de la Ciudad, realizan una tarea voluntaria y deben generar m谩s recursos. 鈥淎dem谩s del alimento, nos brindan un subsidio, pero alcanza solo para pagar la luz y el gas鈥, se帽ala.

Todos estos comedores coinciden en un aspecto: el n煤mero de personas que se acercaron a buscar alimento se increment贸 fuertemente en la pandemia. Y desde entonces, no se registra un retroceso considerable, lo que da cuenta de que la situaci贸n social est谩 lejos de mejorar.


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