Comunales | Día Nacional del Tango

Dos grandes unidos por Balvanera

Desde el 11 de diciembre de 1977, se conmemora en nuestro país el Día Nacional del Tango, en homenaje a Carlos Gardel (11-12-1890)- (24-06-1935) y Julio De Caro (11-12-1899)-(10-03-1980) que nacieron ese mismo día, en diferentes años. Este merecido homenaje al “Zorzal criollo” fue por iniciativa de Ben Molar, presidente de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), a través de la resolución que lleva el número 3.781. Otra coincidencia los unió. Su estrecho vínculo con Balvanera.
Buenos Aires, 15 de diciembre de 2020. Hace 130 años nacía Gardel en la Villa de Toulouse (Francia), en el Hospital Saint Joseph de La Grave. Hijo natural de Berthe Gardes, constatado a través del número de acta 191 y número de parto 237. Nadie podía aventurar entonces cuanto quedaría su nombre vinculado para siempre a Balvanera, en especial al rincón habitado por el Mercado del Abasto. 

Tenía 2 años cuando llegó a Buenos Aires con su madre y su arribo se produjo el 9 de marzo de 1893 a bordo de la nave “Don Pedro”. Durante su infancia y adolescencia, Gardel vivió en paupérrimas casas de inquilinato o conventillos, ubicados en el barrio de San Nicolás. Primero en Uruguay 162 y luego en Corrientes 1553. Con sus primeros ingresos como músico profesional en 1914 se mudó, siempre con su madre, a un departamento modesto en Corrientes 1714. 

De chico tuvo algunos trabajos, como relojero y acomodador en teatros; pero más le gustaba cantar en cafetines y algún cabaret hasta lograr cierto prestigio y llegar al mundo del disco en 1912, año en que grabó quince temas. Entre 1912 y 1935 realizó 957 grabaciones, que fueron 793 temas, destacándose “Mi  noche triste” (09-04-1917) como primer tango registrado en cinta. La última composición grabada fue “Madame Ivonne” (06-11-1933).

Sus humildes comienzos no le impidieron ser, a fuerza de talento y carisma, el más conocido representante del género en la historia del tango. Iniciador y máximo exponente del tango canción, fue uno de los intérpretes más importantes de la música popular mundial en la primera mitad del siglo veinte​ por la calidad de su voz, por la cantidad de discos vendidos (como cantante y como compositor), por sus numerosas películas relacionadas con el tango y por su repercusión mundial.

Siendo ya un adolescente, comenzó a frecuentar el barrio del Abasto, un barrio popular recién organizado alrededor del entonces nuevo mercado, abierto en 1893. Gardel fue invitado por un grupo de jóvenes (José "El Tanito" Oriente, Domingo "Daguita" Vito) a integrarse a la "barra" del café O´Rondeman, que estaba en Agüero y Humahuaca. El café era propiedad de los hermanos Traverso. Gardel comenzó a cantar semi profesionalmente en ese café y en el comité conservador de Anchorena 666. Años después, en 1927, se mudó con su madre a una casa que compró exactamente a la vuelta del comité, actual Casa Museo Carlos Gardel. 

Antes había vivido en otros lugares del barrio y solía frecuentar el Café de los Angelitos o cenar en El Tropezón. Más allá de eso, su cuna artística estuvo en aquel café del Abasto.

Julio de Caro

En cambio De Caro nació en Buenos Aires, precisamente en Bartolomé Mitre y Azcuénaga, la esquina de la Iglesia de Nuestra Señora de Balvanera, hoy más conocida por el santuario de San Expedito. Era el segundo de los doce hijos del matrimonio formado por Matilde Ricciardi Villari y José De Caro De Sica. Se habían casado en Buenos Aires, eran italianos y vinculados al arte: la madre había trabajado profesionalmente como cantante y el padre había estudiado música en Italia y trabajado en el conservatorio de la Scala de Milán.

Desde su infancia estuvo muy unido a su hermano Francisco, quien era poco menos de dos años mayor que él. Posteriormente la familia se mudó a la calle Bolívar y luego a San Telmo (actual Defensa) al 200, en el barrio del mismo nombre donde su padre instaló un conservatorio y un negocio de venta de partituras e instrumentos musicales al que concurrían muchos músicos, por lo cual los hermanos crecieron en contacto con el ambiente musical de la época. Estudió inicialmente en una escuela primaria del barrio y luego cuando su familia retornó al barrio de Balvanera mudándose a una casa en México y Catamarca siguió estudiando primero en el Colegio San José y luego en el Colegio Nacional Mariano Moreno cursando el secundario.

De formación musical clásica, bajo la rígida conducción de su padre, Julio De Caro primero se inició con el piano, para luego dedicarse al violín. En 1917 un grupo de amigos que acompañaba a Julio en el salón Palais de Glace se unieron para reclamarle que subiera al escenario, por lo que el requerido se vio compelido a ocupar en la orquesta de Firpo el lugar del violinista, quien le prestó su instrumento, para ejecutar un tango con ella, recibiendo al terminar las felicitaciones del director y de Eduardo Arolas que se encontraba presente. Días después Arolas, que en ese momento tenía un éxito clamoroso, visitó al padre de Julio para proponerle su incorporación a su orquesta y la respuesta fue negativa (el padre había resuelto que estudiara medicina) pero un poco más adelante Julio debutaba a los 18 años y sin conocimiento de su padre, en el conjunto del bandoneonista Ricardo Luis Brignolo reemplazando temporalmente al violinista titular.

Su paso a la música popular por antonomasia de Buenos Aires le imprimió un sello singular. Como compositor, los tangos de De Caro se mueven con un espectro más elegante de recursos armónicos y melódicos; lo mismo sucede en su faceta de arreglista y aun en la de intérprete. Esta apropiación por parte del tango de elementos pertenecientes a la música culta -o esta apropiación del tango por parte de compositores y estratos sociales que veneraban a la música europea- es uno de los hechos más aceptados en la historia del tango, al punto de hablarse de una "época decareana" y de considerar a Julio de Caro como uno de los músicos más importantes de nuestra música ciudadana.

Unidos por la fecha de nacimiento, consagrar esa jornada como el D{ia Nacional del Tango, es un justo homenaje a dos hombres que habitaron nuestro barrio.


Compartir nota en las redes sociales Enviar Imprimir

Dejanos tu comentario