Sociedad | Otro 12 de octubre

Asumiò Yrigoyen

Las primeras elecciones celebradas utilizando el sistema de voto secreto y obligatorio para todos los hombres mayores de 18 años, establecido por la Ley Sáenz Peña, consagrò el triunfo del caudillo de Balvanera y el acceso al poder político de la república de la Unión Cívica Popular, heredera del Revolución del Parque de 1890. Don Hipólito Yrigoyen daba comienzo el 12 de octubre de 1916 a la primera de sus dos Presidencias en un marco de fervor popular.
Buenos Aires, 20 de octubre de 2020. Ciento cuatro años atrás se inauguraba una nueva era de nuestra historia política de la mano del voto popular. El Congreso de la Nación se preparaba el 12 de octubre de 1916 para la Asamblea Legislativa de la asunción del primer Presidente elegido por el voto del pueblo, Dr. Hipólito Yrigoyen, que se realizó a las 14.00 en punto.

Para recordar lo que pasó aquella tarde de 1916, nada mejor que echar mano a lo escrito por Manuel Gálvez: "A las doce, los agentes de policía tienden cuerdas en las aceras para mantener libres las calzadas, y en algunos tramos las fuerzas del Ejército deben contener a la multitud. A pesar de que a esa hora ya no cabe una persona más en la avenida, siguen llegando olas humanas.

Las dos vastas plazas, la del Congreso y la de Mayo, están literalmente abarrotadas de gente. Imposible dar un paso ni moverse. Los canteros han desaparecido bajo los pies de la multitud. En cada árbol, en cada columna de alumbrado, se aglomeran los hombres en apretados racimos. Se amontona la gente en los balcones -no hay ni uno vacío ni a medio llenar-, en las cornisas, en las azoteas y en los techos de los automóviles ubicados en las calles transversales.

El juramento. En el Congreso, ante las dos cámaras, Hipólito Yrigoyen va a jurar. Viste protocolar: frac y galera alta. Toda la asistencia aplaude, inclusos sus enemigos. Seduce extrañamente aquel hombre sencillo, de exterior simpático, noble, bondadoso, que carece de empaque y solemnidad; que tiene un modesto origen y que, él solo entre los presidentes argentinos, ha sido elegido por el pueblo.

Hipólito Yrigoyen, presidente de la República, ha comenzado a descender por la teatral escalinata del Congreso. Espectáculo sensacional. Las cien mil personas que llenan la doble plaza del congreso, las azoteas, los balcones, prorrumpen en una enorme algarabía de vítores y aplausos. Las mujeres desde los balcones saludan con sus pañuelos. Hay lágrimas en muchos ojos.

Entre la emoción unánime y la frenética gritería, va bajando don Hipólito las escalinatas; es el nieto del fusilado de Concepción, el ex comisario de Balvanera, el desterrado del 93, el Apóstol de la Democracia. ­Nunca se ha visto entusiasmo igual en Buenos Aires!

La multitud parece enloquecida; y cuando el Presidente llega a la acera, sube a la carroza de gala. Hipólito Yrigoyen, va de pie, con el vicepresidente y los dos más altos jefes del Ejército y la Armada; saluda con la cabeza y con los brazos. Pero hay que partir, y la policía se dispone a abrir la calle. Yrigoyen hace un gesto con la mano y ordena que dejen libre a la multitud".

Vecino de Balvanera

Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen, fue el primer presidente argentino en ser elegido democráticamente, por medio del sufragio secreto y obligatorio masculino establecido por la Ley Sáenz Peña de 1912. Su primer mandato se inició en 1916, abriendo así el período histórico conocido como primeras presidencias radicales, hasta ser derrocado en 1930, el primero producto de una serie de golpes de Estado que se sucedieron hasta 1983, para impedir la consolidación de la democracia en Argentina.

Era sobrino de Leandro N. Alem, líder fundador de la Unión Cívica Radical, a quien admiró, pero también criticó fuertemente. Vecino  de Balvanera cursó sus primeros estudios en el Colegio San José de los padres bayoneses y más tarde en el Colegio de la América del Sur. Ingresó después en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, pero no consta que lograra recibirse con el título de abogado.

Fue comisario de policía del barrio de Balvanera y participó en la Revolución de 1874 encabezada por Bartolomé Mitre. Ejerció como docente y Domingo Sarmiento lo nombró presidente del Consejo Escolar de Balvanera. Fue elegido diputado provincial en dos ocasiones, para el período 1878 a 1880 y para el periodo de 1880 a 1882, esta última interrumpida por la federalización de Buenos Aires. Participó en las fallidas revoluciones de 1890 y 1893, contra el régimen roquista. Fue uno de los fundadores de la Unión Cívica en 1890 y la Unión Cívica Radical en 1893, bajo la conducción de Alem. Frente al fraude electoral sostuvo una política de abstención electoral y en 1905 lideró un tercer alzamiento armado que volvió a ser derrotado. En 1910 negoció con el presidente Roque Sáenz Peña la ley de sufragio secreto y obligatorio masculino, bajo cuyas reglas fue elegido presidente de la Nación en 1916.

Yrigoyen con Domingo Faustino Sarmiento y Victorino de la Plaza fueron los únicos presidentes que hasta ese momento habían surgido de las clases populares. Su presidencia puso fin a una hegemonía conservadora de más de 40 años y significó el acceso de la clase media al poder político. Fue también el primero en adoptar una línea nacionalista.

Sancionó reglamentaciones para proteger a los campesinos y creó cajas jubilatorias para empleados públicos. Dictó medidas para que la Argentina controlara sus transportes, yacimientos energéticos y su propia moneda. Reguló las tarifas de los ferrocarriles operados por capitales británicos, a la vez que se creaban líneas férreas estatales. En 1922 fundó Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), una empresa estatal destinada a explotar las riquezas petroleras del país. 

El estallido en 1918 del movimiento estudiantil de Reforma Universitaria fue apoyado por su gobierno, tomando una serie de medidas a favor de los reformistas. Pese a las iniciativas que favorecieron a sectores obreros y medios, su mandato se vio manchado por las mayores masacres obreras en la historia argentina: la Semana Trágica, la Masacre de La Forestal y la Patagonia rebelde, con miles de obreros asesinados por las fuerzas de seguridad a las cuales les impartió la orden de reprimir y grupos parapoliciales de extrema derecha entre cuyos dirigentes había miembros del partido gobernante, contra los cuales el gobierno no tomó medidas para detenerlos. En materia de política internacional, Yrigoyen mantuvo una posición neutral ante la Primera Guerra Mundial y, finalizada ésta, abogó por la igualdad entre naciones vencedoras y vencidas, a la vez que defendía el principio de no intervención.


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